Barco de Ávila, García del. Maestro de Ávila. El Barco de Ávila (Ávila), p. m. s. XV – ¿Ávila?, f. s. XV. Pintor.
Nacido, probablemente, en El Barco de Ávila, en la primera mitad del siglo xv, García del Barco debe ser considerado uno de los primeros artistas hispanos que incorporan la técnica del óleo y la estética flamenca al panorama pictórico abulense de finales del siglo xv y, sin duda, como señaló Gómez Moreno en 1927, uno de los artistas más cercanos a los modelos de Van der Weyden, Hans Memling y Robert Campin, sobre todo en lo tocante a la acentuada y expresiva caracterización de los personajes (con anchas facciones en los rostros y acusados pómulos), al diestro dibujo de los escorzos (con magníficos fondos de paisaje), al tratamiento obsesivo en los pliegues de las telas (muy almidonadas y pesadas) y a su técnica preciosista y depurada.
Está documentado que García del Barco era vecino de la ciudad de Ávila a finales del siglo XV, pero el gentilicio con el que se le cita en algunos documentos notariales hace pensar que la fórmula “del Barco de Ávila” sea indicativa de su lugar de nacimiento o, cuando menos, de su estrecha vinculación con dicha localidad.
En un primer momento, ignorándose su verdadera identidad, la historiografía tradicional le aplicó un nombre de laboratorio: Maestro de Ávila, y así aparece recogido en la mayor parte de las publicaciones que se han escrito hasta la fecha, reconociéndose, en todas ellas, la excepcional calidad de sus obras, que se encuentran entre lo más temprano y destacable de la pintura abulense del siglo XV. En 1928 Elías Tormo identificó la anónima personalidad del Maestro de Ávila con García del Barco, siguiendo una serie de noticias dadas a conocer por Ceán Bermúdez en 1800, que sitúan a este pintor, entre los años 1476 y 1477, trabajando en el castillo de Valdecorneja, la residencia palaciega que los duques de Alba tenían en El Barco de Ávila. El 15 de octubre de 1476, García del Barco firmó en Piedrahíta un contrato ante Rodrigo Alcocer, secretario del duque de Alba, por el que se comprometía, formando equipo con Juan Rodríguez, que era vecino de Béjar y tenía su mismo oficio, a pintar, por treinta maravedís, al temple de huevo, el alfarje de madera “a la morisca” que cubría los salones de aquella residencia, los corredores y las alas del castillo. Una parte de este alfarje se salvó en algún momento del siglo XIX cuando, transformado el antiguo castillo en cementerio municipal, algunas de estas maderas pintadas fueron trasladadas a la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción de El Barco de Ávila para reforzar el coro alto, lugar donde, aún hoy, pueden verse. Se ha de advertir, no obstante, que algunos investigadores no aceptan la identificación del Maestro de Ávila con García del Barco y sólo la admiten como hipótesis verosímil.
Recientemente, Ruiz Ayúcar ha documentado que, entre 1465 y 1468, García del Barco trabajó en equipo con otros pintores, como Sansón Florentino y fray Pedro de Salamanca, ejecutando diversos trabajos al servicio del obispo de Ávila; entre los que se han de destacar las pinturas murales que ornamentaban el claustro de la catedral (totalmente desaparecidas), que debían de tener un carácter esencialmente decorativo. También son suyos, en la catedral de Ávila, el retablo de San Ildefonso, contratado en 1466, y un retablo dedicado a San Andrés, obra de García del Barco y fray Pedro de Salamanca, fechado en 1468. A estas fechas deben corresponder también las tablas del retablo de Santa Ana de la catedral de Ávila, que, en opinión de Azcárate, deben ponerse en relación con cierta influencia de los hermanos Delli. Otra obra suya de gran interés es el retablo de San Martín, en Bonilla de la Sierra, ciudad en la que el obispo de Ávila tenía una de sus residencias de verano. De las cuatro tablas que componen el retablo tal y como ha llegado a nuestros días (en el siglo xv debió de tener más tablas), dos son de García del Barco: San Martín donando su capa a un pobre y San Martín socorriendo a los mendigos, mientras que las otras dos son del llamado Maestro de Bonilla, que algunos identifican con fray Pedro de Salamanca.
Entre 1460 y 1480, García del Barco pintó un retablo dedicado a la vida de la Virgen para la iglesia de la Asunción de El Barco de Ávila, del que sólo se conservan tres tablas: el Abrazo de San Joaquín y Santa Ana ante la Puerta Dorada, Jesús entre los doctores del Templo y la Dormición de la Virgen. Durante muchos años estas tablas habían estado colocadas, a la manera de respaldos, en la sillería del coro (así las vieron Gómez Moreno y Elías Tormo a principios del siglo XX), pero es probable que, en el siglo XV, formaran parte del primitivo retablo mayor, que fue suplantado por el actual del siglo XVII. El hecho de que las tablas hayan estado en la sillería del coro durante más de doscientos años ha provocado que sufrieran graves deterioros. En la actualidad, después de ser cuidadosamente restauradas, se guardan en el Museo de Arte Sacro de El Barco de Ávila.
Hacia 1480 corresponden dos tablas que formaron parte de un único retablo que se debió de pintar para la iglesia de San Vicente de Ávila. Una de ellas se conserva en la propia iglesia de San Vicente y representa un Abrazo de San Joaquín y Santa Ana ante la puerta Dorada, que muestra notable similitud con la citada tabla del museo parroquial de El Barco, mientras que la otra tabla, una Adoración del los Reyes Magos, se guarda en el Toledo Museum Art en Ohio (Estados Unidos).
En fecha inmediatamente posterior a las tablas del Museo de El Barco Ávila se debe datar la ejecución del Tríptico de la Natividad, que, procedente del convento de la Concepción de Ávila, se conserva actualmente en el Museo Lázaro Galdiano de Madrid y es, a juicio de los críticos, la obra de mayor calidad y finura dentro de toda la producción de García del Barco. Cuando está cerrado, las tablas muestran el tema de la Anunciación en grisalla, con un dibujo fino y delicado. Cuando está abierto, en el centro se representa la Natividad de Cristo, a la izquierda la Anunciación a los pastores y, a la derecha, los Magos de oriente camino de Belén.
Son igualmente obras salidas del pincel de García del Barco, en la etapa final de su producción para la catedral de Ávila, el retablo de Nuestra Señora de la Gracia y el de San Pedro, así como el Tríptico de la Natividad con Santo Domingo y Santo Tomás, que se guarda en el Museo de Vitoria.
Afinidades estilísticas y estéticas acercan la obra del Maestro de Ávila a la obra del Maestro de San Ildefonso. También se ha podido precisar que, al menos desde 1473, colaboró de alguna manera con Fernando Gallego o era pintor de su entera confianza, pues, en aquella fecha, Fernando Gallego contrata seis retablos con destino a Soria y García del Barco, junto a fray Pedro de Salamanca, es quien señala los precios. La obra de García del Barco comparte con el estilo de Fernando Gallego las caras muy expresivas, anchas y de facciones abultadas, así como telas tubulares muy rígidas, almidonadas y pesadas. Recientemente, por razones formales y estilísticas, se le ha atribuido al Maestro de Ávila la tabla de la Crucifixión, que se conserva en el Museo del Prado y se venía diciendo obra de Fernando Gallego, poniéndola en relación con el anónimo maestro toledano de la Sisla, de quien, en el mismo Museo del Prado, se conservan seis tablas de la vida de la Virgen.
García del Barco debió de morir en Ávila, ciudad en la que estaba avecindado, a finales del siglo XV, pues no existen obras suyas que rebasen la cronología de 1490.
Obras de ~: pinturas murales del claustro de la catedral de Ávila, c. 1465 (desapar.); retablo de San Ildefonso, catedral de Ávila, 1466; retablo de San Andrés, catedral de Ávila, 1468; retablo de Santa Ana, catedral de Ávila, c. 1460-1470; San Martín donando su capa a un pobre y San Martín socorriendo a los mendigos, c. 1470; Alfarge a la morisca, castillo de Valdecorneja, 1476; tres tablas de un retablo mariano, El Barco de Ávila (Ávila), c. 1470-1480; dos tablas de un retablo de la iglesia de San Vicente de Ávila, Abrazo ante la Puerta Dorada, Adoración de los Reyes Magos, c. 1480; Tríptico de la Natividad, c. 1480; retablo de Nuestra Señora de la Gracia, catedral de Ávila, c. 1480; retablo de San Pedro, catedral de Ávila, y tríptico de la Natividad con Santo Domingo y Santo Tomás, c. 1480; Crucifixión, Museo del Prado, s. f.; retablo de San Martín, Bonilla de la Sierra (Ávila), s. f.; Abrazo de San Joaquín y Santa Ana ante la Puerta Dorada, Jesús entre los doctores, Dormición de la Virgen, s. f.
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Herbert González Zymla