Carriedo y Arce, Baltazar Ángel, El Mazorra. Granada, s. xviii – Hacienda Yataqui, jurisdicción de Ambato (Ecuador), 4.II.1797. Teniente coronel de Caballería, administrador de Temporalidades, corregidor de Chimbo y Latacunga.
La familia Carriedo y Arce era oriunda de la región de Villacarriedo (Cantabria), pero parte de la familia se asentó en Granada, de donde, según un tío, procedía don Baltazar. Carriedo afirma haber tenido sólo catorce años al llegar a Quito, poco después de la rebelión de los barrios de la capital de la Audiencia en mayo y junio de 1765, dato inverosímil, ya que a fines de este año actúa como cobrador de diezmos en la región de Cuenca, acusado de violencia contra los indios.
Su carrera militar se inicia en 1766 cuando se incorpora a la tropa que Zelaya y Vergara, presidente interino de la Audiencia, había conducido a Quito para impedir nuevos brotes de violencia. En 1767 Carriedo, como soldado de caballería, participa en la confiscación de las haciendas con obraje Naxiche y San Ildefonso, situadas en términos de Latacunga y Ambato, respectivamente, y pertenecientes a la Compañía de Jesús. En la misma función acude a Cuenca, desde donde conduce a algunos de los jesuitas a Guayaquil. En abril de 1768, los indios de San Ildefonso, el principal obraje de la Junta de Temporalidades, se sublevan contra las nuevas normas de trabajo y asesinan al administrador, amigo de Carriedo. Bajo el mando del contador de Temporalidades Carriedo acude a sofocar la rebelión para luego ser nombrado administrador de Naxiche y San Ildefonso, cargo que parece haber ocupado hasta julio de 1777. Según sus amigos y allegados, en San Ildefonso recuperó a los trabajadores huidos, mejoró la producción textil e hizo construir edificios, molinos y acequias además de tres puentes sobre el río Patate, datos difíciles de comprobar ante la falta de cuentas e inventarios. En estos mismos años, en fechas no determinadas, acude por orden de la Audiencia a Cuenca y Guayaquil para sujetar a alcaldes y regidores insubordinados. En el primer caso los escolta hasta la cárcel de Quito, en el segundo organiza su destierro al presidio de Chagres. Además pasa unos tres meses en Guayaquil como comisario de la tropa que debía realizar la Expedición de Límites en el Marañón.
Terminado su cargo de administrador de Temporalidades, Carriedo se queda en la zona de Ambato desde donde, en septiembre de 1778, acude con veinticinco hombres armados al pueblo de Guano, cuya población india y mestiza se había sublevado ante los intentos de numeración por parte del visitador, el fiscal Villalengua y Marfil. Antes de terminar el año, el virrey de Nueva Granada nombra a Carriedo corregidor interino de Chimbo, cargo que, según sus propias palabras, utiliza para mejorar los caminos, construir la cárcel pública y una residencia para los corregidores e iniciar la reconstrucción de la iglesia.
Su experiencia administrativa en los obrajes de San Ildefonso y Naxiche, así como en el corregimiento de Chimbo, su actuación decidida en la represión de las sublevaciones y sus múltiples comisiones como cobrador de deudas en nombre de la Real Hacienda y de los tribunales de justicia, pueden haber sido motivos para su nombramiento, en 1779, como el primer administrador del ramo de tributos de Quito y sus cinco leguas. Con este nombramiento se da inicio a la administración estatal de este recurso, se sientan las bases para los demás distritos y se logra un notable aumento de los ingresos, según el contador general de tributos. En el mismo año es uno de los primeros en alistarse en las milicias disciplinadas, recibe el grado de capitán de una compañía de caballería y acude, en enero de 1780, a la región de Ambato en auxilio del visitador Antonio Solano de la Sala, alguacil mayor de la Corte y suegro suyo, contra los indígenas y mestizos sublevados de varios pueblos. A más tardar desde esta fecha se le conoce con el apodo de Mazorra, posible alusión a sus actitudes violentas, pero también un apellido común en su familia. Entre sus múltiples comisiones como capitán de la milicia se encuentra la de apresar en Latacunga, en septiembre de 1787, al famoso médico ilustrado Eugenio Espejo.
De su desempeño como corregidor de Latacunga, cargo gestionado para él por Bernardo Darquea e iniciado en 1788, todavía se conocen pocos detalles, pero en el lapso de tres años manda construir en el distrito cuatro puentes de madera y cuatro de piedra, el mayor de éstos de tres arcos y casi cien metros de largo, adornado con un gran portal que llevaba los escudos de armas del Rey, del presidente de la Audiencia y del propio Carriedo. También fuera de su distrito, en las cercanías de sus haciendas a orillas del río Patate, empieza la construcción de un puente, obligando al trabajo a los indios de la zona, que se quejan de abusos y maltrato.
En la década de 1790 parece dedicarse al fomento de sus propiedades agrícolas fuertemente hipotecadas. Junto con su mujer y sus empleados muere en una de ellas, enterrado bajo los aludes causados por el terremoto del 4 de febrero de 1797, considerado como el más fuerte que haya tenido lugar en el territorio del actual Ecuador.
Bibl.: F. González Suárez, Historia general de la República del Ecuador, Quito, Casa de la Cultura Ecuatoriana, 1969-1970; S. E. Moreno Yánez, Sublevaciones indígenas en la Audiencia de Quito desde comienzos del siglo xviii hasta finales de la Colonia, Bonn, Rheinische Friedrich-Wilhelms-Universität, 1976; P. y A. Costales, Don Baltazar Carriedo y Arce, dicho el Mazorra, Quito, 1979 (ms.); J. Villalba (SJ), Las prisiones del doctor Eugenio Espejo. 1783-1787-1795, Quito, Pontificia Universidad Católica del Ecuador, 1992.
Christiana Borchart de Moreno