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Fernando Casado de Torres e Irala

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Biografía

Casado de Torres e Yrala, Fernando. Zafra (hoy de Záncara, Cuenca), 30 o 31.V.1757 – Murcia, 25.II.1829. Marino, jefe de Escuadra e ingeniero de la Armada.

Hijo de Pablo Casado y de Rosa de Torres, ambos naturales de Zafra. Su padre fue guarda de montes. El apellido Yrala lo tomó de su bisabuelo materno Miguel Yrala Torres. Pasó su infancia en Murcia, donde tenía parentela, y estudió en el colegio San Fulgencio de dicha capital. Ingresó en el colegio de Artillería y adquirió una sólida formación. Sirvió en el Ramo de Guerra de Indias, y realizó diversos viajes por el extranjero: Alemania, Dinamarca, Francia, Holanda, Inglaterra y Suecia, para estudiar y tener buen conocimiento de los adelantos militares de esos países. En 1783 fue comisionado a la corte de Rusia, para tratar de conseguir de la emperatriz Catalina algún tipo de ayuda contra los turcos. Se ha dicho que durante esta comisión hubo relaciones amorosas entre la emperatriz y el español, que produjeron a Casado importantes beneficios económicos. Por otra parte, realizó sus comisiones con tan buen aprovechamiento, que en 1784 se le concedió una pensión anual de 12.000 reales.

Ingresó en el Cuerpo de Ingenieros Navales de la Armada (16 de marzo de 1789) con el grado de ingeniero ordinario, y conservó la pensión anteriormente concedida. Al poco tiempo de ingresar desempeñó nuevas comisiones en el extranjero (1790), visitó las minas de carbón de Inglaterra y Bélgica y realizó algunos experimentos con el carbón de coque, con tan buenos resultados que ascendió a ingeniero segundo (1 de mayo de 1790).

Fue comisionado al Arsenal de La Carraca (mayo de 1791) para montar una máquina de sierras que había proyectado en 1788, movida por una bomba de fuego de doble inyección. Terminado su trabajo se le comisionó a Asturias para localizar minas de carbón de piedra y levantar planos del río Nalón para hacerlo navegable. A los dos meses de haber comenzado sus investigaciones ya había descubierto ochenta y tres minas de carbón, localizadas en las márgenes del Nalón.

En premio a sus actividades ascendió a ingeniero jefe graduado y obtuvo el grado de capitán de navío (5 de octubre de 1791). Las minas comenzaron a ser explotadas (abril de 1792), y sus primeras excavaciones y demás actividades las hizo Casado a expensas de su propio dinero. La efectividad en el empleo de ingeniero jefe la tuvo el 21 de abril de 1792. Fue comisionado para localizar terrenos para una nueva fábrica de municiones de artillería de hierro colado (5 de agosto de 1792) que pudiese utilizar el carbón de piedra, y al poco tiempo (septiembre) elevó un informe en que proponía como mejor localización la confluencia de los ríos Trubia y Nalón; propuesta que fue aprobada (15 de febrero de 1793) y dio lugar al nacimiento de la fábrica de Trubia.

Terminó el levantamiento del plano topográfico del Nalón desde Sama de Langreo hasta su desembocadura en San Esteban de Pravia, proyectó e inició las obras hidráulicas para hacerlo navegable, y pasó a La Cabada para llevar a cabo la fabricación de piezas de artillería de hierro batido que había sido proyectada por Arriola. Realizados con satisfacción estos trabajos, se trasladó a Cádiz para estudiar el quebranto aparecido en los cimientos del Martillo, edificio proyectado por el ingeniero Juan Smith y levantado en La Carraca para alojar la bomba de fuego de doble inyección antes citada para la máquina de sierras. Pero Casado informó de que no se podían llevar a cabo las pruebas sin correr un grave peligro para el edificio y diques cercanos, debido a las fuertes sacudidas que producía el balancín y a las vibraciones del eje, por lo que las autoridades ordenaron que la bomba se colocase en un nuevo edificio levantado en el islote de las Culebras.

Regresó a Asturias (mediados de 1793) para instalar un alto horno de transformación de carbón de piedra en coque, y obtener alquitrán mineral siguiendo el método de los ingleses en Brandly, que ya había estudiado en sus viajes por Inglaterra y del cual había informado al Gobierno en una detallada memoria. El horno estaba listo a finales de 1793, cuando también comenzó el transporte de carbón por el río. Casado logró extraer alquitrán del carbón de piedra, que fue enviado a La Carraca para utilizarlo en la máquina de sierras. Ascendió a ingeniero director el 3 de diciembre de 1793. Pero había trabajado mucho y su salud estaba resentida. Cuando estaba montando el alto horno se metió en su interior para inspeccionarlo y sufrió una asfixia con graves problemas respiratorios, agravados por la humedad del lugar, que no le permitieron tomar el mando de la fábrica de Trubia.

Pasó a Cádiz (finales de 1794), que por su mejor clima era más recomendable para su salud, y recibió el encargo de dirigir el edificio para el establecimiento de la máquina de sierras antes citada. Pero al poco tiempo se suspendieron las obras por orden de la superioridad y la máquina no se llegó a levantar.

Con el general Rovira y dos ingenieros del Ejército, efectuó un reconocimiento de la playa artificial de Cádiz (1796), sobre la que escribió la correspondiente memoria. Estando en Cádiz, en 1796 contrajo matrimonio con Josefa Martínez, hija del riojano Sebastián Martínez y Pérez, tesorero del rey y acaudalado hombre de negocios.

Pasó destinado como director de las obras a la fábrica de artillería de La Cabada. Ascendió a brigadier (9 de noviembre de 1796). Tras haber permanecido en La Cabada tres años, fue designado miembro de la comisión de límites entre España y Francia (28 de octubre de 1799), comisión que desempeñó hasta que fue suspendida en 1806, y regresó a Cádiz.

Fue destinado a la Comisión para efectuar el reconocimiento de la barra del Puerto de Santa María y el levantamiento de los planos de la desembocadura del río Guadalquivir (junio de 1809). En 1810, casi finalizada su misión, cayó enfermo, y fue hecho prisionero por los franceses cuando entraron en la ciudad.

Como se negó a prestar juramento al rey José I, fue llevado a Madrid, donde se quedó bajo palabra de honor por haber recaído de su enfermedad, y no fue trasladado a Francia. Encontrándose en esta situación, fue nombrado diputado a Cortes por la provincia de Cuenca en sustitución de Felipe Miralles, canónigo de la catedral de Cuenca que, tras haber jurado su cargo el 24 de octubre de 1810, había fallecido.

Fue en la sesión del 31 de marzo de 1811 cuando se comunicó este fallecimiento, y que su sustituto, el ilustrado Fernando Casado no se había podido presentar por hallarse en país ocupado.

Cuando Casado se enteró de que había sido nombrado diputado pidió permiso para trasladarse a Sevilla con la secreta intención de pasar a Cádiz. El permiso le fue concedido por los franceses, con la condición de que a la llegada a Sevilla se presentase como prisionero de guerra al mariscal Soult. Pero como el mariscal había abandonado Sevilla y Andalucía, Casado continuó viaje y se presentó en las Cortes de Cádiz (31 de agosto de 1812), de donde fue depurado al Puerto de Santa María debido al largo tiempo que había estado con los franceses. El proceso fue prolongado, hasta que, estudiado en detalle su caso, el Consejo de Purificaciones emitió el correspondiente certificado (19 de mayo de 1815) por el que Casado quedaba totalmente rehabilitado, y el 28 de agosto de 1815 fue ascendido a jefe de escuadra con antigüedad de 18 de julio anterior.

El Ministerio de la Guerra lo comisionó como vocal de la junta para efectuar un reconocimiento de las murallas de Cádiz (14 de enero de 1816), y una vez finalizado elevó la correspondiente memoria. Se le confirió la Comandancia de Ingenieros del Arsenal de La Carraca (Real Orden de 5 de julio de 1817), donde cayó enfermo y el 23 de octubre obtuvo licencia para curarse, con prórroga dada el 5 de junio de 1818. El 21 de diciembre de 1818 fue nuevamente nombrado miembro de la comisión de límites entre España y Francia, y desempeñó la comisión hasta que quedó suspendida el 17 de abril de 1919, fecha en que obtuvo permiso para vivir separado del servicio en Cuenca con los dos tercios del sueldo.

 

El 5 de julio de 1820 se le concedió de forma interina la Comandancia General del Cuerpo de Ingenieros de Marina, por lo que se presentó en Madrid, donde obtuvo el destino en propiedad (6 de septiembre de 1820). Obtuvo nueva licencia por enfermo (23 de diciembre), y a su finalización fue destinado a El Ferrol (Real Orden de 14 de agosto de 1821), para dirigir la construcción de dos fragatas. Fue relevado en su puesto de comandante general del Cuerpo de Ingenieros (22 de marzo de 1822) y pasó a disfrutar licencia en diferentes lugares. Se presentó en el Departamento de Cartagena (20 de mayo de 1823), de donde pasó a Murcia (25 de octubre), y recibió permiso para permanecer en dicha ciudad (7 de noviembre), donde se encontraba cuando el 16 de noviembre de 1825 recibió la cédula de purificación por su conducta durante el régimen constitucional.

El 8 de abril de 1826 se trasladó a Cuenca y, a partir de agosto, tuvo varias licencias y permisos para residir en Madrid, Cartagena y Murcia. Recibió la Gran Cruz de la Real y Militar Orden de San Hermenegildo (Orden de 8 de agosto de 1828). Falleció de forma repentina en Murcia, el 25 de febrero de 1829, cuando tenía setenta y tres años de edad.

Fernando Casado de Torres fue un hombre muy trabajador, emprendedor, probo y desinteresado, reconocido como un buen matemático y físico, y excelente ingeniero hidráulico.

Bibl.: F. de P. Pavía, Galería biográfica de los generales de Marina, t. I, Madrid, Imprenta de J. López, 1873, págs. 293- 2967; J. Torres Mena, Noticias Conquenses, Madrid, Imprenta de la Revista de Legislación, 1878; S. López Saiz, El Consultor Conquense, Cuenca, Imprenta Provincial, 1894; A. Carrasco y Sanz, Icono-biografía del generalato español, Madrid, Imprenta del Cuerpo de Artillería, 1901, págs. 274 y 672-674; J. M.ª Martínez-Hidalgo y Terán (dir.), Enciclopedia General del Mar, vol. II, Barcelona, Ediciones Garriga, 1982, pág. 849; VV. AA., Enciclopedia Universal Ilustrada Europea- Americana, t. XII, Madrid, Espasa Calpe, 1989, pág. 36; F. González de Canales, Catálogo de pinturas del Museo Naval, t. III, Madrid, Ministerio de Defensa-Armada Española, 2000, págs. 172-173; O. Cano Huélamo, El Rusiano. Almirante e ilustrado Zafreño, Cuenca, Libros Tobal, 2002; F. Suárez Antuña, “La organización de los espacios mineros de la hulla en Asturias”, en Geo Crítica / Scripta Nova. Revista electrónica de geografía y ciencias sociales, vol. IX, n.º 203 (2005); J. Recuenco Pérez, “Ilustración y liberalismo en la diócesis de Cuenca (1750-1833)”, en Hispania Nova. Revista electrónica de Historia Contemporánea, 5 (2005); J. I. González-Aller Hierro, Catálogo-Guía del Museo Naval de Madrid, t. I, Madrid, Ministerio de Defensa-Armada española, 2007, págs. 543-544 (2.ª ed.); M. de Parada y Luca de Tena, "Diputados por la provincia de Cuenca en las Cortes Generales y Extraordinarias de Cádiz. Años de 1810 a 1813", en Boletín de la Real Academia Conquense de Artes y Letras, enero-diciembre, 2010, págs. 123-166.

Marcelino González Fernández