Delgado Cebrián, Clemente Ignacio. San Clemente Ignacio. Villafeliche (Zaragoza), 22.XI.1762 – Sanh-Vi-Hoang (Vietnam), 21.VII.1838. Misionero dominico (OP), obispo y mártir.
Delgado Cebrián nació en Villafeliche, diócesis de Zaragoza, el 22 de noviembre de 1762. A los veinte años profesó en el convento dominico de San Pedro Mártir, en Calatayud, y cursó estudios eclesiásticos en el Convento-Universidad de Santo Domingo, de Orihuela.
En 1785 solicitó el traslado a la provincia del Santísimo Rosario de Filipinas, para consagrarse a las misiones de Extremo Oriente. El 29 de septiembre de aquel año levaba anclas rumbo a Manila. El 21 de julio de 1786 llegaba a la capital de las Filipinas, donde concluyó sus estudios y fue ordenado sacerdote. Destinado a las misiones del Tonkín (actual Vietnam), el 13 de noviembre de 1788 se puso en marcha junto con otro compañero y, después de muchas peripecias, pudieron llegar a su puesto misionero el 29 de octubre de 1790. Aprendida con facilidad la lengua del país, en Trung-linh se le encomendó a Clemente Ignacio el cuidado del colegio-seminario y la procuración de la misión; además, el padre Feliciano Alonso le extendió el nombramiento que él mismo tenía de provicario apostólico, en caso de muerte y hasta que la Santa Sede nombrase sucesor. Su menester misional y su celo por la salvación de las almas, unido al testimonio de una excepcional ejemplaridad, le hicieron muy popular en todo el ámbito del territorio misionero. Vicario provincial de aquellos frailes misioneros durante el período 1792-1794, el 6 de abril de 1794 el papa Pío VI le nombró obispo de Melipotamos, en calidad de coadjutor de monseñor Feliciano Alonso, vicario apostólico entonces del Tonkín oriental, quien le consagró en Trung-linh el 20 de octubre de 1795 y a quien sucedió el 2 de febrero de 1799. Dentro del territorio de la misión, la situación era relativamente pacífica, a pesar de las leyes adversas existentes y monseñor Delgado pudo ejercer su ministerio episcopal a pleno rendimiento.
En 1836 se recrudeció la persecución de modo alarmante y los misioneros tuvieron que esconderse. Siguiendo el criterio de los mismos cristianos, algunos se escondieron en el pueblo de Kien-lao. Entre ellos se encontraba el anciano y ya achacoso obispo. Las medidas prudenciales que adoptaron los cristianos levantaron sospechas en el maestro pagano, que no tardó en averiguar la verdad. Esperando una buena recompensa dio aviso a la policía, la cual, el 29 de mayo de 1838, a primeras horas de la mañana, inició un riguroso registro de la localidad. Imposibilitado, el siervo de Dios fue colocado en una especie de parihuelas, cubierto de paja y sacado fuera del pueblo.
Localizado por los guardias, fue hecho prisionero y empezaron los repetidos e interminables interrogatorios, con múltiples vejaciones y malos tratos, a pesar del estado lastimoso en que se encontraba el misionero.
Compadecido, el mandarín llegó a ofrecerle un cuchillo para que se suicidase, a lo que se negó rotundamente.
Encerrado en una mazmorra en Sanh-Vi- Hoang se le agravó la grave disentería que padecía, pero le negaron las ayudas de la Medicina, por lo que expiró en la cárcel el 21 de julio de 1838. Fue beatificado por León XIII el 27 de mayo de 1900 y canonizado por Juan Pablo II el 19 de junio de 1988. La Orden de frailes predicadores celebra su memoria el 24 de noviembre, junto con los demás compañeros mártires en Vietnam.
Obras de ~: Relación de la persecución de 1827, Manila, 1827; [Catorce cartas pastorales en la Colección selecta de Pastorales], s. l., s. f.
Bibl.: J. M. González, “Delgado y Cebrián, Clemente, OP”, en Q. Aldea Vaquero, T. Marín Martínez y J. Vives Gatell (dirs.), Diccionario de Historia Eclesiástica de España, vol. II, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Instituto Enrique Flórez, 1972, pág. 681; L. Galmés Más, Biografía de San Ignacio Delgado. Misionero y Mártir en el Tunkin, Zaragoza, Secretariado Diócesis de Misiones, 1988; H. Ocio y E. Neira, Misioneros Dominicos en el Extremo Oriente. 1587-1835, Manila, Misioneros Dominicos del Rosario, 2000, págs. 398-399.
Alfonso Esponera Cerdán, OP