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Miguel Juan Marqués

Biografía

Marqués, Miguel Juan. ?, p. s. XVII – s. m. s. XVII. Maestro de capilla y compositor.

En la documentación conservada sobre este compositor se le nombra con frecuencia como Miguel Marqués y en ocasiones se le ha confundido con el maestro coetáneo de Montserrat Juan Marqués (1582-1658), lo cual ha dado como resultado una mayor diferenciación en la obra musical de ambos autores, cuyo estudio está aún por realizar. La identidad de ambos autores es compleja, porque a mediados del siglo xvii estuvo activo en la catedral de Seo de Urgel un maestro llamado Pablo Marqués. Si a ello se añade que existen obras firmadas escuetamente por “Marqués”, puede comprenderse la dificultad de identificación.

Partiendo de los datos conocidos, Antonio Ezquerro afirma como probable que la primera formación musical de Miguel Juan Marqués la recibiera en la colegiata del Santo Sepulcro de Calatayud (Zaragoza), posiblemente con el entonces maestro, primero de la colegiata de Santa María bilbilitana y más tarde de la del Sepulcro, Urbán de Vargas. También entra dentro de lo plausible que siguiera los pasos de su maestro Vargas, quien pudo haberlo recomendado como sustituto de las plazas que él mismo iba abandonando: así por ejemplo, entre 1641 y 1645 Marqués asumió el magisterio de la colegiata de Daroca (Zaragoza); al poco tiempo de tomar posesión reconoció la música inventariada en el archivo de la colegiata de Daroca.

Su hermano Pedro fue aceptado el 21 de mayo de 1642 en calidad de infante. Aunque en noviembre de 1644 estuvo admitido en la catedral de Teruel, no parece que tomara posesión del cargo, pues continuó en Daroca hasta que el 1 de julio de 1645 se despidió del Cabildo darocense, por estar “admitido para serio en la iglesia colegial del Sepulcro de Calatayud”. De su etapa como maestro de Daroca se ha conservado en la biblioteca del monasterio de El Escorial una misa a diez voces, en cuya portada se puede leer lo siguiente: “Se escribieron estos cuadernos en el lugar de Vañón de la comunidad de Daroca el mes de noviembre del año 1661. De mano de Joseph Franco y López, notario”, con una indicación final: “A devoción del señor Pablo Bruna”.

Al frente de la capilla musical de la colegiata del Santo Sepulcro de Calatayud volvía a suceder a su antiguo maestro, Urbán de Vargas, justo cuando éste se trasladó al Pilar de Zaragoza. Mientras tanto, su hermano Pedro fue admitido como tenor el 27 de octubre de 1649, en la iglesia metropolitana de la Seo de Zaragoza. Antonio Ezquerro apunta la tesis que probablemente gracias a la estancia en Zaragoza de su hermano así como a la partida de Vargas desde el Pilar como maestro a Valencia, “quienes acaso gestionaran la llegada de Miguel Juan, éste es admitido como maestro de capilla del Pilar de Zaragoza, seguramente en 1653 —aunque con certeza desde 1656—, sucediendo a su anterior maestro Vargas”.

En Zaragoza permaneció hasta 1661, año en que se pierde su trayectoria. Tal como pone de manifiesto la documentación publicada por Ezquerro, debido a su buen quehacer musical, las autoridades del Pilar le recompensaron en diversas ocasiones “por el cuidado en que trabajaba”. El 12 de enero de 1657, tal como consta en un acta capitular, se determinó que se mudase a una casa que había dejado un capitular “para la conveniencia de los infantes y para que pudiese cuidar mejor de ellos”. El 13 de abril de 1657 Marqués y el organista del Pilar (según Ezquerro, se trataría de Lucero Clavería) propusieron al Cabildo que el órgano “tenía necesidad de limpiarse y alzarse medio punto, que importaba para la consonancia de los instrumentos”, señalando que aquello costaría 150 libras jaquesas, “pero que se las había de dar al templador un hombre que le asistiese a moverle los fuelles”; el 30 de junio de 1657 se confirma que el maestro organero Jusepe Selma había dejado “limpio y acordado” el órgano grande del coro, y con la conformidad de Marqués y del organista se subió casi “un punto” [un tono], “siendo verdad que en el Cabildo del 13 de abril no se había resuelto sino que se subiese medio punto sólo, pero pareciendo que aún quedaba bajo, se determinó el maestro del órgano (Selma) el subirlo casi hasta un punto”. Ezquerro destaca las llamadas de atención del Cabildo a Marqués a causa del comportamiento de los infantes, como ocurre el 9 de septiembre de 1657, cuando se acordó “darle a entender al maestro que era necesario poner más cuidado con los infantes [...] y lo mismo a los capellanes de la Santa Capilla, para que no les permitiese jugar” y que se ajustasen “las diferencias que los cantores tenían con el maestro para que cada uno cumpliese con su obligación”.

Aunque se desconoce la fecha de su fallecimiento, debió de tener lugar antes del 1 de agosto de 1661, cuando se encargó a otra persona en Zaragoza impartir lecciones de música a los infantes.

Lozano se refiere a Marqués como “profesor, también zaragozano, de quien tiene el archivo del Pilar unas setenta obras, en su mayor parte villancicos y motetes”, señalando asimismo que en el archivo zaragozano “se conservan muchas y notables producciones”.

La mayor parte de las obras conservadas en Zaragoza aparecen como pertenecientes a “Miguel Marqués”, a quien Miguel Querol cataloga como uno de los principales músicos españoles del siglo XVII “que han escrito obras policorales sobre textos litúrgicos y villancicos religiosos”: incluso llegó a componer obras a 15 voces, como en su villancico Pues que pastores y reyes. Según Ezquerro “compuso villancicos para siestas, negros, y para la imposición del velo a religiosas, entre otros. Su villancico de Reyes de 1654 Óiganme que parece cuento el que les quiero contar, con coplas “Érase un rey que tenía un hijo”, parece, a juzgar por el texto y la festividad para la que iba destinado, que podría haber sido representado. Por otro lado, en el villancico de Reyes de Marqués titulado Tonadillas alegres a mi voz salid, de 1659, fecha bastante temprana, aparece ya el término “tonadilla” y en su villancico a los Corporales de Daroca Plaza hágase luego aparece como nota curiosa e importante una melodía que recuerda ya claramente ciertos giros populares de Aragón, aires populares que se identifican con la jota”. Interesante es su villancico de Reyes Terremotos (1656) pues alude al Canto de la Sibila, el cual ha asimilado las nuevas formas barrocas, de tal manera que es presentado como un villancico, constituyendo una de las primeras manifestaciones del oratorio en España.

 

Obras de ~: Villancicos: Pues que pastores y reyes; Óiganme que parece cuento el que les quiero contar, 1654; Reyes Terremotos, 1656; Tonadillas alegres a mi voz salid, 1659; Plaza hágase luego.

 

Bibl.: A. Lozano González, La música popular, religiosa y dramática en Zaragoza desde el siglo xvi hasta nuestros días, Zaragoza, Tipografía de J. Sanz y Navarro, 1895; F. Pedrell, Catalech de la Biblioteca Musical de la Diputació de Barcelona, Barcelona, Diputación, 1908-1909; L. de la Torre Trujillo, “El archivo de música de la catedral de Las Palmas”, en El Museo Canario (1964); J. Climent, “La música en Valencia durante el siglo XVII”, en Anuario Musical, XXI (1966), págs. 211-241; M. Querol Gavaldá, “El archivo de música de la colegial de Jerez de la Frontera”, en Anuario Musical, XXX (1975), págs. 167-180; S. Rubio, Catálogo del archivo de música del monasterio de San Lorenzo el Real de El Escorial, Cuenca, Instituto de Música Religiosa, 1976; P. Calahorra Martínez, Historia de la música en Aragón (siglos XVI-XVII), Zaragoza, Librería General, 1977; P. Calahorra Martínez, Música en Zaragoza (siglos XVI-XVII). 2. Polifonistas y ministriles, Zaragoza, Institución Fernando el Católico, 1978; C. Beltrán Jiménez, “Alquézar (Música)”, en VV. AA., Gran enciclopedia aragonesa, I, Zaragoza, Unali, 1980; P. Calahorra Martínez “Daroca (Música)”, en VV. AA., Gran enciclopedia aragonesa, IV, Zaragoza, Unali, 1980; P. Calahorra Martínez, “Dos inventarios de los siglos xvi y xvii en la colegial de Daroca y dos pequeñas crónicas darocenses”, en Revista de Musicología, III, 1-2 (1980); M. Querol Gavaldá, Música barroca española. II. Polifonía policoral litúrgica, Barcelona, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1982; M. Pérez, Diccionario de la música y los músicos, Madrid, Istmo, 1985; J. V. González Valle, J. Luis Gimeno y M. A. Cosculluela, “Regesta de noticias referentes a la música en las actas capitulares del Pilar de Zaragoza (1656- 1676)”, en Aragonia Sacra, 1 (1986); F. Bonastre, Historia de Joseph. Oratori de Lluís Vicente Gargallo (ca. 1636-1682), Barcelona, Diputación, 1986; F. Bonastre, “Aquí de la fe, oratori de Luís Vicente Gargallo (ca. 1636-1682)”, en Revista de Musicología, 1986-1987; J. López-Calo, La música en la catedral de Segovia. Catálogo del archivo de música, Segovia, Diputación, 1989; M. C. Catalán Algás, M. I. Pascual Cebrián y M. J. Ruber Capilla, Libros de acuerdos y resoluciones del Cabildo de la colegiata de Daroca (Zaragoza) (1529-1852), Zaragoza, Diputación, 1990; A. Ezquerro y L. A. González Marín, “Catálogo del fondo documental del siglo xvii del Archivo Musical de las Catedrales de Zaragoza (Zac)”, en Anuario Musical, XLVI (1991), págs. 127-171; L. A. González Marín, “El teatro musical español del siglo xvii y sus posibilidades de restauración”, en Anuario Musical, XLVIII (1993), págs. 63-101; A. Ezquerro, “Marqués, Miguel Juan”, en E. Casares Rodicio (dir. y coord.), Diccionario de la Música Española e Hispanoamericana, vol. VII, Madrid, SGAE, 2001, pág. 201 (catálogo de obras completo).

 

Paulino Capdepón Verdú

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