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Martín García Óñez de Loyola

Biografía

Óñez (u Óñaz) de Loyola, Martín García. Azpeitia (Guipúzcoa), 1548 o 1549 – Curalaba (Chile), 23.XII.1598. Gobernador de Chile, adelantado mayor del Río de la Plata y gobernador de Potosí.

Nacido en una familia cuyo linaje derivaba de la unión, en 1261, de dos casas solares guipuzcoanas, sobrino nieto de san Ignacio de Loyola y caballero de la Orden de Calatrava, llegó a Perú en 1568 de la mano de su tío el virrey Francisco de Toledo, como capitán de su guardia. Estaba en Cuzco en 1572 cuando el virrey decidió enviar a Vilcabamba una expedición de doscientos cincuenta hombres al mando del capitán Martín Hurtado de Arbieto, para someter al príncipe Tupac Amaru, sucesor en el Trono del Perú como hijo de Munco-Inca. Martín García marchó en dicha expedición. Tupac Amaru resistía y se internó en la montaña; Óñez, al mando de veinticinco soldados escogidos, pasó el río y logró sorprenderle. El inca fue trasladado a Cuzco con su familia y séquito, fue procesado injustamente por el virrey Toledo y decapitado; su familia fue desterrada.

En recompensa por su intervención en la detención del príncipe inca, el virrey arregló el enlace matrimonial de Óñez con una princesa inca bautizada con el nombre de Beatriz Clara Coya —Coya, en quechua, significa reina, de sangre real—, hija del príncipe inca Sayri Tupac, hermano de Tupac Amaru, heredera del señorío de Urubamba. Tuvieron una hija, Ana María Coya de Loyola, nacida en Cuzco, a quien Felipe III concedió el marquesado de Oropesa. Se casó con Juan Henríquez de Borja, hijo del III marqués de Alcañices y de una hija de san Francisco de Borja.

En 1579 fue nombrado gobernador de Potosí por ausencia del general Juan Pereira. Fue también corregidor de Charcas y de varios pueblos del Perú. Poseía por entonces una gran fortuna. En 1581 fue sustituido por el corregidor Eulogio de Zúñiga. El Rey lo nombró adelantado del Río de la Plata.

En 1591 fue nombrado gobernador de Paraguay. Sin haber tomado posesión de su cargo, recibió en Lima una cédula de Felipe II por la que lo nombraba gobernador y capitán general de Chile en sustitución de Alonso de Sotomayor y Andía, con la misión de pacificar Chile. Llegó a Valparaíso el 23 de septiembre de 1592 y juró su cargo ante el Cabildo el 6 de octubre. Encontró Chile sumida en la pobreza y sin tropas suficientes con las que afrontar la amenaza de los piratas ingleses y de los indios. El erario público no se había administrado bien y el virrey marqués de Cañete había resuelto que los gobernadores de Chile no podrían imponer a la población contribuciones extraordinarias. De modo que decidió pedir a los vecinos de Santiago un préstamo voluntario, sin éxito.

En 1593 partió con su familia de Santiago a Concepción. El primer objetivo que tuvo Óñez, cuando llegó a la gobernación, fue saber cómo vivían los habitantes y mandó llamar al general de los indios para comprobar su situación y la de sus bienes. Esto le hizo ser especialmente meticuloso en el tema indígena. La situación que observó no le debió de gustar y durante los años que gobernó la zona, Óñez dictó dos reglamentos: uno para los administradores (que se componía de 74 ordenanzas) y otro para los protectores de los indios. Según Ruigómez, Óñez de Loyola fue el primero que en Chile dotó a la institución de la protectoría de indios de un reglamento particular. Asimismo, durante estos años también tuvo que hacer frente, además de a batallas por el dominio del territorio, a los piratas ingleses interesados en los barcos españoles.

En abril de 1593 decidió reunirse en Arauco con los militares más experimentados en la guerra araucana para oír su parecer sobre el éxito de su misión de pacificación. La opinión general fue que se necesitaban más tropas. El virrey de Perú atendió su petición de ayuda y decidió enviar unos refuerzos que tardaron años en llegar.

Sus intentos de hacer una campaña contra los araucanos no encontraron el apoyo del Cabildo, de forma que decidió atacar de forma dispersa a los indios y obtuvo pequeños triunfos. En 1594 fundó el fuerte de Santa Cruz de Óñez, que posteriormente convirtió en ciudad. Seguía sosteniendo la guerra contra los indios al Sur y fundó una pequeña fortaleza cerca del río Biobio llamada Jesús. En 1595 decidió marchar a Tucapel para quemar los sembrados de los indios. Durante la campaña de 1597, que se desarrolló en las ciénagas de Lumaco y de Purén, en donde se hacían fuertes los araucanos, levantó un fuerte en Purén al que dio el nombre de San Salvador de Coya.

En diciembre de 1598, cuando volvía de visitar los puntos de defensa que formaban su línea, decidió socorrer a la ciudad de Angol. Cuando estaba a suficiente distancia del enemigo, decidió acampar en Curalaba a las orillas del río Lumarco y despidió a una guardia de doscientos jinetes. Quedaron con él cuarenta soldados y algunos frailes que fueron asesinados por sorpresa por los indios. La cabeza de Óñez fue guardada como trofeo y entregada por los indios al gobernador del fuerte de Arauco, Alonso García Ramón, como prueba de fidelidad. Estos hechos aparecen relatados en el poema Purén indómito de Fernando Álvarez de Toledo.

Durante su gobierno, Óñez fundó una fortaleza en Lumaco y una colonia en Cuyo, San Luis de Loyola; se establecieron en Chile los agustinos y la Compañía de Jesús.

En la sacristía de la iglesia de Copacabana de Lima, que pertenece a la cofradía indígena de Copacabana, se encuentra un cuadro en el que está representado el matrimonio de este personaje con Beatriz Clara Coya.

 

Fuentes y bibl.: Archivo General de Indias (Sevilla), Patronato, 29, r. 40.

A. de Alcedo, Diccionario geográfico-histórico de las Indias Occidentales o América, Madrid, M. González, 1786; F. Álvarez de Toledo, Purén indómito, Leipzig, Franck-Verdags-Buchnanlung, 1862; M. de Mendiburu, Diccionario histórico-biográfico del Perú, Lima, ts. V-VI, Imprenta de J. F. Solis, 1885; J. T. Medina, Diccionario biográfico colonial de Chile, Santiago, Imprenta Elzeviriana, 1906; A. Beccar Varela y E. Udaondo, Plazas y calles de Buenos Aires: significación histórica de sus nombres, Buenos Aires, Penitenciaría Nacional, 1910; J. A. Muzzio, Diccionario histórico y biográfico de la Argentina, Buenos Aires, J. Roldán, 1920; J. Fuentes, L. Cortés, F. Castillo y A. Cortés, Diccionario histórico de Chile, Santiago, Editorial Zig-Zag, 1984; J. Fuentes, L. Cortés, F. Castillo Infante y A. Valdés Phillips, Diccionario Histórico de Chile, Santiago de Chile, Museo Nacional de Bellas Artes, 1984; M. Ballesteros Gaibrois, “El fin de los Incas de Vilcabamba: la gesta de dos capitanes vascos”, en I. Arana Pérez (coord.), Los Vascos y América: Ideas, hechos, hombres, Madrid, Espasa Calpe - Argantonio, 1990; V. Herrero Mediavilla (dir. y ed.), Índice biográfico de España, Portugal e Iberoamérica, München, Saur, 1995; C. Ruigómez Gómez, “Las ordenanzas de protectores de indios del guipuzcoano Martín García de Oñaz y Loyola”, en Euskal Herria y el Nuevo Mundo: La contribución de los vascos a la formación de las Américas, Vitoria, Servicio Editorial Universidad del País Vasco, 1996; D. Barros Arana, Historia general de Chile, t. III, Santiago de Chile, Editorial Universitaria, Centro de Investigación Diego Barros Arana, 1999.

 

Covadonga de Quintana Bermúdez de la Puente y Cecilia Suárez Cabal