Ayuda

Juan José Aragonés Lero

Biografía

Aragonés Lero, Juan José. Madrid, 24.III.1817 – Vigan (Filipinas), 14.VIII.1872. Agustino (OSA), obispo de Nueva Segovia (Filipinas).

Hijo de José y Juana, padres católicos y honrados, creció y se educó en la capital española, hasta que decidió ingresar en la Orden de San Agustín, que tuvo lugar el 25 de abril de 1841, fecha en que tomó el hábito en el Real Colegio Seminario de Valladolid, donde hizo su profesión y dio comienzo a sus estudios eclesiásticos. Siendo aún estudiante de teología se embarcó el, 27 de febrero de 1845, en la fragata Arispe, formando parte de la misión presidida por el maestro de novicios y lector fray Manuel Díaz. A su llegada a Manila prosiguió con su carrera teológica, a la que puso fin con su ordenación presbiteral el 11 de mayo de 1846.

El año 1847, Oslob (Cebú) fue erigido en pueblo civil y su primer párroco fue el padre Juan José Aragonés.

Según el Mapa de Almas de 1848, “cuenta en el día 792 tributos, y su situación en una punta abanzada a la mar ofrece una vista muy pintoresca y deliciosa.

Llama la atención en este nuevo pueblo su magnífica iglesia de cruzero, cuya fábrica de escojida piedra, está muy bien acabada. Tiene un anejo, llamado Taniong, que colocado en un montecillo sirve de atalaya para observar a los moros procedentes de Mindanao. Sus habitantes se dedican a la labranza, cosechando maíz y borona en abundancia, sin que por esto abandonen los plantíos de algodón, cocos y sibucao. Hay en su terreno varios baluartes de cal y canto, que, con el nuevamente erijido en Sumilón, cierran el paso al moro por entre esta Isla y la de Siquijor”.

Aquí permaneció hasta el año 1855, entregándose a sus feligreses y “promoviendo la agricultura por cuantos medios estuvieron a su alcance, enseñándoles a beneficiar algunas tierras en las que hicieron plantaciones de cañadulce, cacao y tabaco... No menos fomentó el uso del algodón que se da en abundancia, ya haciendo madejas para exportarlas a los vecinos pueblos, ya sirviéndose del mismo para hacer mantas, pañuelos y sayas, de modo que nada de esto necesitan importar los vecinos. Como quiera que los edificios públicos eran todos de mampostería y para ellos fueron los hijos del pueblo los que los construyeron, tuvieron éstos la ocasión de ejercitarse en la carpintería y en la cantería, así que no había polista que no supiera manejar el pico y el cepillo con bastante buena habilidad. Además, el padre Juan José Aragonés abrió cuatro grandes calzadas en el casco del pueblo, y edificó las escuelas [...]”. El convento, de mampostería y de regulares dimensiones, fue construido por él, quien también reforzó las paredes de la iglesia por el lado de la sacristía.

En 1850 fue nombrado procurador de Manila, cargo al que renunció a los seis meses, aunque en 1855 tuvo que volver al convento de San Agustín, pero esta vez con el cargo de prior, que ejerció durante dos años, tras los cuales pasó a desempeñar el oficio de secretario y definidor de la provincia hasta 1859, en que nuevamente regresó de párroco a Oslob (Cebú) hasta 1861, fecha de su elección como prior provincial. Su actividad y diligencia en el desempeño de las tareas de gobierno provincial avalaron su elección para la diócesis filipina de Nueva Segovia.

Fue preconizado en el Consistorio del 27 de marzo de 1865 y consagrado en la iglesia de San Agustín de Manila por el arzobispo Gregorio Melitón Martínez el 1 de octubre del mismo año. El 22 de noviembre siguiente entró en la ciudad de Vigan aclamado por su grey ilocana. El padre Elviro Jorde resume bien sus años de episcopado: “Por espacio de siete años gobernó sabia y prudentemente su extensa diócesis, giró repetidas veces la visita pastoral, y allí donde la escabrosidad del terreno no le permitía viajar con holgura, montaba a caballo, internábase en los montes, sin perdonar sacrificio alguno, para que experimentasen los efectos de su paternal solicitud aún los pueblos más humildes y apartados... Siempre tuvo por norma de su conducta la justicia y la misericordia”.

Pero, quizá, donde se volcó de manera especial su cariño y preocupación fue en las vocaciones nativas, anhelos que pasaban por la revitalización del seminario de Vigan. El ruinoso edificio fue restaurado y la administración encomendada a los Padres Vicentinos, quienes presentaron un plan de reformas que fue aprobado por el prelado el 8 de abril de 1872. Pronto se empezaron a recoger los frutos en el ámbito de la organización, de la espiritualidad, de la pastoral y de los estudios.

Desgraciadamente no pudo disfrutar por mucho tiempo de tanta dicha, pues falleció a causa de un derrame cerebral el día 14 de agosto de 1872.

 

Obras de ~: Meditaciones para diez días de ejercicios espirituales, sacadas de varios autores para uso de los sacerdotes, Binondo, 1870.

 

Bibl.: J. Lanteri, Eremi Sacrae Augustinianae. Pars Altera, Roma, 1875, págs. 144 y 145; E. Jorde, Catálogo bio-bibliográfico de los religiosos agustinos de la Provincia del Santísimo Nombre de Jesús de las Islas Filipinas desde su fundación hasta nuestros días, Manila, 1901, págs. 458 y 459; G. de Santiago Vela, Ensayo de una biblioteca Ibero-Americana de la Orden de San Agustín, vol. I, Madrid, 1915, págs. 186-188; A. Palmieri, “Aragonés, Juan”, en L. Courtois y E. Louchez (ed.), Dictionnaire d’Histoire et Géographie Ecclésiastiques, III, Paris, Letouze et Ané, 1924, cols. 1417 y 1418; M. Merino, Agustinos evangelizadores de Filipinas (1565-1965), Madrid, 1965, pág. 536; M. Nieto, “The Works of the Augustinians in Ilocos”, en Ilocos Review, 4 (1972), págs. 163-174; I. Rodríguez, Historia de la Provincia Agustiniana del Smo. Nombre de Jesús de Filipinas, vol. IX, Valladolid, Estudio Agustiniano, 1974, págs. 452 y 453; I. Rodríguez y J. Álvarez, Al servicio del evangelio. Provincia Agustiniana del Santísimo Nombre de Jesús de Filipinas, Valladolid, Estudio Agustiniano, 1996, págs. 283 y 284.

 

Jesús Álvarez Fernández, OSA

Relación con otros personajes del DBE

Biografías que citan a este personaje

Personajes citados en esta biografía