Pedro. Pedro Benítez. ?, m. s. XIII – Zamora, c. 1302. Obispo de Zamora.
No se tienen testimonios de su fecha y lugar de nacimiento.
Antes de su promoción al episcopado, ejerció como maestrescuela del Cabildo con el nombre de Pedro Benítez, según el profesor Peter Linehan. Su consagración fue una “regresión al estereotipo zamorano, una reafirmación de las relaciones locales”, en palabras del mismo autor. Como consecuencia de su actuación como maestrescuela, se puede aseverar su formación jurídica al ejercer como juez en pleitos matrimoniales (1259) o al acompañar al obispo Suero en la visita realizada al Monasterio de las Dueñas junto con los abades de Moreruela y Valparaíso (1279) y ser un hombre de confianza de su prelado, a quien comisiona como comprador de heredades en su nombre.
Su promoción fue un resultado de las relaciones familiares, al ser sobrino del obispo zamorano Pedro I, del maestro Esteban, abad de Husillos (Palencia), así como del cardenal Gil Torres.
Fue contemporáneo de Sancho IV y, en su minoría de edad, de Fernando IV. Gracias a Sancho IV recuperó la villa episcopal de Fermoselle (1292), perdida por su antecesor Suero Pérez. El Monarca le donó sólo la mitad, ya que la otra parte la tuvo que compartir con el Cabildo. También intervino en numerosas ocasiones en defensa del obispo y clerecía frente a los recaudadores al exigirles más cuota de la establecida al pago de redenciones en metálico de servicios a la Monarquía como yantar, soldada, acémilas y fonsadera. Asimismo, confirmó los heredamientos de realengo que había pasado a abadengo desde Fernando III en la jurisdicción diocesana eximiéndoles de pecho al obispo y Cabildo (1288), cerrando un proyecto de su política de clarificación de la propiedad del realengo/abadengo y de la recuperación de la propiedad regia perdida en los últimos años de su padre. Y en el capítulo de la jurisdicción judicial episcopal Sancho la defendió, y obligó a los jueces y alcaldes al cumplimiento de las sentencias de excomunión dadas por los jueces eclesiásticos (1289).
Fernando IV apoyó la defensa de la jurisdicción episcopal ante las extralimitaciones de los oficiales regios al prender vasallos de la villa episcopal de Fermoselle realizada por los cogedores de la martiniega (1299). Y por otra parte el mismo Monarca expolió el patrimonio ante la muerte de Pedro abusando de su derecho regio de custodia de los bienes episcopales durante la sede vacante, imponiéndole Bonifacio VIII pena de excomunión del Pontífice (1303), mientras no devolviera los bienes usurpados.
En las relaciones con su Cabildo, el obispo Pedro perdió el pleito mantenido con los capitulares sobre la jurisdicción de la villa de Fermoselle, recuperada por Sancho IV (1292), y acató la sentencia compartiendo la mitad de los derechos y propiedades (1296).
Los abades de los Monasterios de Moreruela y San Miguel del Monte (Grox) le prometieron obediencia siguiendo la práctica iniciada en el episcopado anterior de Suero.
En la jurisdicción diocesana se encontraban asentadas órdenes militares nacionales y extranjeras. Con los hospitalarios el obispo llegó a un acuerdo con el prior de la Orden en León y Castilla sobre el reparto del diezmo exigiendo su tercia episcopal (1302). Los templarios mantuvieron una presencia importante en la actual provincia a través de sus encomiendas, en cambio fue mucho menor en los límites diocesanos.
El obispo Pedro intentó zanjar los problemas con la Orden a través de una sentencia (1291) dictada por jueces amigos de las partes sobre las agresiones sufridas por los vasallos del obispo en las villas episcopales de Villalcampo y Almendra, y en las de Pino, Cerezal y Ricobayo.
Gracias a su testamento hológrafo (1302), se puede reconstruir la faceta más humana del prelado. Mandó enterrarse en la Catedral y fundó una capellanía presentando como patrimonio propio el derecho a media ochava de la aceña Faniye, situada en Tejares, tres pares de casas situadas en la puerta del Olivares, y una bodega y casas en la ciudad sobre la Peña. Entre los destinatarios se encuentran conventos locales de Predicadores, Franciscanos, Dueñas y Santa Clara.
Fundó aniversarios en las catedrales de Palencia, Salamanca y la Colegiata de Santa María de Toro (Zamora).
Merece especial atención en su testamento la iglesia de Santa María de la Hiniesta, a la que ya había dado sus derechos, y ahora mandó 200 maravedís para la compra de casas y con cuya renta mantuviera capellanes. Tampoco olvidó a su tío, Esteban, abad de Husillos (Palencia), y al Cabildo de dicho lugar.
Y finalmente en su biblioteca se encontraban libros de derecho como las Decretales, la Summa super titulis decretalium de Goffredus de Trano, y así como libros de medicina.
Bibl.: M. Zataraín Fernández, Apuntes y noticias curiosas [...] de Zamora y su diócesis, Zamora, Est. Tipográfico de San José, 1898; J. Sánchez Herrero, “Historia de la iglesia de Zamora, siglos V al XV”, en Historia de Zamora. Edad Media, t. I, Zamora, Diputación Provincial, Instituto de Estudios Zamoranos Florián de Ocampo, 1995, págs. 687-753; P. Linehan, Las dueñas de Zamora. Secretos, estupro y poderes en la Iglesia española del siglo XIII, Barcelona, Península, 1997; J. C. de Lera Maíllo, Catálogo de los documentos medievales de la catedral de Zamora, Zamora, Diputación Provincial, Instituto de Estudios Zamoranos Florián de Ocampo, 1999; “El testamento del obispo de Zamora Pedro II. Año 1302. Edición diplomática”, en Homenaje a Antonio Matilla Tascón, Zamora, Instituto de Estudios Zamoranos Florián de Ocampo, 2002, págs. 355-360; “Los templarios y la iglesia de Zamora en el siglo XIII. Estudio diplomático y edición de la sentencia de 1291”, en M. C. Díaz y Díaz, M. Díaz Bustamante y M. Domínguez García (coords.), Escritos dedicados a José María Fernández Catón, vol. II, León, Centro de Estudios de Investigación San Isidoro, 2004 (col. Fuentes y Estudios de Historia Leonesa, 100), págs. 777-793.
José Carlos Lera Maíllo
