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Martín de Larreátegui de Iturbe

Biografía

Larreátegui de Iturbe, Martín de. Eíbar (Guipúzcoa), 11.V.1597 – Madrid, 6.VI.1652. Jurista y consejero de Castilla.

Bautizado en la iglesia parroquial de la villa de Eibar el 12 de mayo de 1597, estudió Leyes en la Universidad de Salamanca, donde se licenció, ingresando en su colegio mayor de San Salvador de Oviedo el 3 de julio de 1619, aunque, con anterioridad, en 1616, había obtenido el grado de bachiller en Derecho Civil por la Universidad de Oñate. Tras regentar diversas cátedras en la Universidad salmanticense, durante sucesivos cursos académicos, como las de Instituta (1626-1629), de Código (1629-1630), de Volumen (1630-1631) y de Vísperas de Leyes (1631-1632), finalmente, fue nombrado fiscal del Crimen de la Real Chancillería de Valladolid, mediante una Real Provisión de 1 de febrero de 1633. Con posterioridad, ascendió a oidor de esa misma Chancillería castellana, a través de otra Real Provisión, de 7 de mayo de 1636: una plaza de la que tomó posesión el día 20 del mismo mes y año. Ocupó este empleo casi nueve años, hasta que, el 4 de mayo de 1645, se despidió del Real Acuerdo, puesto que tenía que viajar a la corte, a desempeñar su nuevo oficio, de alcalde de Casa y Corte, para el que había sido designado por una Real Provisión de 16 de abril de 1645. Ya en Madrid, resultaría muy pronto elevado, con destacable celeridad, a una de las más altas instancias consiliares de la Monarquía española: el Consejo Real de Castilla.

Primero, como fiscal, por una Real Provisión de 11 de junio de 1647; de inmediato, apenas transcurrido un año, como ministro consejero, según un Real Título, despachado en nombre de Felipe IV, de 27 de agosto de 1648. Pero, en Madrid, con el hábito de caballero de la Orden de Alcántara desde el 23 de septiembre de 1649, habría de morir al poco tiempo, el 6 de junio de 1652, tras otorgar testamento, en su lecho de muerte, ante José de la Fuente, escribano del número, sin haber completado aún su cuarta anualidad en el desempeño de dicha plaza sinodal.

Había contraído matrimonio, en Valladolid, en la iglesia parroquial de San Esteban, el 11 de mayo de 1634. Su esposa, Josefa Gabriela de Paz de la Serna y Colón de Toledo y Ortegón, de la casa ducal de Veragua, había nacido en Madrid, el 21 de marzo de 1621, siendo bautizada en su iglesia parroquial de San Sebastián, el 31 de marzo de 1621. Era hija de Francisco de Paz de la Serna, natural de Carrión, catedrático de Prima de Cánones en la Universidad de Salamanca, y alcalde mayor de la Audiencia de Galicia (1627), que, tiempo antes, había pretendido, sin éxito, plazas togadas en Indias; y de Josefa de Ortegón y Colón, natural de Madrid, hija de Francisca Colón y Pravia de Toledo, hermana de Diego de Colón y Toledo, duque de Veragua, y de Diego de Ortegón. Nacido en Medina del Campo, Diego de Ortegón, hijo de Juan de Ortega y de Guiomar Alonso Sosa, ambos también vecinos de dicha villa de Medina, fue oidor de las Reales Audiencias de Santo Domingo (1564), de Panamá (1567) y de Quito (1573). Murió hacia 1595. Francisca de Colón y Pravia de Toledo era hija, a su vez, del segundo matrimonio de Cristóbal Colón y Toledo, nieto del descubridor Cristóbal Colón, con Ana de Pravia.

Martín de Larreátegui era el primogénito, por su parte, de Pedro-Martín García de Larreátegui, hijo de Martín Pérez de Curtuniguieta, nacido, asimismo, en Eibar, y de Doménica de Larreátegui. Eran todos originarios de la provincia de Guipúzcoa. El padre, Pedro García de Larreátegui, había sido bautizado en su lugar natal el 2 de agosto de 1569, y en él ocuparía, con el tiempo, diversos oficios municipales, como el de alcalde ordinario, en 1605 y en 1616. Poseía casa con escudo de armas, además de ser cofrade del Glorioso Apóstol San Andrés, patrón de Eibar, como también lo sería, desde 1617, Martín de Larreátegui.

Sus padres, Pedro García de Larreátegui y Marina de Iturbe, natural de Elorrio, en el señorío de Vizcaya, donde fue bautizada el 10 de noviembre de 1578, se casaron hacia 1596. Era hija, su madre, de Andrés de Iturbe y de Marina de Urrupain, perteneciendo el primero a la casa solariega e infanzona de Iturbe, ya que figuraba, en el padrón de hijosdalgo de la villa de Elorrio, como hijo legítimo de Pero Ochoa de Iturbe y de Marina de Ugalde. Tuvo Martín de Larreátegui dos hermanos, llamados José y Juan, ambos caballeros de la Orden de Santiago, que ejercieron como capitán de Caballería y como magistrado en el ducado de Milán, respectivamente.

Ocho fueron los hijos habidos en el matrimonio de Josefa de Paz y Colón de Toledo con Martín de Larreátegui, fundadores de la fecunda familia de letrados guipuzcoanos de los Colón de Larreátegui, que sus descendientes adoptaron como apellido unitario a partir de entonces. El primogénito, Diego Manuel (Valladolid, 1640-Madrid, 13 de abril de 1685), llegaría a ser alcalde del Crimen de la Chancillería de Valladolid, en plaza supernumeraria, desde 1679. La mayor de las hermanas, Teresa (Valladolid, 3 de diciembre de 1643-Madrid, 8 de enero de 1697), se casó con Juan de Henao y Monjaraz, derivando de ellos el linaje de los Henao y Colón, que añadiría dos consejeros de Castilla más a la trayectoria familiar: Baltasar y Bartolomé de Henao y Larreátegui, que lo fueron, respectivamente, entre 1733 y 1750, y entre 1734 y 1748, siendo precisa una previa dispensa regia, de Felipe V, a consulta de 6 de mayo de 1733, para que dos hermanos concurriesen a un mismo Real Consejo; y, sin olvidar a Andrés de Orbe y Larreátegui, gobernador del Consejo de Castilla entre 1727 y 1733, que era hijo de un sobrino de Martín de Larreátegui, y que llegó a ser inquisidor general entre 1733 y 1740. Francisco Antonio Colón de Larreátegui, el segundogénito de Martín de Larreátegui, habría de ser, por orden cronológico, el segundo consejero de Castilla (1699), tras su padre, además de ministro consejero de Indias (1697).

Juan, capitán de caballos corazas, comisario general de Caballería en Cataluña y caballero de Santiago desde 1672, no dejó descendencia. Pedro Antonio Colón de Larreátegui alcanzaría la tercera plaza, en el Consejo de Castilla, de la familia (supernumeraria en 1704, de número en 1715), amén de otras varias en los Reales Consejos de Órdenes (1702), de Indias (también en 1702), y de Guerra (1714) como consejero togado.

Sus dos hermanos, sexto y séptimo hijos de Martín de Larreátegui, llamados Antonio Bernardo y Lorenzo Manuel, eran gemelos. El octavo, Cristóbal, murió a una temprana edad. Antonio y Lorenzo fueron bautizados, el 28 de agosto de 1650, en la parroquia de San Pedro el Real de Madrid, compartiendo ambos una futura vocación eclesiástica, puesto que ingresaría Antonio Bernardo en el convento de San Juan de la Orden de San Benito, en Burgos; mientras que un más brillante porvenir aguardaba a Lorenzo Manuel, quien, al profesar y tomar el hábito de monje benedictino, en el mismo monasterio burgalés de San Juan, adoptó el nombre de “fray Mauro”, y llegó a ser maestro general de su Congregación en España, predicador de número en las capillas reales de Carlos II y Felipe V, y obispo de Guatemala (1703-1711), en cuya diócesis falleció.

Es de destacar que los Colón de Larreátegui llegaron a acumular seis plazas de ministros consejeros de Castilla (nueve, con sus parientes más próximos), al margen de otros oficios administrativos relevantes en el seno de la Monarquía española, en el decurso de los siglos xvii a xix: Martín de Larreátegui, de 1648 a 1652; sus hijos, Francisco Antonio, entre 1699 y 1701, y Pedro Antonio, de 1704 a 1719; su nieto, Pedro Isidro Colón de Larreátegui y Angulo, hijo de Francisco Antonio, entre 1748 y 1770; sus dos bisnietos, hijos, a su vez, de Pedro Isidro, llamados Mariano y José Joaquín Colón de Larreátegui y Ximénez de Embún, entre 1787 y 1821, y de 1791 a 1820, respectivamente; amén de otros dos nietos, ya mencionados, Baltasar y Bartolomé de Henao y Larreátegui; y de un sobrino nieto, Andrés de Orbe y Larreátegui, igualmente aludido.

De tierras guipuzcoanas procedía, pues, esta poderosa familia de los Larreátegui, muy representativa de los mecanismos del poder, y de su funcionamiento, ejercicio, oficio y beneficio, en el Antiguo Régimen.

 

Fuentes y bibl.: Archivo Histórico Nacional, Órdenes Militares, Santiago, exps. n.os 2020 y 4345.

J. A. Álvarez y Baena, Hijos de Madrid, ilustres en Santidad, dignidades, Armas, Ciencias y Artes. Diccionario histórico por el orden alfabético de sus nombres, que consagra al Ilustrísimo y Nobilísimo Ayuntamiento de la Imperial y Coronada Villa de Madrid, ts. II y IV, Madrid, Oficina de Don Benito Cano, 1789-1791, págs. 218-219 y págs. 99-100, 244-245 y 255- 256, respect.; A. González Palencia y E. Varón Vallejo, Archivo Histórico Nacional, Consejo de Castilla. Sala de Alcaldes de Casa y Corte. Catálogo por materias, Madrid-Cuenca, Archivo Histórico Nacional-Imprenta del Seminario Conciliar, 1925, págs. 763, 765, 767, 771-772 y 784-787; R. Nieto y Cortadellas, Los descendientes de Cristóbal Colón (Obra genealógica), La Habana, 1952, págs. 230-274 y 297-311; J. Fayard, “Los ministros del Consejo Real de Castilla (1621-1788). Informes biográficos”, en Hidalguía (Madrid), XXVIII, 163 (noviembrediciembre de 1980), págs. 691-722; Los miembros del Consejo de Castilla (1621-1746), Madrid, Siglo XXI Editores, 1982, págs. 48, 65, 87-95, 219, 228, 245-248 y 512; T. Sánchez Rivilla, “Inquisidores Generales y Consejeros de la Suprema: documentación biográfica”, en J. Pérez Villanueva y B. Escandell Bonet (eds.), Historia de la Inquisición en España y América, vol. III, Madrid, Biblioteca de Autores Cristianos, 1984-2000, págs. 228-437, espec. pág. 259; J. Herrero, Los orígenes del pensamiento reaccionario español, Madrid, Alianza Editorial, 1988, págs. 286-293; J. M. Portillo Valdés, Monarquía y gobierno provincial. Poder y Constitución en las Provincias Vascas (1760-1808), Madrid, Centro de Estudios Constitucionales, 1991, págs. 183-195 y 322-332; C. Domínguez Rodríguez, Los Alcaldes de lo Criminal en la Chancillería castellana, Valladolid, Diputación Provincial, 1993, págs. 67 y 74; J. M. Puyol Montero, “La creación del Consejo y Tribunal Supremo de España e Indias (Consejo Reunido) por la Junta Central en 1809”, en Cuadernos de Historia del Derecho, Madrid, 2 (1995), págs. 189-233; F. Andújar Castillo, Consejo y consejeros de Guerra en el siglo xviii, Granada, Servicio de Publicaciones de la Universidad de Granada, 1996, págs. 192-193; O. García Regueiro, Francisco de Cabarrús. Un personaje y su época, Madrid, Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, 2003, págs. 287-347; J. Barrientos Grandon, Los Letrados en la Judicatura Indiana (1511-1834). “De Iurisdictio Animata” en el Nuevo Mundo, tesis doctoral, Toledo, Universidad de Castilla-La Mancha, Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales, 2004 (inéd.), t. I, n.os 423-424, págs. 555-558, y t. II, n.os 470, 1241 y 1935, págs. 708-709, 919 y 1228-1230.

 

José María Vallejo García-Hevia

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