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Nicolás Eugenio Ponte y Hoyo

Biografía

Ponte y Hoyo, Nicolás Eugenio. Garachico, Tenerife (Santa Cruz de Tenerife), 1667 – Caracas (Venezuela), 18.V.1705. Militar, gobernador y capitán general de la provincia de Venezuela entre los años 1699 y 1705.

Hijo de Simón de Ponte y Azoca y de María de Hoyo y Alzota, casado en Canarias el 31 de agosto de 1693 con Isabel Benítez de Lugo Juárez y Abarca; tuvo una única hija, Isabel. Militar, pasó a América, sirviendo como capitán y sargento mayor en los presidios de Portobelo y de Panamá. En 1692 ofreció al rey Carlos II sus servicios, y previo donativo de 16.000 pesos escudos de a 10 reales de plata a la Real Hacienda, solicitó ser nombrado maestre de campo y gobernador y capitán general de la provincia de Venezuela, accediendo el Rey a ello, aunque tuvo que esperar seis años para tomar posesión, pues no había terminado todavía la gobernación de Diego Jiménez de Enciso y ya estaba nombrado como sucesor suyo Francisco de Berrotarán. Los términos iniciales de la Real Cédula de 28 de noviembre de 1692, dada en Madrid, son tan expresivos como crematísticos: “Don Carlos, etc. – Por quanto por titulo de nueve de Junio de este año fui servido hacer merçed al maestro de campo don francisco de Berroteran del Gobierno de la Provincia de Benezuela por cinco años para suceder al Marques de Casal que esta sirviendo y cumplira en diez y nuebe de março del año que viene de mil seiscientos y noventa y tres que fue el tiempo porque fue proveido o antes si bacare por cualquier accidente de muerte privazion ascenso o suspension y aora vos don nicolas euxenio de Ponte y Hoio me habeis suplicado fuese servido hazeros merced del referido Gobierno para cuando el dicho don francisco de Berroteran cumpla su tiempo o bacare por muerte aszenso u otro cualquier azidente suspensión o causa en atención a buestros servicios ejecutados mas de ocho años en los presidios de Portorielo [sic] y Panama con los grados de Capitan y Sargento mayor y el ofrecimiento de que demas de vuestros servicios me serviriais con diez y seis mil pesos escudos de adiez Reales de plata en oro de donativo gracioso los catorce mil de ellos que entregareis de contado en esta corte y los dos mil restantes en las cajas de caracas dos meses antes de tomar posesion de este empleo porque a ser de quenta de mi Real hacienda su trahida a estos Reynos y con calidad que se osa de dar libranza para que en caso de morir sin tomar posesion se paguen a vuestros herederos u a la persona que por vos fuere parte lexitima los catorce mil pesos escudos al contado y los demas que ubiereis pagado en dichas cajas de caracas y con la de que os de conceder el grado de Maestro de Campo de infantería española y despachandoxos patente del y haviendo condescendido por vuestra instancia y constado haueis entregado los catorze mill pesos excesivos de a diez Reales de plata en oro del contando en poder del Marques de fuentehermosa administrador a el ofizio de tesorero general de mi consejo de las indias en que dio Recibo en seis de noviembre deste año e resuelto por mi real decreto de veinte y seis de octubre de el haceros merced a vos el dicho don Nicolas eugenio de Ponte y Hoio como embirtud de la presente os la hago del referido Gobierno de la Provincia de Benezuela por cinco años para suceder al dicho don francisco de berroteran ultimo provisto en el con todas las calidades y condiciones que me lo haveis suplicado por tanto en virtud de la presente os elixo y nombro por tal mi governador y capitan general de la dicha Provincia de Benezuela por el referido tiempo de cinco años [...]”.

Después de la espera de seis años referida, el nuevo gobernador Ponte llegó al puerto de La Guaira (Venezuela) el 4 de abril de 1699 y tomó posesión en Caracas, con el ceremonial acostumbrado, el 9 del mismo mes de abril.

Ponte y Hoyo, casado con Isabel Benítez, gobernó la provincia, casi sin novedades (un desembarco de holandeses en La Guaira fue rechazado por el marqués de Mijares), hasta que en el año 1703 comenzó a dar alarmantes muestras de demencia, un caso, si no insólito, bastante raro en el ejercicio de la gobernación, pues no se trataba de un anciano; por el contrario, era uno de los más jóvenes gobernadores, al contar por entonces los treinta y seis años de edad.

Ante la evidencia de sus trastornos mentales el Cabildo caraqueño deliberó, “en resguardo del buen servicio del Rey”, si deberían tomar el gobierno los alcaldes ordinarios de la capital (así estaba previsto en la Real Cédula de 18 de septiembre de 1676). Decidieron con prudencia que dos físicos (médicos) certificaran acerca del estado mental de Ponte; así lo hicieron los doctores Fernando Gómez Munar y Miguel Díaz; también dio su ponderado parecer el obispo de Caracas, Diego de Baños y Sotomayor; todos los informes coincidieron en que el gobernador Ponte y Hoyo estaba incapacitado por demencia. Siguiendo la legalidad más estricta se comunicó el hecho a la Real Audiencia de Santo Domingo, la cual designó a Francisco de Berrotarán, anterior gobernador, como interino, sin perjuicio del derecho de los alcaldes. Negóse Berrotarán a este interinato. Y el 17 de noviembre de 1704 asumieron la gobernación los alcaldes Felipe Rodríguez de la Madriz y Francisco Alonso Gil.

Pocos meses después falleció Ponte y Hoyo, el 18 de mayo de 1705, en la casa de su amigo Francisco Carlos de Herrera, quien lo había recogido el 26 de diciembre de 1703, y comunicó la noticia directamente al Rey. Fue enterrado con el ceremonial acostumbrado para los gobernadores y capitanes generales que fallecían en el ejercicio de su cargo, pero se dio el hecho de que no asistió en corporación el Ayuntamiento de Caracas. Estas cosas eran examinadas escrupulosamente por el Consejo de Indias y la Corona, lo que produjo una Real Cédula suscrita por la reina gobernadora María Luisa de Saboya, en ausencia del rey Felipe V, su esposo, determinando que los alcaldes y todos los capitulares del Cabildo caraqueño pagasen una multa a las Cajas Reales.

Existe un libro monográfico sobre la gobernación de Ponte (A. Borges, 1960) en donde aparecen como aspectos más destacados los siguientes: a) los actos de gobierno para la defensa de la provincia contra los piratas; b) la presencia en Venezuela de un embajador del archiduque Carlos; c) las consecuencias de la enfermedad de Ponte; d) la política seguida con indios y otras castas. Hay que destacar, por poco conocida, la presencia en Venezuela, en el otoño de 1702, del conde de Antería, embajador en América del archiduque Carlos. Hubo criollos y otras personas que se inclinaron a su favor, y aún al mismo gobernador Ponte se le consideró simpatizante de la causa austríaca, pero en un momento dado, Antería fue apresado. Visitado en la cárcel por sus partidarios, le facilitaron la fuga, lo que supuso una gran responsabilidad para el gobernador. Cursó órdenes de búsqueda y captura por el interior y por la costa y no se le pudo encontrar.

En el juicio de residencia, fallecido ya Ponte, no se le halló culpable de deslealtad al Rey. Este suceso es calificado por la citada historiadora, como: “insólito, al parecer único en la América española”.

 

Bibl.: R. M. Baralt, Resumen de Historia de Venezuela [...], vol. I, París, Imprenta de H. Fournier y C.ª, 1841, pág. 443; L. A. Sucre, Gobernadores y Capitanes Generales de Venezuela, Caracas, Lit. y Tipografía del Comercio, 1928, págs. 195-200; VV. AA., Enciclopedia Universal Ilustrada Europeo-Americana [...], vol. LVII, Madrid, Espasa Calpe, 1929, pág. 1066; Títulos de Indias, Valladolid, Archivo de Simancas, 1954, pág. 706; A. Borges, Isleños en Venezuela. La gobernación de Ponte y Hoyo, Santa Cruz de Tenerife, Excmo. Cabildo Insular de Tenerife, 1960; J. Llavador Mira, La Gobernación de Venezuela en el siglo xvii, Caracas, Academia Nacional de la Historia, 1969, págs. 8, 11, 19, 21, 23, 26, 63, 71, 75, 83, 218-225 y 230; G. Morón, Historia de Venezuela, Caracas, Italgráfica, Impresores, Editores, SRL., 1971, vol. III, págs. 31, 166-168 y 173, vol. IV, págs. 176 y 280; VV. AA., Diccionario de Historia de Venezuela, vol. III, Caracas, Fundación Polar, 1988, págs. 216-217; L. Vaccari San Miguel, Sobre Gobernadores y Residencias en la Provincia de Venezuela (siglos xvi, xvii, xviii), Caracas, Academia Nacional de la Historia, 1992, págs. 32, 117-118 y 195; VV. AA., Gran Enciclopedia de Venezuela, vol. III, Caracas, Ed. Globe, C. A., 1998, pág. 199.

 

Fernando Rodríguez de la Torre

 

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