Soler y Cases, Tadeo. Lérida, c. 1760 – Madrid, 24.II.1825. Magistrado, consejero de Castilla.
Hijo de José Soler y Ramona Cases, nació en Lérida hacia 1760 aunque se desconoce la fecha exacta. Comenzó a servir en la carrera de la toga en 1791 con el desempeño de una alcaldía del Crimen de la Chancillería de Granada. Diez años después, asciendió a oidor de ella. En 1810 presta juramento de fidelidad a José Bonaparte. Ello no fue obstáculo para que el 3 de junio de 1814 accediera a la sala de alcaldes de Casa y Corte. En la mañana del 20 de julio del mismo año, el Rey visitó inesperadamente las Salas y cárceles de la Real Casa y Corte. Fernando VII conferenció con sus magistrados sobre el modo de proteger a las personas honradas contra las acechanzas de los delincuentes, de cómo aliviar la suerte de estos últimos, proporcionando los medios de activar sus causas, trató también de las necesidades de los presos; además se ocupó del examen de algunas causas e indultó a varios reos. Los ministros que componían la Sala plena, entre ellos Soler, acordaron dirigir un escrito, que sería publicado en el suplemento a la Gaceta de Madrid del jueves 21 de julio, en el que expresaban las gracias de tan honrosa visita.
El 27 de noviembre de 1814, junto con el también alcalde de Casa y Corte Joaquín Sisternes y en representación de la ciudad de Lérida acudieron a cumplimentar al Rey por su retorno al trono. Soler pronunció un breve discurso en el que destacó cómo Lérida concibió el atrevido proyecto de oponer con fuerzas inferiores valerosa resistencia a las «crueles legiones del criminal de Córcega», venciéndolas; además expresó que la propia Lérida era digna de ser contada entre las ciudades que más se distinguían por el deseo de la prosperidad de la nación, por la lealtad al Rey y por el respeto a la religión. Nuevamente, el 6 de mayo de 1816, mientras representaba a la ciudad de Lérida, fue recibido por el monarca, junto con Francisco Xavier Fulgosio, segundo teniente de reales guardias valonas, e Ignacio de Bufala, guardia de la real persona, para felicitarle por su concertado enlace con la infanta María Isabel de Braganza. Y esos tres personajes visitarían personalmente a Fernando VII el 21 de octubre, para felicitarlo por su matrimonio, y nuevamente el 19 de septiembre del año siguiente, para darle la enhorabuena por el alumbramiento de la Reina.
Una Real Orden despachada el 25 de enero de 1815 declaró que Soler, como decano de la Sala de Alcaldes, ejerciera el juzgado de caza y pesca y su veda. Siendo juez de la testamentaria de Francisco Cabarrús, conde de este título, dictó una providencia el primero de abril de 1818 por la que convocaba a junta general de acreedores para el domingo 26 del mismo, a las nueve en punto de la mañana, en su posada, calle de Fuencarral, pasada la casa de Astrearena.
En 1816, el 25 de septiembre, obtiene los honores de ministro del Consejo de Castilla. El 11 de julio de 1817 pedía una plaza en este Consejo, vacante por muerte de Nicolás María de Sierra. Consejero de Castilla, nombrado por decreto de 4 de julio de 1818 para ocupar la plaza vacante del Consejo de Castilla por fallecimiento de Tadeo Segundo Gómez. El 14 del mismo se expide su título de nombramiento y jura la plaza cuatro días después.
El día 9 de marzo de 1820, Fernando VII jura la Constitución de 1812 ante la denominada Junta Provisional, compuesta de personas de confianza del pueblo.
Un decreto despachado tres días después suprime los Consejos y restablece el Supremo Tribunal de Justicia, Soler pasó a tener la condición de cesante. El 28 de abril solicita permiso al Rey para poder acompañar a su mujer a Fuencarral por dos meses, con el objeto de que ella restablezca su salud. El 10 de mayo se le concede el permiso pedido. El 2 de diciembre presenta a la sección de tesorería general su título de consejero de Castilla para su clasificación. De conformidad al decreto de las Cortes de 3 septiembre del mismo año se le asignó la cantidad de treinta mil reales anuales como cesante, igual que a todos los exministros de los consejos suprimidos.
El leridano había contraído matrimonio en primeras nupcias con Sabina Palandarias y tuvieron una hija, Rosa; y en segundas con Francisca Borja de Cerrajería, con la que tuvo dos hijos que fallecieron durante la Guerra de la Independencia, en la acción de Almonacid. Soler y Cases fue enterrado en el cementerio de la parroquia de San Martín de Madrid. Una Real Orden de 18 de marzo de 1825 concedió a su viuda la pensión anual de doce mil reales. En 1828 Francisca Borja residía en el número primero de la calle del Clavel. Soler había otorgado testamento el 20 de noviembre de 1808, en el que nombraba por heredera del remanente de sus bienes a su hija Rosa Soler, mujer de Francisco Martínez de Baños.
Fuentes y bibl.: Archivo Histórico Nacional, Ministerio de Hacienda, leg. 528/49, s. f.; Ministerio de Justicia, Jueces y Magistrados, legs. 1.252/40 y 4.618/5.419, s. f.; Gaceta de Madrid, 14 de febrero de 1814, 25 de abril de 1815, 18 de mayo de 1816, 16 de noviembre de 1816, 24 de diciembre de 1816, 4 de octubre de 1817, 2 de abril de 1818 y 21 de julio de 1814; P. Gan Giménez, La Real Chancillería de Granada (1505-1834), Granada, Centro de Estudios Históricos de Granada y su Reino, 1988; P. Molas Ribalta, Los magistrados de la Ilustración, Madrid, Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, 2000; R. Gómez Rivero, “Los miembros del Consejo de Castilla (1814-1820)”, en Anuario de Historia del Derecho Español, n.º 75 (2005), págs. 277-330.
Ricardo Gómez Rivero