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Martín González

Biografía

González, Martín. ?, s. XIII – Astorga (León), 9.II.1301. Obispo, político y diplomático.

Antes de acceder al presbiterado, estuvo casado y tuvo un hijo que fue arcediano de Rivas del Sil en la catedral astorgana, y una hija que se casó con un Álvarez Osorio, antecesor de los marqueses de Astorga.

Aunque muchos autores lo dan nacido en Viana de Navarra, ningún documento lo corrobora. Augusto Quintana cree que podría ser de la diócesis de Astorga, de cuya catedral fue deán antes de ser nombrado obispo de Calahorra, ya que sus hijos residieron siempre en Astorga, sus padres estaban enterrados en Astorga y en su testamento lega muchas propiedades en el territorio de Astorga y ninguna en Navarra. También construyó la capilla de Santa Marina, en la claustra, para su enterramiento y el de sus familiares.

En 1276, como deán del Cabildo asturicense, estaba ya inmerso en la vida política, que no abandonará nunca. Amigo íntimo del infante don Sancho (futuro Sancho IV), será como la sombra del hijo de Alfonso X.

En 1279 formó parte de una embajada, representando al infante, para entrevistarse con Pedro III de Aragón, buscando su apoyo para Sancho, que andaba rebelde contra su padre. Como deán de Astorga aparece en 1282 en el famoso Concilio de Valladolid, donde muchos obispos, abades y nobles se comprometieron a sentar a Sancho en el trono y éste a guardarles sus derechos.

En este mismo año actuó como canciller del infante, y en el mes de mayo fue elevado al Obispado de Calahorra, a petición del Cabildo; si bien, tanto ahora, como más tarde en la sede de Astorga, su actividad girará siempre en torno a la Corte.

Con la muerte de Alfonso y la coronación de Sancho, Martín González adquirió más fuerza y prestigio; fue designado notario mayor de Andalucía e intervino en negociaciones con el infante Fernando de la Cerda, con el rey aragonés y con Felipe de Francia. A finales de 1286, siendo el personaje más influyente de la Corte, pasó a ocupar la sede de Astorga, por muerte de su antecesor Martín García. Honorio IV firmó su traslado el 15 de diciembre, atendiendo a la petición del Cabildo astorgano. Volvió a sus raíces, a su casa. Ya como obispo de Astorga, sin haberse posesionado, el Papa le encargó recibir el juramento de fidelidad del nuevo abad de Sahagún, le concedió licencia y autoridad para aumentar el número de canónigos y racioneros de su nueva sede y le eximió de la visita bianual a Roma.

Fue el 24 de junio de 1287 cuando Martín González celebró su primera pontifical en la catedral asturicense, misa que revistió, según la crónica del rey don Sancho, caracteres extraordinarios: a la misma acudió, desde Burgos, el propio Rey con todo su séquito, pues “[...] don Martino, que era obispo de Astorga e era privado del Rey, avía de cantar misa nueva en Astorga [...]”. Era obispo, secretario, notario mayor y privado del Rey.

Cuando se iba a celebrar esa misa, se presentó a las puertas de Astorga, y después ante las de la catedral, el infante don Juan con varios nobles, todos ellos descontentos de la excesiva influencia que ante el Monarca tenía Lope de Haro. A ruego del Rey, el obispo, ya revestido de pontifical, salió a parlamentar con el infante y sus hombres; les prometió que Sancho prestaría atención a sus demandas y, apaciguados, abandonaron su postura y se retiraron al castillo de Ponferrada.

Martín González escaló peldaños en la política de la Corte: consiguió ser nombrado notario mayor, no sólo de Andalucía, sino también de León y de Castilla. Siguió permanentemente al lado del rey Sancho, manteniendo éste su confianza en el astorgano como lo había hecho desde sus años de infante. Cuando el Rey tuvo que viajar a Portugal para celebrar unas vistas con su familiar don Dionís, el obispo fue nombrado, junto con Lope de Haro, regente. Tanto el rey portugués, como Martín o el infante Juan desconfiaban de Lope, personaje ambicioso y altivo en extremo. Con el obispo, y a cuenta del nombramiento de un recaudador de alcabalas, en el que diferían, Lope de Haro a punto estuvo de emplear la espada con Martín, en Burgos. Los días y la ambición de Lope de Haro finalizaron en junio de 1288, cuando recibió muerte a manos del propio rey Sancho.

Antes de este hecho, en el mes de mayo, el obispo asturicense presidió una embajada ante el rey de Francia, Felipe IV, en Lyon y, durante dos meses, Martín debió negociar con habilidad, llegando a firmar acuerdos con el francés que satisficieron al rey castellano.

En el año 1289 quedó vacante la sede de León, y el Cabildo de la misma envió propuesta al Papa para que designara como obispo al de Astorga. Las razones que para ello tuvo el Papa no se conocen, pero Nicolás IV rechazó esa petición y, además, se reservó para sí la decisión del nombramiento. Entre tanto, Martín seguía acumulando mercedes sin cesar, como la concesión de un mercado en su villa de Barrios de Salas.

Nuevas negociaciones realizadas por el obispo ante el rey de Francia le proporcionaron las notarías mayores de León y Castilla, como ya se ha apuntado. Cuatro años más tarde recibió del Rey la facultad de designar, a su voluntad, todas las notarías vacantes del reino.

La figura episcopal y política del obispo de Astorga se complementa con el poderío económico que había adquirido. Actuaba como una especie de recaudador o tesorero del reino y así, en 1291, daba cuenta de haber recaudado 320.757 maravedís, parte de los cuales tenía que entregar a doña Blanca, viuda de Fernando de la Cerda. En mayo de 1292 presidió en Braga un Concilio metropolitano al estar la sede bracarense vacante.

Era también el banquero particular de la Corona y el financiero del Rey, a quien en diversas ocasiones prestaba dinero, como en 1293 la suma de 100.000 maravedís, que trasladaron desde Astorga a Salamanca los hombres del obispo, o las 2.000 doblas de oro que le prestó cuando la armada de Algeciras. María de Molina reconoció, en 1298, tener una deuda de 4.500 torneses con el obispo.

Muerto Sancho, Martín siguió al lado de María de Molina, la reina madre, y de su hijo Fernando. La preponderancia de los príncipes Enrique y Juan nublaron un tanto la figura de Martín y su estrella se fue apagando; en las pocas veces que aparece ya sólo es notario de León, y se hallaba retirado en su diócesis.

Hizo testamento el 27 de enero de 1301; el 9 de febrero fallecía, siendo enterrado en la capilla de Santa Marina, que él construyó y dotó. En la misma existe una estatua de alabastro de un obispo que, por su factura y época, podría ser de Martín.

 

Bibl.: E. Flórez, España sagrada, t. XVI, Madrid, 1762, págs. 246-250; M. Contreras, Historia del célebre santuario de Nuestra Señora de las Hermitas, Salamanca, Francisco de Toxar, 1798, págs. 165-167; F. Fita, “Don Martín González, obispo de Calahorra y de Astorga. Excursión biográfica”, en Boletín de la Real Academia de la Historia, XXVIII (1896), págs. 487- 492; N. Hergueta, “Apuntes para la biografía de don Martín García o González, secretario de don Sancho el Bravo y obispo de Calahorra y Astorga”, en Boletín de Archivos, Bibliotecas y Museos (Madrid), IX (1903), págs. 328-338; P. Rodríguez, Episcopologio asturicense, t. II, Astorga, Porfirio López, 1907, págs. 291-304; M. Gaibrois, Historia del reinado del rey don Sancho el Bravo, vol. I, Madrid, Editorial Voluntad, 1928, pág. 169; T. y J. M. Marín, “Calahorra”, en Q. Aldea Vaquero, T. Marín Martínez y J. Vives Gatell (dirs.), Diccionario de Historia Eclesiástica de España (DHEE), vol. I, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Instituto Enrique Flórez, 1972, pág. 313; A. Quintana, “González, Martín”, en Q. Aldea Vaquero, T. Marín Martínez y J. Vives Gatell (dirs.), DHEE, vol. II, op. cit., pág. 1032; G. Cavero, “Martín González, privado de Sancho IV y obispo de Astorga”, en Astórica, 21 (2002), págs. 79-92; A. Quintana, El obispado de Astorga en el siglo XIII, Astorga, Centro de Estudios Astorganos Marcelo Macías, 2002, págs. 515-708.

 

Martín Martínez Martínez

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