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Mateo Múgica Urrestarazu

Biografía

Múgica Urrestarazu, Mateo. Idiazábal (Guipúzcoa), 21.IX.1870 – Zarauz (Guipúzcoa), 27.X.1968. Obispo de Osma, Pamplona y Vitoria.

Nació en plena Guerra Carlista y se crió en los inicios de la Restauración de Alfonso XII, en los valles de Guipúzcoa. Realizó sus estudios primarios en Beasaín y Latín y Filosofía en el Seminario Menor Sancti-Spiritus de Oñate, para incorporarse inmediatamente, en 1885, al Seminario de Vitoria y a la tranquila capital de Álava, que sería escenario de su biografía por más de cuarenta años.

Obtuvo el grado de bachiller en Teología bajo la dirección del rector, Juan Cenarruzabeitia, y su condiscípulo Remigio Gandaregui, que fue arzobispo de Valladolid.

El 23 de diciembre de 1893, con dispensa de edad, fue ordenado sacerdote en Vitoria por su obispo, Fernández de Pérola. Se doctoró en Teología en la Universidad de Salamanca el 26 de septiembre de 1896.

Fue profesor del Seminario de Vitoria, en las Cátedras de Latín, Retórica, Filosofía e Historia. En 1905 fue nombrado director espiritual de las peregrinaciones españolas a Tierra Santa y Roma, relacionándose con diversas personalidades como el duque de T’Serclaes, José María de Urquijo, conde de Láriz o los marqueses de Campo Sagrado, y embajadores como Ojeda, Vinza, Calletón o Villasuida. Hasta 1918 desempeñó varias funciones más, como secretario de cámara, director del Boletín Eclesiástico, examinador sinodal, director del apostolado de la oración y otros.

El año 1918 fue nombrado obispo de Burgo de Osma, consagrado en Vitoria por el nuncio Ragonesi ante los obispos Prudencio Melo y Alcalde y Leopoldo Eijo y Garay. Múgica hacía su entrada el 24 de julio de 1918. En Osma cooperó activamente con todos los sindicatos católico-agrarios, predicó en todos los pueblos de la diócesis, en los cauces de los papas León XIII y san Pío X.

En 1924 fue nombrado obispo de Pamplona, donde a la fatiga de la dictadura de Primo de Rivera (algunas medidas tomadas por su directorio militar, como el destierro de Miramarno, el cierre del Ateneo de Madrid, la disolución de las Cortes, y otras) él tuvo que añadir los trabajos para la realización de algunos proyectos, como la creación de un nuevo seminario o la restauración de Roncesvalles, que no tuvo tiempo de realizar.

Nombrado obispo de Vitoria, hizo su entrada solemne el 24 de junio de 1928, y allí inauguró el nuevo edificio del Seminario el 30 de diciembre de 1930, con asistencia del rey Alfonso XIII. Durante su gobierno de Vitoria destacó su acción en el campo de la beneficencia, la moralidad primada, la instrucción católica y la acción misional. En este campo dio impulso a las Obras Misionales Pontificias de toda España, gracias a sacerdotes de su diócesis, como José Aristimiño.

Días antes de las elecciones municipales de abril de 1931, que traerían aparejada la proclamación de la Segunda República, difundió una explícita condena del bloque antidinástico. Cuando ésta fue proclamada, Múgica fue expulsado de España, el 17 de mayo, acusado de excitar los ánimos contra el nuevo Gobierno, asentándose en La Pye (Portier, Francia).

Fue autorizado a volver el 12 de abril de 1933. Tras el estallido de la Guerra, suscribió, el 6 de agosto de 1936, junto con el obispo de Pamplona, el salesiano Olaechea, la pastoral Non Licet.

Múgica dio su apoyo indirecto al Estatuto Vasco.

Una orden fulminante de expulsión firmada por el general Cabanellas en la Junta de Defensa de Burgos hizo que no pudiera volver de Roma, donde se hallaba en un congreso, el 14 de octubre de 1936. Su nombre, junto al del cardenal Vidal y Barraquer y al del obispo Juan Irastorza, faltó al pie de la Carta Colectiva de los obispos españoles a los obispos del mundo, explicando el porqué de su apoyo al general Franco, en julio de 1937. Fue obligado a renunciar a su diócesis de Vitoria a cambio de la titular de Cinna, y se instaló en Cambo Les Bains (Francia). En 1945 publicó su célebre Imperativos de mi conciencia, donde trazó una ferviente defensa de sus sacerdotes “injustamente perseguidos, vejados, castigados, expoliados y calumniados”.

Tras las gestiones efectuadas por el sacerdote Pío Neontoga Arizmendi, en colaboración con el entonces ministro de Asuntos Exteriores, Alberto Martín Artajo, y el obispo de Vitoria, Carmelo Ballester, Múgica volvió a España el 22 de mayo de 1947 para establecerse en la villa Montemar de Zarauz, retirado de toda actividad oficial durante veinte años. Allí residió hasta su muerte, ciego, a los noventa y ocho años de edad, el 27 de octubre de 1968.

 

Obras de ~: con M. Olaechea, Non Licet (pastoral), 6 de agosto de 1936; Imperativos de mi conciencia. Carta abierta al presbítero D. José Miguel de Barandiarán de mons. Mateo Múgica, Cambo Les Bains (Francia), abril de 1945; A. Garmendia de Otaola, Beasain, patria de San Martín de Loinaz, pról. de ~, Zarauz, Icharopena, 1962; J. Olabarria, Monografía del santuario de Ntra. Sra. de Oro, pról. de ~, [Álava, Caja Provincial de Ahorros, 1968].

 

Bibl.: F. Rodríguez de Coro, “La repatriación de don Mateo Múgica en la España de posguerra”, en Scriptorium Victoriense, 22 (1980), págs. 48-92; “El obispo Olaechea y su pastoral conjunta sobre el nacionalismo vasco (1936)”, en Cuadernos de Sección de Eusko Ikaskuntza, 4 (1984), págs. 239- 267; Catolicismo vasco entre el furor y la furia (1931-1936), San Sebastián, Eusko Ikaskuntza, 1988.

 

Francisco Rodríguez de Coro, SDB