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Francisco Lasso de la Vega y Córdoba

Biografía

Lasso de la Vega y Córdoba, Francisco. Granada, 29.IV.1662 – Trujillo (Cáceres), 14.VII.1738. Dominico (OP), predicador real, obispo de Ceuta y de Plasencia.

La familia era noble, pues los padres, Gabriel Lasso de la Vega y Córdoba, caballero del hábito de Santiago, natural de Madrid, y Francisca Fernández de Argote y Córdoba, oriunda de Córdoba, obtuvieron el título de condes de Puertollano en 1661. El abuelo paterno, Luis Lasso de la Vega, había sido caballero de Calatrava, así como mayordomo del cardenal infante Fernando, y su esposa, María de Liques y Merode, natural de Bruselas, fue dama de la archiduquesa Isabel Clara Eugenia. En lo que respecta a los abuelos maternos, Diego Fernando Fernández de Argote y Córdoba, caballero de Santiago, mayordomo de la reina madre Mariana de Austria y Consejero de Hacienda, y su mujer, María de Guzmán —ambos naturales de Córdoba—, eran señores de Cabriñana. Algunos miembros de la familia habían gozado corregimientos, siendo su padre mismo corregidor de la ciudad de Granada en el momento de su nacimiento, así como corregidor de Sanlúcar de Barrameda en 1684, mayordomo de la Reina hacia 1690, gobernador y capitán general de las Islas Canarias y consejero de Guerra, finalmente. Un sobrino de Francisco Lasso de la Vega, Gabriel, hijo de su hermano Luis Manuel, que había nacido en 1676, llegó a ser capitán del Regimiento de la Guardia de Infantería española, coronel de Infantería y caballero de Santiago en 1717. El proceso de encumbramiento social de la familia fue imparable, como lo demuestra el hecho de que el hijo de este sobrino Gabriel, llamado Luis Manuel, no sólo heredó el título de conde de Puertollano, sino que en 1737 fue duque del Arco, desempeñando además los cargos de gentilhombre de cámara, montero mayor y alcaide de los reales sitios de El Pardo, La Zarzuela y la Torre de la Parada.

Francisco Lasso de la Vega profesó en el convento de San Pablo de Sevilla de la Orden de Predicadores.

En septiembre de 1694, su padre, Gabriel Lasso, elevó un memorial al Rey en el que solicitaba la plaza de predicador de Su Majestad, haciendo constar la formación de su hijo para el cargo, basándose principalmente en su experiencia como predicador de su religión. El Rey consultó con el patriarca de las Indias sobre dicha pretensión y éste, después de recabar la información al respecto, dio su parecer favorable al Monarca. Siguiéndose posteriormente el proceso de información para establecer la limpieza de sangre del pretendiente, como era costumbre para ocupar este tipo de cargos de la real capilla, consiguió la plaza de predicador de Su Majestad en julio de 1695. En ese preciso momento ejercía las funciones de confesor y lector de Artes y Teología en el convento de Santo Domingo de la ciudad de Málaga. Alcanzó el grado de prior de la Orden de los dominicos hacia 1715.

El 5 de octubre de 1716 fue nombrado obispo de Ceuta, siendo consagrado en el mes de diciembre de ese año en la iglesia del convento de Santo Domingo de la ciudad de Guadix por el obispo de esta diócesis, Juan Montalbán Gómez, de la Orden de Predicadores, asistido por Rodrigo Marín Rubio, obispo de Jaén. Su labor pastoral fue relevante durante el asedio de la ciudad en 1720 por las tropas del rey de Marruecos, finalmente repelidas. Asimismo, concluyó la construcción de la iglesia de los Remedios, donde se colocó una imagen de Nuestra Señora del Consuelo.

El 28 de mayo de 1721 fue elevado a la silla obispal de Plasencia, tomando posesión el 4 de agosto de ese año. Durante su mandato en esta diócesis tuvo problemas con determinados canónigos, especialmente con Juan Ubaldo de Rozas, como consecuencia del nombramiento de Cristóbal de Cubas y Melo para el arcedianato de Béjar, lo que explica que, aun cuando reconstruyó el palacio obispal de Plasencia, residiera la mayor parte de su pontificado en la ciudad de Trujillo.

Aquí contribuyó a que se modificase el nombre del arrabal de Papalvas por el de Belén, dada su devoción a la Virgen de este nombre, y financió la construcción de su iglesia. Asimismo, erigió la ermita de Santa Ana en Trujillo y enfrente levantó un pósito para las necesidades de los pobres en épocas de malas cosechas. Además, costeó a sus expensas la conclusión de las obras de la iglesia de los dominicos de Trujillo, a la que dotó con un legado para su conservación y mantenimiento. En Plasencia, costeó la construcción de los retablos de la catedral, de la ermita de Nuestra Señora del Puerto, extramuros de la ciudad, y de la capilla de Nuestra Señora de la Salud.

En su testamento, fechado en el mes de julio de 1738, días antes de su fallecimiento, estableció que si falleciera en la ciudad de Trujillo, como así fue, su cadáver debería ser expuesto en las casas de su habitación revestido de ornamentos pontificales y sobre un tablado de poca altura, donde se celebrara el mayor número posible de misas. Deseó ser enterrado en la iglesia del convento de la Encarnación de los dominicos de Trujillo, en la sepultura que a este fin y a sus expensas tenía fabricada en dicha iglesia, a los pies de las gradas del altar mayor, pero transcurrido un cierto tiempo sus restos deberían ser trasladados al convento de San Pablo de la ciudad de Sevilla. Legó a su asistente sus hábitos y toda su ropa interior de religioso, así como una casa, 300 ducados y el importe del viaje a Sevilla, si así lo deseara, aparte de una fundación que había hecho a su favor sobre una parte de la dehesa de Pozuelo de Herederos. Al colegio de la Concepción de Trujillo de niñas huérfanas destinó 1.000 ducados para la erección de una iglesia en sustitución del pequeño oratorio de que disponía y dotó a cinco novicias para su ingreso en el convento de Santa Clara de Jaraicejo. Asimismo, ordenó que se distribuyan 2.000 ducados entre los pobres de la diócesis y otros 1.000 entre las parroquias del Obispado. A las catedrales de Plasencia y Ceuta legó sus alhajas pontificales (pectorales, anillos, mitras, báculos, etc.); a los capuchinos de Santa Ana y al colegio de San Miguel dejaba sus carruajes; y a los conventos dominicos de Sevilla y Guadix donó los libros que poseía.

 

Obras de ~: Alegación jurídica en defensa de la provisión que hizo [...] Francisco Lasso de la Vega y Córdoba, Obispo de Plasencia, del Arcedianato de Béjar [...] por muerte de Don Alfonso Martín Salgado, su último poseedor (en Don Cristóbal de Cubas y Melo, canónigo de ella) y puntual respuesta a los fundamentos que se han expuesto por Joseph García del Castillo y Flores: aserto provisto, apostólico en su papel impreso el día ocho de agosto de este año de 1733.

 

Fuentes y bibl.: Archivo General de Palacio, exps. personales, caja 7756/1.

F. A. López, “Los obispos de Ceuta”, en Mauritania, XIII (1940), págs. 377-378; M. López Sánchez-Mora, Episcopologio. Los obispos de Plasencia. Sus biografías, s. l., Los Santos de Maimona, 1980; V. Guitarte Izquierdo, Episcopologio español (1700-1867). Españoles obispos en España, América, Filipinas y otros países, Castellón de la Plana, Ayuntamiento, 1992.

 

Juan Carlos Saavedra Zapater