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Onofre Esteban

Biografía

Esteban, Onofre. Chachapoyas (Perú), 1556 – Quito (Ecuador), 3.XI.1638. Sacerdote, misionero jesuita (SI).

Sus padres lo enviaron a estudiar en el colegio de los jesuitas de Lima, donde pronto nació su vocación a la Compañía de Jesús. Ordenado sacerdote fue destinado, en 1587, al colegio de Quito que acababa de establecerse, donde se dedicó al apostolado con los indígenas, ya que conocía bien su lengua, el quichua.

El pueblo indígena, luego de la llegada de los españoles, había aceptado el cristianismo, siguiendo mansamente el ejemplo de sus caciques. Mas su religión era superficial, mezclada con supersticiones e idolatrías antiguas y sujetos todavía a sus numerosos hechiceros. Cabalmente para atender y cristianizar debidamente a esta muchedumbre de indígenas, el segundo obispo de Quito, monseñor Pedro de la Peña (1566-1583), había solicitado la venida de religiosos jesuitas. Los pidió a Perú, primer país de Sudamérica donde se habían establecido enviados por el superior san Francisco de Borja, a solicitud de Felipe II. Sabía el obispo Peña que en Perú habían desarrollado métodos muy eficaces para cristianizar profundamente al pueblo indígena.

Para ese fin llegó a Quito el padre Onofre. Provisto de los instrumentos magníficos ya probados en Lima.

Se trataba principalmente del catecismo trilingüe, compuesto por el sabio padre José de Acosta, SI, y traducido, en columnas, al quichua y aymara por jesuitas mestizos, que hablaron esas lenguas en su niñez: padres Blas Valera y Bartolomé de Santiago. Lo aprobó para la enseñanza, y lo impuso, el tercer Concilio Limense, bajo el obispo santo Toribio de Mogrovejo. Fue el primer libro impreso en Sudamérica, en 1585; comprendía una cartilla, catecismo para adultos, confesonario y manual para el catequista. A la cartilla se le puso música y la cantaban en sus procesiones. Añadían a ello dramatizaciones de la doctrina y el evangelio, a imitación de los autos sacramentales. Usaban imágenes. Formaban catequistas.

Con estos métodos catequéticos el padre Onofre se dedicó a la evangelización de los millares de indígenas que se reunían en la ciudad. Les predicaba desde el pretil de la catedral. El pueblo indígena, que antes, cuando se les instruía en castellano se resistían a la asistencia; ahora venían a gusto y en tropel. Mas el padre Onofre juntó con lo dicho su bondad y caridad en toda forma, como lo ponderan quienes lo conocieron, como el padre Pedro Mercado.

Arriesgando su vida atendió a los enfermos en la terrible epidemia de 1589, de viruelas purulentas, que segó la vida de 4.000 indígenas. El deán de la catedral, Diego Rodríguez de Ocampo, autor de la Descripción y Relación del Estado Eclesiástico del Obispado de San Francisco de Quito, 1650, publicado en las Relaciones Geográficas de Indias, por Marcos Jiménez de la Espada, Madrid, 1965, dedicó un capítulo al padre Onofre; por ejemplo, escribió: “El venerable padre Onofre Esteban fue el primer sacerdote que tomó a su cargo el predicar y doctrinar a los numerosos indios que había en la ciudad y su provincia; y los halló como recién venidos a la fe; los ejercitó en la confesión, oración y santa fe, como tan gran lenguaraz en la general del Inca. De este ejercicio que continuó hasta su muerte, sacó y dejó muchos indios instruidos y devotos y dados a los santos Sacramentos.” “Hizo congregación de esta numerosa gente, en veneración de Nuestra Señora de Loreto, que al presente hay capilla insigne en ella, donde se juntan a oír los sermones y ejemplos; y se hacen las confesiones. Han salido muchos de vida virtuosa, y que de pueblo en pueblo, con operarios de la compañía, han hecho gran fruto en lo espiritual, evitando las hechicerías, encantos y otras supersticiones. Fue parte para que recibieran los naturales el Santísimo Sacramento, ganasen jubileo, y se les diese el santo viático en sus muertes.” (Relaciones Geográficas de Indias, III, 48).

Queda expuesto el fruto auténtico que obtuvo el Onofre Esteban y sus ayudantes en la cristianización profunda del indígena común, que entonces empezó a recibir la sagrada eucaristía. Con el mismo espíritu, y ayudado de intérpretes, hizo muchas y largas excursiones en las montañas y bosques del occidente de Quito, en los declives de la cordillera, entre los yumbos y otras parcialidades que recibieron el cristianismo.

 

Bibl.: J. Jouanen, SI, Historia de la Compañía de Jesús en la Antigua Provincia de Quito, Quito, Editorial Ecuatoriana, 1941; D. Rodríguez Docampo, “Descripción y Relación del Estado Eclesiástico del Obispado de Quito, 1650”, en M. Jiménez de la Espada, Relaciones Geográficas de Indias, t. III, Madrid, Biblioteca de Autores Españoles, 1965.

 

Jorge Villalba Freire

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