Lara, María de. Condesa de Étampes y de Alençon. ?, c. 1319 – 13.III.1375. Condesa, dama.
Ricahembra castellana, hija de Fernando Fernández de la Cerda y Juana Núñez de Lara, nieta, por tanto, del infante Fernando de la Cerda, conocida en Francia como María de España. Según relata Zurita, María se crió junto a la Casa Real francesa y en un primer momento se pretendió que casara con el duque de Atenas, acuerdo con la Corte aragonesa que estaba vinculado a otro enlace entre Carlos de Evreux y la infanta Violante. Fallido este último compromiso, se rompió el de María, que acabó desposando en abril de 1335 con Carlos de Evreux, a la sazón conde de Étampes, nieto de Felipe III de Francia y hermano del rey consorte de Navarra. Según estos datos, su madre, del poderoso linaje de los Lara, accedió a que se criase junto a la familia paterna, aunque ni a ella ni a su hijo Juan Núñez de Lara III se les debieron escapar las ventajas de revitalizar sus contactos con aquella Corte, estando como estaban inmersos en continuas intrigas políticas.
La muerte de su marido la dejó viuda en agosto de 1336, aunque los intereses de sus parientes y el futuro de sus hijos aconsejaron un nuevo matrimonio.
De ahí que desposara en diciembre de este mismo año con Carlos de Valois, hermano de Felipe IV de Francia y sobrino de Jaime II de Aragón, conde de Alençon y Perche. Retomó así la vida marital, aunque su esposo falleció a los diez años, dejándola a cargo de varios hijos y extensos dominios.
Resalta su escaso contacto con la familia castellana, donde su hermano Juan Núñez de Lara III, apoyado por su madre, había protagonizado varias conjuras durante la década de 1330, en parte motivadas por su deseo de que se le reconociera el control del señorío vizcaíno como esposo de María de Haro y padre de su descendencia. La situación cambió, empero, en los años sesenta, pues, desaparecido Lara y sus hijos, María era su pariente más directo. Así lo reconoció el marido de su sobrina Juana Manuel, el futuro Enrique II, y quizás fue entonces cuando María se hizo ilusiones de heredar Vizcaya y los dominios de los Lara, aunque debió pesar sobremanera el rédito político de mediar en el conflicto sucesorio que se avecinaba en Castilla. De momento nada se hizo y, una vez accedió al trono, Enrique se olvidó de aquel ofrecimiento y reclamó para su descendencia la herencia de los Lara y los Haro. No contó con María, quien en 1373 envió a un caballero en su nombre para defender sus derechos, aunque al final parece que no fueron oídas sus argumentaciones.
De su primer marido tuvo a Luis y Juan; y de su segundo esposo, a Carlos, Felipe, Pedro y Roberto. Los dos primeros se hicieron cargo de sus dominios paternos; Carlos obtuvo la sede metropolitana de Lyon y Felipe llegó a ser arzobispo de Rouen y cardenal romano. Fue Pedro quien sucedió en el condado de Alençon, mientras que el último de ellos obtuvo el condado de Perche.
Bibl.: L. de Salazar y Castro, Historia Genealógica de la Casa de Lara, Madrid, Imprenta Real por Mateos de Llanos y Guzmán, 1696; Crónicas de los reyes de Castilla, ed. de C. Rosell, Madrid, M. Rivadeneyra, 1875 (Biblioteca de Autores Españoles, 68); Crónica General de 1344, ed. de L. F. Lindley Cintra, Lisboa, Academia Portuguesa, 1950-1990; J. Z urita, Anales de la Corona de Aragón, ed. de A. Ubieto Arteta y M. D. Pérez Soler, Valencia, 1967 (ed. de A. Canellas López, Zaragoza, 1970); S. de Moxó y Ortiz de Villajos, “La sociedad política castellana en la época de Alfonso XI”, en Cuadernos de Historia de España, 6 (1975), págs. 187-326; F. Autran, Charles V, le Sage, Paris, Fayard, 1994; P. López de Ayala, Crónica del rey don Pedro y del rey don Enrique, su hermano, hijos del rey don Alfonso Onceno, ed. de G. Oruna, Buenos Aires, Secrit, 1994-1997; C. Estepa Díez, “Doña Juana Núñez y el señorío de los Lara”, en E-Spania, revue électronique d’études hispaniques médiévales, 1 (Paris, Université de la Sorbonne, 2006).
Antonio Sánchez de Mora