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Nuño Sánchez de Lara

Biografía

Sánchez de Lara, Nuño. Nuño Sanz, Nuño Sans. Conde de Rosellón y Cerdaña. Cataluña, c. 1200 – ?, 1247. Noble, caballero.

Noble catalán, hijo del infante Sancho de Aragón y de Sancha Núñez de Lara, también conocido como Nuño Sanz o Nuño Sans. Sus primeras referencias son algo confusas, debido a la existencia de otros personajes homónimos, pero se sabe que el hijo del infante mantuvo sus contactos con la familia materna. Quizás se crio en tierras castellano-leonesas, pues está documentado junto a sus parientes, los Lara, en 1208 y 1210, año, este último, en el que obtuvo una porción de las propiedades que Alfonso IX donó a sus tíos.

En 1212 participó en la Batalla de las Navas de Tolosa, donde fue armado caballero, y tras este evento militar, acudió a la Corte de Pedro II de Aragón, a quien acompañó en la campaña que tenía por objeto el sometimiento del conde de Toulouse; además, Pedro el Católico le hizo donación vitalicia de los condados del Rosellón y de Cerdaña, así como de las comarcas de Vallespir y Conflent. Fallecido el Rey en Muret, apoyó el acceso al trono de Jaime I y continuó la guerra contra Simón de Montfort, fidelidad que contrasta con la temporal rebeldía de su padre. Por entonces casó con Petronila, condesa de Bigorra y vizcondesa de Marsán, aunque este matrimonio tuvo que ser anulado por la consanguinidad existente entre los contrayentes.

Es probable que regresara a Castilla en 1216, justo cuando su tío Álvaro Núñez regentaba aquella Corte, pero no tardó en retornar a tierras catalano-aragonesas, pues consta que en noviembre de 1218 fue excomulgado por desobedecer las directrices pontificias y sitiar el castillo de Lurda.

En la década de 1220 intervino, junto a su padre, en varias actuaciones militares relacionadas con la política ultrapirenaica de la Monarquía aragonesa. Su voz era oída en la Corte, pues en 1222, junto a su padre y otros cortesanos, aconsejó al Monarca que perdonara las afrentas del vizconde de Cabrera. Por el contrario, se opuso al vizconde de Bearne, con el que tuvo algún que otro enfrentamiento, y en 1223 apoyó al Rey en su lucha contra aquél, aunque la captura del Soberano obligó a Nuño Sánchez, Pedro Fernández de Azagra y otros partidarios del Monarca a buscar la reconciliación. Pronto se reanudaron los conflictos, en este caso por cuenta del infante Fernando, aunque al final se logró la paz.

Nuño Sánchez se hizo cargo de los señoríos paternos al fallecer su progenitor y en octubre de 1226 obtuvo de Luis VIII de Francia los vizcondados de Fenollet y Perapertusa. A cambio, lo ayudó a luchar contra los albigenses e intervino en la concordia firmada con Roger Bernard, conde de Foix, en 1233. Entre tanto, decretó treguas en sus dominios para facilitar las conquistas de Valencia y Mallorca. Llegó a participar en esta empresa y, entre otras acciones, se entrevistó con el Rey musulmán de Mallorca con la intención de pactar su rendición. No sorprende, por tanto, que a la postre recibiera propiedades en la isla, que acabaron donadas a la Orden del Císter.

Como miembro de la comisión encargada de las directrices del reparto general de Mallorca luchó por establecer un sistema que asegurara la mayor autonomía a los estados señoriales, tanto en Mallorca como en Ibiza-Formentera. El sistema adoptado de grandes porciones señoriales le permitió hacerse con un patrimonio rústico de más de 17.000 hectáreas y un patrimonio urbano consistente en trescientas treinta y ocho casas, ochenta tiendas y seis hornos en Mallorca; en Ibiza y Formentera su patrimonio rústico se elevó a 21.000 hectáreas, además de un tercio de las casas de la capital de esta isla. Inmediatamente procedió a organizar sus señoríos insulares, con un lugarteniente llamado fray Pedro de Agen, asesorado por el caballero Alamán de Sádaba y el judío Astruc y un batlle (juez), Arnau de Girona; en Ibiza tuvo destacado a un procurador llamado Arnau Safont. Aproximadamente un cuarenta por ciento de su señorío en Mallorca fue entregado a caballeros y el resto a pobladores particulares e instituciones eclesiásticas y asistenciales. Nuño dotó con una décima parte de sus bienes a la Iglesia de Mallorca y adscribió importantes bienes a fundaciones como el Monasterio Cisterciense de La Real y el Hospital de San Andrés.

Al magnate y al infante Pedro de Portugal se les ofreció, además, las islas vecinas de Ibiza y Formentera, feudos que conservarían si las conquistaban en el plazo de dos años. Así lo hizo Nuño, aunque al poco se desavino con el Monarca. Reclamó la posesión en perpetuidad de los condados de Cerdaña y Conflent, la ciudad de Carcasona y los señoríos de Bergadán, Trencavel y Narbona, con la excusa de lo estipulado en el testamento de Ramón Berenguer IV. Además, le reprochó ciertos asuntos relacionados con el condado de Rosellón y reclamó el señorío de Aymillán y el condado de Provenza. Ambas partes decidieron someterse al arbitraje de terceros el 5 de mayo de 1235, Gillén de Cervera de parte regia y Lope Díaz de Haro II en representación del noble, quien selló su alianza al entregarle una de sus hijas en matrimonio. Al final, el Monarca accedió a satisfacer sus reclamaciones, pues, al no haber herederos, todo revertiría a la Corona a la muerte del magnate.

Las negociaciones surtieron efecto, pues en 1236 se hallaba presente en las Cortes de Monzón y en 1241 se puede constatar su dominio de Rosellón, Cerdaña, Conflent y Vallespir. Aún conservaba, entre tanto, cierto patrimonio en el Reino castellano, vendido a Elo Álvarez a excepción de lo que poseían en Tamariz, Cuenca de Campos y Zorita. No tardó en deshacerse de parte de lo que le quedaba, pues otorgó sus propiedades en Zorita al Monasterio de Santa María de Perales, de patronazgo familiar.

Cuando falleció, en 1247, no tenía herederos, pese a haber desposado en tres ocasiones: la primera con Petronila de Bigorra, la segunda con una hija de Lope Díaz de Haro II y la tercera con Catalina, dama de origen castellano y genealogía incierta, al parecer descendiente de Alfonso VII. A su fallecimiento, sus bienes en Mallorca e Ibiza-Formentera fueron vendidos por sus albaceas al patrimonio real.

 

Bibl.: L. de Salazar y Castro, Historia genealógica de la Casa de Lara, Madrid, Imprenta Real, 1696 (ed. facs., Bilbao, Wilsen, 1988); F. Miquel Rosell (ed.), Liber Feudorum Maior. Cartulario real que se conserva en el Archivo de la Corona de Aragón, Barcelona, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Estudios Medievales de Barcelona, 1945; B. Desclot, Crónica de Jaime I, ed. de M. Coll i Alentorn, Barcelona, Barcino, 1949; J. González González, El reino de Castilla en la época de Alfonso VIII, Madrid, Escuela de Estudios Medievales, 1960; J. Zurita, Anales de la Corona de Aragón, ed. de A. Canellas López, Zaragoza, Institución Fernando el Católico, 1969-1970; S. Sobrequés i Vidal, Els barons de Catalunya, Barcelona, Vicens Vives, 1970; Les quatre grans cròniques (Jaume I, Bernat Desclot, Ramon Muntaner, Pere III), rev., pról. y notas de F. Soldevila, Barcelona, Selecta, 1971; A. Huici Miranda y M. D. Cabanes Pecourt (eds.), Documentos de Jaime I de Aragón, Valencia, Anubar, 1976; J. González González, Reinado y Diplomas de Fernando III, Córdoba, Monte de Piedad y Caja de Ahorros, Obra Cultural, 1980-1986; P. Cateura Bennásser, “Mallorca y la política patrimonial de la monarquía (siglo XIII-primera mitad siglo XIV), en Estudis Baleàrics, 6 (1982), págs. 79-130; A. Mut y G. Roselló, La remembrança de Nunyo Sanç, Palma de Mallorca, Conselleria de Cultura, Educació i Esports, 1993; P. Cateura Bennásser, Mallorca en el segle XIII, Palma de Mallorca, El Tall, 1997; A. Sánchez de Mora, La nobleza castellana en la Plena Edad Media: El linaje de Lara, tesis doctoral, Sevilla, Universidad, 2006.

 

Antonio Sánchez de Mora