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Miguel de Salamanca y Salamanca

Biografía

Salamanca y Salamanca, Miguel de. Burgos, c. 1596 – Madrid, 18.XI.1666. Gobernador del Consejo de Hacienda, consejero de Castilla, secretario de Estado y Guerra en Flandes, representante de las Cortes de Castilla, gobernador de la Sala de Alcaldes de Madrid, alcalde mayor de Burgos, miembro del Consejo de Santa Clara (Nápoles) y caballero de Santiago.

Los Salamanca eran una acomodada familia burgalesa dedicada principalmente al comercio de la lana, negocio con el que se extendieron, durante el siglo xvi, por las ciudades del norte de Europa y en el que habían destacado varios de sus antepasados.

Apenas había cumplido los veinte años, cuando el conde del Castrillo, presidente del Consejo de Indias y consejero de Hacienda, se fijó en el despierto Miguel de Salamanca convirtiéndose en su protector. A principio de la década de 1630, fue nombrado alcalde mayor de Burgos y representante en las Cortes de Castilla, por la misma ciudad.

Poco después de la muerte de la infanta Isabel Clara Eugenia (1634), se trasladó a Bruselas. Fue el propio rey Felipe IV quien le designó para actuar como veedor y contador de la Artillería de los Países Bajos, a las órdenes del cardenal infante. Durante una de sus estancias en Madrid, estalló el Motín de Évora (1637); los asuntos de Flandes quedaron relegados a un segundo plano y se le encargó, dentro del más estricto secreto, una negociación con el escurridizo duque de Braganza, con el fin de apaciguar los ánimos de los portugueses y volver a la normalidad política. Solucionado el problema portugués, emprendió el regreso a Flandes. A su paso por París, se detuvo unos días, en los que mantuvo dos entrevistas con el cardenal Richelieu, primer ministro de Luis XIII, para obtener una tregua duradera entre los dos países, según el encargo recibido del Rey, y para el que le habían otorgado plenos poderes.

Una vez en Bruselas, fue nombrado secretario de Estado y de Guerra, y comenzó por mejorar las relaciones entre los ministros políticos (Melo, Roose y Mirabal), y los militares (Fontana y Fuentes), que asistían al cardenal infante. Organizó los servicios de espionaje, para conocer las estrategias del enemigo y anticiparse en las medidas de defensa, y observó los movimientos de las flotas enemigas en el Atlántico Norte y en el Canal de la Mancha. Durante los cuatro años que dirigió la Secretaría, desarrolló una actividad incesante en la gestión de los asuntos de carácter político y militar, sin olvidarse de los diplomáticos y los financieros. Realizó numerosos viajes para establecer alianzas con los príncipes alemanes, para conseguir anticipos de los banqueros italianos y para contratar transportes marítimos. La compra de arcabuces, mosquetes y pólvora, para la guerra de Portugal, fue otra de sus frecuentes misiones. También se ocupó de los españoles apresados por el enemigo, como fue el caso del almirante Francisco Freixo y sus tropas, retenidos por la armada de Holanda.

No menos importante es la correspondencia que de forma fluida y puntual, mantuvo con Olivares y los consejeros de Estado, con informes detallados de la situación militar, de las negociaciones y pactos, e incluso, de la salud del cardenal infante; mensajes que en ocasiones requerían ser cifrados y enviados por distintos correos, para asegurarse la confidencialidad, y la urgente y feliz llegada a su destino. Entre estos mensajes hay uno, fechado el 9 de agosto de 1641 y dirigido a Olivares, en el que se denunciaba la conspiración secesionista de Andalucía. En 1645 fue nombrado consejero del Consejo de Italia, como regente del Reino de Nápoles. Se mantuvo en este puesto hasta 1652, año en que fue nombrado consejero de Castilla.

Regresó, por tanto, a Madrid para tomar plaza en el Consejo de Castilla, y más tarde, en el de Hacienda. Tras un paréntesis en el que fue nombrado gobernador de la Sala de Alcaldes de Madrid, fue elevado al cargo de gobernador del Consejo de Hacienda (1663- 1666), de la que fue exonerado, a causa de su delicada salud, conservando el salario.

Miguel de Salamanca casó dos veces: la primera con Constanza Pardo, de la que nació su hijo Juan; y la segunda con Aldonza Manrique de Lara, hija del conde de Torralba, corregidor de Madrid, que era viuda y de la que no tuvo hijos. Falleció en sus casas de la calle de La Luna, en Madrid, y se enterró en el Convento de los monjes Bernardos de la calle de San Bernardo.

 

Fuentes y bibl.: Archivo Histórico Nacional, Órdenes Militares, Santiago, exps. 7407, 7408; Estado, leg. 2865, exp. 18; lib. 969; lib. 729, fol. 77; Biblioteca Nacional de España, ms. 2370, fol. 83; ms. 9398; Archivo Histórico de Protocolos de Madrid, leg. 9861; Parroquia de San Martín (Madrid), Libro de defunciones 7, fol. 77.

J. Lefevre, La Secrétairerie d’État et de Guerre 1594-1711, Bruxelles, Palais des Academies, 1934; J. Fayard, Los miembros del Consejo de Castilla (1621-1746), Madrid, Siglo XXI de España, 1982; J. H. Elliott, “El Programa de Olivares y los movimientos de 1640”, en J. M.ª Jover Zamora (dir.), en Historia de España de Ramón Menéndez Pidal, t. XXV, Madrid, Espasa Calpe, 1982; J. H. Elliott, El conde-duque de Olivares, Barcelona, Crítica, 1991; F. J. Carrión de Iscar, “El negocio lanero en el comercio burgalés, 1547-1575”, en Castilla y Europa, comercio y mercaderes en los siglos xiv, xv y xvi, Madrid, Hilario Casado Alonso, 1995.

 

Miguel Ángel Rengel Manzanas

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