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Marcos Salmerón

Biografía

Salmerón, Marcos. Buendía (Cuenca), 25.IV.1588 – Madrid, 21.I.1648. Mercedario (OdeM), predicador y consejero real, teólogo, calificador del Santo Oficio, escritor, obispo no consagrado de Trujillo (Perú) y general de la Orden Mercedaria.

Bautizado en la parroquia de Buendía, el 25 de abril de 1588, de familia cristiana y de cierta alcurnia, sus padres fueron Diego Salmerón y María de Reina. A los quince años ingresó en la Merced de Huete (Cuenca), donde profesó el 7 de septiembre de 1603, siendo comendador el padre maestro fray Juan de Peñacerrada. En la Biblioteca Nacional de Madrid se conserva el acta de su profesión en la Orden de la Merced, Libro de Profesiones, folio 120. Está en medio de algunos documentos del Convento Mercedario de Huete.

Se supone que sus estudios de Humanidades los había hecho antes de ingresar en la Merced. Se matriculó después en la Universidad de Alcalá de Henares, donde figura como teólogo en el curso de 1611-1612. Acabada su licencia, fue profesor o lector en varios conventos; y fue nombrado comendador de Segovia y de Guadalajara. Es elegido provincial en octubre de 1632, durante un cuatrienio, dado que su término coincidía con el final del generalato.

En dicho capítulo donde fue elegido provincial el padre Salmerón, lo fue también, como definidor, Tirso de Molina, fray Gabriel Téllez, que relata múltiples sucesos de estos años entre 1632 y 1636. Suelen los documentos conocidos alabar el provincialato del padre Salmerón. Era un fraile expeditivo, con lucidez mental y capacidad de decisión. No carecen de interés sus actas de visita del Convento madrileño y demás, con normativas claras. Cuando el padre Dalmacio Sierra fue elegido como maestro general, en el capítulo de Murcia (10 de mayo de 1636), celebró capítulo en Castilla, en el que salió electo provincial, por segunda vez, el padre maestro Peñacerrada, el que había dado la profesión a Salmerón, a quien —unos veintiocho años después, en vísperas de su muerte— nombró su vicario. De este modo el padre Marcos Salmerón gobernó la provincia de Castilla cerca de siete años.

En el capítulo de Guadalajara (1639) salió electo comendador de Madrid el maestro Salmerón, pero renunció enseguida, como dijo Téllez: “No sé si cansado de gobierno tanto, pues siete años de provincialato no es carga para el que rige llevadera, ni para los regidos soportable, pues aun los seis de un general, que no le vemos tan frecuente, se le suele hacer demasiado”.

Señala G. Vázquez que “los conquenses más o menos ilustres no suelen distinguirse por la dulzura, aunque Téllez alaba en otra parte al P. Salmerón por la suavidad de su gobierno”. Se sabe que al mismo Tirso —ocho años antes de su final en Almazán—, en una visita, delegado por el general Dalmacio Sierra, que, en 1640 se hallaba en Barcelona, y no pudo trasladarse a Madrid, a causa de la guerra de Cataluña, Salmerón lo “desterró a Cuenca”. El Convento Mercedario de Cuenca entonces se encontraba muy extramuros, en pleno campo, a cierta distancia de la ciudad. Según un resumen de las Actas de visita se deduce que las causas pueden ser tener libros profanos en su biblioteca y escribir letrillas contra el gobierno; seguramente contra el conde-duque. Tirso —que había sido definidor de Salmerón en el cuatrienio 1632-1636— se sintió muy herido —con razón—, y acudió al nuncio, diciéndole que el padre Marcos Salmerón —a quien tenía por su enemigo capital— sin darle razones, y en un plazo de dos días le conminó a abandonar Madrid para trasladarse a Cuenca. Y exigió que se le dieran las debidas razones de dicho proceder, y si no las hubiere, se “castigue severamente al P. Salmerón”. No se sabe el tiempo que estuvo Tirso en Cuenca, pero el hecho en sí pone a la luz el carácter de este ilustre conquense, a la vez que la fortaleza de Tirso. Era, pues, Salmerón exigente y duro a la hora de tomar decisiones superiores.

Durante estos años terminó sus libros más conocidos, y predicó en las iglesias muy célebres. Incluso la Catedral de Barcelona le encomendó una cuaresma. Era calificador de la Suprema Inquisición, a quien tuvo que remitir opiniones en varias ocasiones.  Respecto al ex provincial de Castilla, padre Juan de Fonseca, cuyos abuelos habían vivido en Portugal, ante un expediente inquisitorial, por sospechas de judaísmo, Salmerón salió en su defensa, a pesar de la batalla que existió, dado que Fonseca había defendido al general Serra, a quien se acusó de “catalanismo” debido a que se fue a Barcelona después de la sublevación catalana, y se le quería implicar por ese hecho quedando ambos, al final, libres de de toda sospecha. Incomunicado, pues, el general de la Merced, se nombró al padre Salmerón vicario general para el resto de España (Calatayud, 7 de junio de 1642). Se llevaron a cabo tres redenciones bajo su gobierno. La de 1644 en Argel, en la que los mercedarios de Francia liberaron a ciento cincuenta y tres cautivos. El padre Bruyère quedó como rehén diez años. Existe documentación en los archivos de Burdeos: Religieux de la Merci; y en las memorias del P. Bruyère, que G. Vázquez pudo consultar y cita. La segunda redención fue obra de la provincia de Castilla y la de Andalucía, en las personas de los padres José de Toledo y Mateo de Treviño, que redimieron veintiún cautivos cristianos. La tercera se debe a Cataluña, y fue el padre Cosme Abadía el redentor que liberó cincuenta cautivos de Argel.

Asistió el padre Salmerón, en 1645, a las Cortes del Reino de Valencia, “donde los Generales de la Merced tenían voto como barones de Algar y Escalés”. Allí escribió un extenso memorial, recogido luego en su obra Recuerdos históricos. Felipe IV le hizo predicador suyo; y le presentó para la mitra de Trujillo (Perú), el 7 de agosto de 1647. No tuvo, sin embargo, lugar, pues la muerte le sobrevino en Madrid el 21 de enero de 1648 (poco después, Tirso, definidor, después de dos años de comendaduría en Soria, falleció en el pequeño Convento de Almazán, a orillas del Duero, camino de la Corte, donde se enterró, olvidado de los teatros y de los mismos frailes).

Salmerón, sepultado, con toda honra, en la capilla de Los Remedios de Madrid, fue trasladado después a su ciudad de Huete: allí reposaron sus restos, en la capilla de San José. Por haber sido maestro general, se le dijeron misas en todos los conventos de la Orden, incluido el Nuevo Mundo, mientras que Tirso se quedó con una misa por convento en España (se ha comprobado en el Archivo de la Merced de Quito, las misas por Salmerón. Nada se dice por fray Gabriel Téllez).

 

Obras de ~: Relación de las fiestas de Nuestro Padre San Pedro Nolasco, que hizo este convento, Segovia, 1629; Sermón de San Ramón Nonato, Madrid, 1632; Actas del Capítulo Provincial que se celebró en la Ciudad de Guadalajara, a veinte y seis días del mes de Noviembre de 1632, Madrid, Imprenta del Reino, 1633; Desempeños de Dios con su madre. Sermón a su Concepción Inmaculada. Devoción de la Excelentísima señora doña Ana de Mendoza y Luna, señora de las Casas de Mendoza y de la Vega [...] en el religiosísimo Convento de la Piedad, de la muy noble ciudad de Guadalajara, Madrid, Imprenta del Reino, 1633; Sermones de San José, San Pedro Nolasco y San Ranmón Nonato, Madrid, 1634 (Barcelona, 1641); Por los Vicarios Generales del Orden de Nuestra Señora de la Merced, Redempción de Cautivos, en los Reynos y Provincias del Perú y Nueva España, s. l. [1635]; Bulario de la Orden de la Merced, arreglos, pról. y ed. de ~, Madrid, Tipografía del Reino, 1636; Tesoro escondido en el campo de la Humanidad del Hijo de Dios. Glorias de María, piedras preciosas, esplendor hermoso de sus solemnidades, Barcelona, Sebastián de Cormellas Mercader, 1641; Sacra Apología Ejemplar vivo de las armas católicas e favor de la fe y de los vasallos leales de la Majestad de Felipe IV, Rey de las Españas y Emperador de América, Pamplona, 1641 (Madrid, 1642; Zaragoza, 1644; Valencia, 1646); Actas y Estatutos del Capítulo General del Orden de Nuestra Señora de la Merced, redención de Cautivos, celebrado en el convento de dicha Orden de la Ciudad de Calatayud, sábado siete de junio de 1642, en que fue electo por Maestro General de todo el Orden Nuestro Reverendíssimo Padre Maestro F. Marcos Salmerón, Zaragoza, Diego Dormer, 1642; El Príncipe Escondido. Meditaciones de la Vida Oculta de Christo, desde los doze hasta los treinta años [...], Madrid, Pedro de Horna y Villanueva, 1643 (reed., Madrid, 1921); S. Fernández (OdeM), Ceremonial del Orden de N. Sra. de la Merced, Madrid, 1643 (cuatro páginas preliminares de la obra); Glorias de San Ignacio de Loyola, Illustre Santo Español, Fundador ínclyto de la Compañía de Jesús [...], Granada, 1644; Sermones de la infancia de Cristo, Sevilla, 1644; Proposición de la Magestad Católica a las Cortes del Reino de Valencia, Valencia, 1645 y 1646; Rapsodia fúnebre [...] a la breve vida y temprana muerte del S.S. D. Baltasar Carlos, Valencia, Gabriel Nogués, 1646; Recuerdos Históricos y Políticos de los servicios que los Generales, y Varones Ilustres de la religión de Nuestra señora de la Merced, Redención de Cautivos, han hecho a los Reyes de España en los dos Mundos, desde su gloriosa fundación, que fue el año mil y doscientos y diez y ocho, hasta el año de mil y seiscientos y cuarenta; y desde el Rey don Iayme el Primero de Aragón hasta Filipo Quarto Rey de las Españas, y Emperador de América [...], ed. de B. Borgues, Valencia, Herederos de Crisóstomo Garriz, 1646; Marial s. l., s. f.; Motivos de dolor perpetuo [...], s. l., s. f. ; De Excellentiis Deipare Virginis Mariae Librum unum, s. l., s. f.; De Conceptione ejusdem Conciones Plurimas, s. l., s. f.; Super singular Deiparae Virginis festivitates, s. l., s. f. (citado por H. Marraccio, en Antistites Mariani, Roma, 1656, pág. 598); Sobre los Evangelios, ms., 2 ts.; Sermones de Cuaresma, ms., s. l., s. f. (2 ts., citados en F. Enríquez, Discursos Morales, Madrid, 1639).

 

Fuentes y bibl.: Biblioteca Nacional de España (Madrid), Libro de Profesiones, fol. 120; Hardá, [...], Real Academia de la Historia, ms.

A. Arques Jover, Biblioteca Scriptorum Ordinis B. M. de Mercede (con añadidos), (Biblioteca de la Curia Provincial de la Merced, Madrid, ms.); G. Vázquez, “El Ilustrísimo Padre Marcos Salmerón (1588-1648)”, en La Merced (enero de 1929), págs. 16-20; G. Placer, “Biografía del Ilmo. Fray Marcos Salmerón”, en Estudios (Madrid) (1948), págs. 288-332 y 516-603; Bibliografía mercedaria, vol. II, Madrid, Revista Estudios, 1968, págs. 705-711; “Salmerón, Marcos”, en Q. Aldea Vaquero, T. Marín Martínez y J. Vives Gatell (dirs.), Diccionario de Historia Eclesiástica de España, vol. IV, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Instituto Enrique Flórez, 1975, pág. 2155.

 

Luis Vázquez Fernández, OdeM

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