Quiñones Anaya, Francisco de. Vega (León), c. 1540 – Lima (Perú), 1603 o 1606. Maestre de campo, corregidor, alcalde, gobernador.
Hijo de Pedro de Villapadierna y de Beatriz de Quiñones, señora de Quiñones. Sirvió mucho tiempo en Italia y Berbería. En relación a Berbería, en 1560, estuvo en los Gelves, al norte de África, donde luchó contra los turcos, donde murió un hermano suyo y él fue hecho prisionero. Estuvo cautivo en Constantinopla y anduvo tres años al remo en las galeras de los turcos, hasta que fue rescatado.
A fines de marzo de 1582, como general de la Armada, se encontraba embarcado en la capitana de la flota que debía salir de Callao para Tierra Firme llevando la plata de la Real Hacienda, por causa de los corsarios. En 1582 ya residía en Lima gozando de gran prestigio, ya que el virrey Martín Enríquez le encargó dirigir el envío de plata hasta Tierra Firme, con destino a la Península, y en 1583 fue nombrado corregidor de la ciudad, cargo que ocupó durante cuatro años, en los que tuvo hacer frente a la llegada de barcos enemigos, así como auxiliar a los pobladores de Chile, en peligro por los continuos ataques de los indios.
El 27 de febrero de 1587 maestre de campo general del Reino. El 10 de diciembre de 1589, en su juicio de residencia se anotó que “consta que ha usado los dichos oficios con mucho cuidado y diligencia: en consecuencia de lo cual debo de declarar y declaro por limpio, recto y buen juez”. El 10 de enero de 1589 el Rey despachó carta al virrey encomendándolo para mayores cargos.
También fue testigo de las malas relaciones entre el arzobispo de la ciudad, su cuñado, y el virrey García Hurtado de Mendoza, que llegó a apresarle en 1591 y embarcarlo en un navío amenazándole con enviarlo a la Península.
Con el virrey Luis de Velasco, las cosas volvieron a la normalidad y el 1 de abril de 1599 fue nombrado gobernador de Chile. Salió el 12 de abril de 1599, con un ejército de menos de un centenar de hombres y provisiones por un valor de más de 40.000 ducados. La situación en Chile era preocupante, se habían despoblado ciudades y los indios habían arrasado otras. Quiñones tuvo que trasladar a La Concepción la poca gente que quedaba en Angol y La Imperial, donde se encontraba el obispo Reginaldo de Lizárraga, y pedir auxilios al virrey y al propio Rey. Todas las fundaciones españolas retrocedieron hasta el río Biobío. El 13 de marzo de 1600 obtuvo victoria con los mapuches en batalla en la isla de la Laja.
Regresó muy enfermo a Lima a mediados del año 1600. En diversas ocasiones, pidió mercedes reales por sus méritos y servicios, sobre todo, el hábito de la Orden de Santiago, para él y para su hijo Antonio de Quiñones, que le había acompañado a Chile.
La Audiencia de Lima le hizo juicio de residencia del tiempo que fue gobernador, y en la sentencia del 8 de enero de 1602, no sólo fue declarado “por buen gobernador y que merece que S.M. le haga merced conforme a la calidad de su persona”, sino que al siguiente año fue nombrado alcalde de la ciudad.
Falleció en 1603 o en 1606 en la propia Lima.
Casó en Mayorga el 5 de agosto de 1572 con Grimanesa Mogrovejo, su prima en segundo grado, hermana del arzobispo Toribio de Mogrovejo, y tuvo cinco hijos, uno de los cuales rindió información se sus servicios y los de su padre en 1602.
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Juan Guillermo Muñoz Correa y Carmen Landía Pascual