Graubner, Juan Jorge. Viena (Austria), 1736 – Riopar (Albacete), 1801. Técnico y empresario metalúrgico.
Hizo su aprendizaje en la maestranza de artillería de Oberhasling y amplió sus conocimientos viajando por Alemania y Holanda, especialmente en Goslar (Hannover), gran centro de la industria latonera europea.
En 1759 vino a España bajo la protección del embajador austríaco, conde de Rosemberg, y gracias a un privilegio de la Junta de Comercio, consiguió establecer un taller metalúrgico en Madrid, sin interferencias de los gremios. Además, en 1767 fue contratado por el Ayuntamiento para ocuparse del mantenimiento de las bombas contra incendios. Todo ello contribuyó a asentar a Graubner en la capital, donde contrajo matrimonio con María Gertrudis Ópiz, de quien pronto enviudó, y posteriormente con Vicenta Ortineri, hija del propietario de una ferrería en Landete (Cuenca). Pero a partir de 1770 Graubner empezó a buscar nuevos horizontes. Ese mismo año solicitó infructuosamente una plaza de fundidor en la fábrica de artillería de bronce de Sevilla, y en 1771 presentó a la Junta de Comercio un proyecto para establecer una fábrica de latón.
Pocos años antes se había descubierto una mina de cinc en la sierra de Alcaraz, en el término de Riopar, y Graubner, tras comprobar las posibilidades que ofrecía para su explotación, logró a comienzos de 1773 que se expidiese una Real Cédula por la que se le concedían diversos privilegios para establecer allí la primera fábrica de latón que hubo en España. Durante los dos años siguientes, Graubner trató de poner en marcha una fundición de latón en barra, pero antes de haberlo conseguido, propuso a la Junta de Comercio ampliar el proyecto inicial con la instalación de otros cinco sectores productivos. Como no disponía de recursos para financiarlo, pidió un crédito público de 15.000 pesos, pero el Consejo de Castilla optó por buscarle un socio capitalista. Creyó encontrarlo en el Ayuntamiento de Alcaraz, y en 1775 se constituyó una peculiar empresa mixta, en la que Graubner, aunque perdía la propiedad de la fábrica, mantenía la condición de director y socio agente. No fue una decisión acertada, pues aunque gracias a la aportación del Ayuntamiento pudieron continuar las obras de instalación, lo cierto es que muy pronto surgieron desavenencias entre los socios, a lo que contribuyó no poco el fracaso de unas escuelas-fábricas que Graubner trató de establecer en el Hospicio de Alcaraz.
Los enfrentamientos se agravaron a medida que fueron incumpliéndose las previsiones sobre la puesta en marcha de la nueva fábrica y a ello vino a sumarse una sucesión de epidemias de tercianas, que diezmaron a la plantilla laboral y estuvieron a punto de provocar el fin del proyecto.
Sólo se empezó a salir de esa situación cuando el Consejo de Castilla, atendiendo a las propuestas de Campomanes, decidió estatalizar la empresa para transformarla en una Real Fábrica dependiente de la Secretaría de Hacienda. No obstante, Graubner consiguió mantenerse al frente de la misma, aunque sus atribuciones fueron recortadas con el nombramiento de dos delegados del Gobierno: Miguel de Mendinueta y Juan Francisco de los Heros. Aun así, siguió teniendo una influencia considerable en la toma de decisiones, especialmente por lo que se refiere a la dirección técnica y a la contratación de artesanos extranjeros.
A partir de 1787 quedó definitivamente configurada la estructura productiva de las Reales Fábricas de San Juan de Alcaraz en cinco sectores principales: latón en barra, latón en plancha, alambres, cobre en plancha y cinc. No obstante, la importancia de cada uno de ellos fue diferente a lo largo del tiempo. Desde 1789 creció mucho el de cobre en plancha por la demanda del Arsenal de Cartagena para forrar los cascos de los navíos. Pero la escasez de cobre, por las dificultades del comercio colonial a finales del siglo xviii, obligó a concentrar de nuevo la producción en el latón en barra. En sus últimos años, Graubner, con la salud ya muy quebrantada, se fue desentendiendo de los asuntos de las fábricas que había fundado, y que le sobrevivieron casi dos siglos.
Bibl.: J. Helguera Quijada, “Asistencia social y enseñanza industrial en el siglo xviii: el Hospicio y las Escuelas-fábricas de Alcaraz, 1774-1782”, en Investigaciones Históricas (Valladolid), 2 (1980), págs. 71-106; La industria metalúrgica experimental en el siglo xviii: Las Reales Fábricas de San Juan de Alcaraz, 1772-1800, Valladolid, 1984.
Juan Helguera Quijada