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Pedro Domingo de Contreras y Guillamas

Biografía

Contreras y Guillamas, Pedro Domingo de. Ávila, ú. t. s. xvii – Madrid, 31.XII.1751. Visitador general de los Tribunales de México, ministro del Consejo de Indias y oidor de la Audiencia de Sevilla.

Bachiller y licenciado en Cánones por la Universidad de Ávila desde diciembre de 1696, había cursado cinco años de estudios en la de Alcalá. Fue colegial mayor del Colegio del Arzobispo de la Universidad de Salamanca (1697). Sustituyó por algún tiempo las cátedras de Decretales (1701) y la de Códices (1702).

Era hermano de Manuel de Contreras, capitán de Infantería española en el Ejército de Cataluña donde falleció de heridas de guerra (1697). Su tío Francisco de Contreras había sido por dos veces presidente de Castilla y otro de sus tíos, Antonio de Contreras, del Consejo y Cámara.

Ejercía de oidor de la Audiencia de Sevilla cuando el Monarca lo eligió (junio de 1728) para que continuara la visita a los Tribunales de México, suspensa por fallecimiento del inquisidor Francisco de Garzarón.

El nombramiento oficial se le hizo en febrero de 1729 concediéndosele a la vez plaza en el Consejo de Hacienda. En agosto del mismo año, desde el puerto de Cádiz y en compañía de tres criados, viajó a Nueva España en el navío San Francisco Javier, alias “La paloma indiana”, llegando a su destino tres meses después.

La investigación que Contreras debía efectuar en México abarcaba el Tribunal de Cuentas, el Consulado, los Oficiales Reales y cualquier otro tribunal que hubiera en la capital, excepto la Audiencia, por haber sido ya inspeccionada. El bando de la visita se publicó en diciembre de 1729 y el visitador se dedicó en una primera etapa a revisar la documentación que dejó su predecesor, así como las pesquisas realizadas por el fiscal Prudencio Antonio de Palacios y el alcalde del Crimen Francisco de Barbadillo contra oficiales reales.

Contreras inició su tarea (8 de febrero de 1731) examinando primero la Caja de México por los rumores de que había un importante déficit. Esta decisión no fue oportuna al estarse efectuando por esas fechas el arqueo anual correspondiente al año 1730, encargado por el virrey Casafuerte al contador decano del Tribunal de Cuentas, Gabriel Guerrero de Ardila, por su sospecha de la mala administración de los oficiales reales Ozaeta, Villegas y Larburu, resultando de esta averiguación un descubierto de 48.133 pesos, lo que dio lugar a que el virrey los cesara de su empleo y encomendara al oidor Pedro Malo de Villavicencio la investigación del origen de tal déficit. El visitador, sin conocimiento del virrey, volvió a hacer un nuevo corte de caja del mismo período y ordenó a Guerrero de Ardila salir de la capital mexicana en un plazo de veinticuatro horas, bajo pena de cuatro mil pesos.

Posteriormente haría nuevos cortes de caja que originarían confusión y enfrentamientos.

Los contundentes dictámenes de Contreras basados en apresuradas determinaciones, engañosos informes o en consejos equivocados y su poco conocimiento de los mecanismos de la Real Hacienda novohispana, acarrearon al erario en los dos años que duró la visita más estragos que beneficios. Su gestión se centró sólo en los oficiales reales, desatendiendo la inspección a las otras instituciones encomendadas, especialmente la del Tribunal de Cuentas, que no había sido sometido a ninguna medida fiscalizadora desde inicios del siglo xviii y entorpeciendo la labor de aquellos ministros que a la cabeza del virrey estaban ocupándose en tareas de saneamiento y cambios en materias del Haber.

Tuvo disputas con Malo de Villavicencio; con el fiscal Palacios, que llegó a recusar al visitador; con el oidor José Fernández de Veitia y con Casafuerte al que, además de intentar hacerle una pesquisa como superintendente de la Real Hacienda, lo inculpó de dificultar la visita y de disimular, junto con éstos y su secretario Francisco Fernández Molinillo, las malversaciones, las fingidas existencia de caudales y otros abusos de los oficiales reales en beneficio propio. Pese a ello, no parece que Contreras actuara con malicia o por provecho personal en la visita, sino de manera incauta por los ambiguos términos en que se le encomendó esta misión; su desconocimiento en materias hacendísticas, circunstancia conocida por aquellos que apoyaron su elección para esta tarea, a lo que se añadía la adversa influencia del Tribunal de Cuentas, al que favoreció.

En mayo de 1732 se le ordenó que terminara a la mayor brevedad la inspección de la Caja de México y regresara a España, pero al año siguiente, conociendo Felipe V los disturbios que se habían originado como consecuencia de la visita y de la permanencia de Contreras en esa capital, le instó a que volviera a la metrópoli aun sin haberla finalizado. El visitador no regresó por ese tiempo, ya que pidió licencia para dedicarse a la vida religiosa, para lo cual había elegido el convento de San Francisco de Celaya (México). Antes de su ingreso, había repartido las ganancias obtenidas como visitador entre su familia, obras pías y limosnas.

Siguiendo las recomendaciones del nuevo virrey, el arzobispo Vizarrón, abandonó ese retiro y retornó a la Península en el patache La Ninfa el 31 de julio de 1734. El 12 de octubre tomó posesión de una plaza de oidor que el Rey le había concedido en el Consejo de Indias.

En 1735 se le dio licencia para ir a Segovia y Ávila a sus asuntos particulares y a recuperarse de sus achaques.

En 1736 se le encargó la averiguación de los caudales que estaban en poder del depositario del Consejo, Martín de Echartena, y en mayo de 1744 se le nombró protector del colegio de San Telmo de Sevilla, cargo que desde su fundación estuvo vinculado al Consejo de Indias.

 

Fuentes y bibl.: Archivo General de Indias (Sevilla), Contratación, 5477, N.174; 1999; Escribanía de Cámara, 1183; Indiferente General, 446A, L.44; 447, L.46, fols. 108- 108v. y 123v.-124; 164; 869B.

G. Bernard, Le secrétariat d’état et le conseil espagnol des Indes (1700-1808), Géneve, Droz, 1972; I. S ánchez Bella, “Los visitadores generales de Indias y el gobierno de los virreyes”, en Anuario de Estudios Americanos (AEA), t. XXIX, Sevilla, Escuela de Estudios Hispano-Americanos (EEHA), 1972, págs. 79-101; A. Gómez Gómez, Las visitas de la Real Hacienda novohispana en el reinado de Felipe V (1710-1733), Sevilla, EEHA, 1979; A. Heredia Herrera, “México”, en L. Navarro García (coord.), Historia general de España y América, t. XI-1, Madrid, Rialp, 1983, págs. 461-517; M. Bertrand, Grandeur et misères de l’office. Les officiers de finances de Nouvelle-Espagne (xviie -xviiie siècles). Paris, Publications de la Sorbonne, 1999; A. Baeza Martín, El marqués de Casafuerte, virrey de Nueva España, 1722-1734, tesis doctoral, Sevilla, 2002 (inéd.).

 

Ascensión Baeza Martín

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