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Juan de Muñatones

Biografía

Muñatones, Juan de. Briviesca (Burgos), 1502 – Valencia, 15.IV.1571. Agustino (OSA), predicador, preceptor y confesor real, obispo y primer biógrafo de santo Tomás de Villanueva.

Hijo del licenciado Juan Sánchez de Briviesca, alcalde de Casa y Corte de Carlos V, y de Juana de Muñatones, “ambos de noble ascendencia y desahogada posición”.

Cuando en 1521 era estudiante universitario en Salamanca, según indica el mismo Muñatones, la palabra y la vida de santo Tomás de Villanueva le conmovieron a abrazar la vida religiosa. En efecto, el 12 de febrero de 1523 emitió la profesión religiosa en el Convento San Agustín de Toledo, en manos del prior Francisco de Villafranca. En los años siguientes concluyó los estudios filosófico-teológicos en Salamanca.

El prior general de la Orden Agustiniana, Gabriel de Venecia, a instancia del provincial de Castilla, en septiembre de 1529, le facultó para graduarse de maestro en la Universidad de Salamanca. Sin embargo, el título de maestro por parte de la Orden lo recibió el 17 de marzo de 1546, una vez que fue examinado y considerado idóneo por parte de Antonio de Villasandino.

Carlos V le hizo predicador suyo, cargo que ocupaba ya el 20 de octubre de 1541, puesto que en esta fecha el prior general de la Orden Agustiniana le concedió un religioso por compañero para que con él viviera en la Corte. Viajó por Alemania, Países Bajos e Italia. Fue pedagogo del malogrado príncipe Carlos; confesor de las princesas María de Austria, después emperatriz de Alemania, y Juana de Austria, antes de partir a Portugal, por cuya tarea recibía la cantidad de 30.000 maravedís.

Una vez propuesto para obispo, Pablo IV le preconizó el 12 de junio de 1556 obispo de Segorbe y Albarracín, iglesia sufragánea de Zaragoza. Fue consagrado por Hernando de Aragón, arzobispo de Zaragoza.

Durante dos años, a partir del día 22 de abril de 1556 tuvo por compañero, por mandato del prior general de la Orden, al agustino y escriturario Alonso de Gudiel (muerto en 1573). El 9 de septiembre de 1556 tomó posesión de su diócesis por procurador, ya que hasta el último día de febrero del año siguiente no entró en la ciudad episcopal de Segorbe. En febrero de 1560 visitó la parroquia de Barracas, erigida bajo la advocación del apóstol San Pedro.

Asistió a la tercera etapa del Concilio de Trento hasta su conclusión, tomando parte en las sesiones celebradas en 1562 y 1563. Intervino en el aula conciliar en tres ocasiones para tratar sobre los sacramentos del orden sacerdotal, la eucaristía y el matrimonio. La festividad de san Agustín de 1562 predicó en la iglesia de San Marcos, de Trento, con asistencia de legados y padres conciliares.

De vuelta a España participó en el Concilio Provincial de Zaragoza celebrado en 1565, junto con los obispos de Huesca, Jaca, Calahorra-La Calzada, Pamplona y el titular de Utica, en representación del obispo de Tarazona. Había sido convocado por el arzobispo de Zaragoza, Fernando de Aragón, con el objeto de aplicar las enseñanzas del Concilio tridentino.

Cuando regresó Muñatones a su diócesis cursó la visita pastoral entre finales de enero y finales de mayo de 1565. Una vez concluida ésta, para aplicar las determinaciones de Trento, convocó, el sábado 1 de junio de 1566, vigilia de Pentecostés, un sínodo diocesano que se celebró en Viver, y el día 11 del mismo mes se leyeron las actas sinodales formadas por treinta y cinco capítulos y dos declaraciones, y se declaró cerrado el sínodo. Fue el último sínodo de la diócesis Segorbe-Albarracín y el primero postridentino.

Algunas de las reformas introducidas fueron: reducción de la celebración de misas de fundaciones y beneficios, al tiempo que inició la regulación de los estipendios de las misas y de las cuestaciones; prohibió la celebración de misas privadas en los domingos durante el sermón y en la misa conventual desde el prefacio; también prohibió las reuniones en lugares sagrados para tratar de negocios; las capellanías no debían ser removidas durante dos años; los párrocos se ocuparían también de enseñar el catecismo y presentar los fundamentos de la fe cristiana los domingos y días festivos; el viático sería llevado a los enfermos portando el palio cuatro sacerdotes; y se aminoraba el número de fiestas, dejándolas en cuarenta y tres, distribuidas de esta forma: del Señor (Circuncisión, Epifanía, Transfiguración, Navidad, Corpus Christi, Pentecostés y Pascua de Resurrección, con sus ferias de segunda y tercera, Santa Cruz, Ascensión y el Viernes Santo hasta mediodía); de la Virgen (Purificación, Anunciación, Asunción, Natividad e Inmaculada Concepción); santos (apóstoles y evangelistas; Miguel, Joaquín, Esteban, Magdalena, Bernabé, Juan Bautista, Fabián y Sebastián, Vicente mártir, Eulalia, Lorenzo, Todos los Santos y el titular de la iglesia). Estas medidas episcopales, reflejo de la reforma propuesta por Trento, no fueron bien recibidas en las iglesias de Seborge-Albarracín.

El obispo Muñatones se esforzó por establecer una pastoral propia para los moriscos recién convertidos a la fe católica, y trabajó en la formación de las Constituciones (Valencia, 1568), que fueron hechas para observancia de los conversos del Reino de Valencia.

Además de Muñatones, participaron en la elaboración de estas constituciones el arzobispo de Valencia y los obispos de Tortosa y Orihuela, el comisario general de la causa de los moriscos y el inquisidor general de Valencia. Su celo pastoral se manifiesta también en la creación de la Cofradía de Nuestra Señora de la Transfixión, hoy conocida por Cofradía de los Clérigos.

Por lo demás, en el aspecto social Muñatones prestó atención a los hospitales e instituciones de beneficencia presentes en la diócesis. A su costa levantó en 1570 el puente de sillería sobre el río Palancia, sito en Jérica o Xérica (Castellón), en el camino real de Zaragoza, cuya fábrica le supuso 3.500 ducados.

Aunque redactó algunos escritos en vida, no logró ver ninguno impreso. De santo Tomás de Villanueva, amigo e imitador de sus virtudes, impulsó y trabajó en la publicación de las Conciones del arzobispo de Valencia, y compuso en latín la primera vida del santo infanteño. Fue incorporada a la primera edición de las Conciones, a cargo de Pedro Uceda (Alcalá, 1572: 7-16), luego traducida al castellano por Tomás de Herrera y publicada en su Historia del convento de Salamanca (Madrid, 1652: 312-316).

Aquejado por una enfermedad estomacal, falleció en Valencia el día 15 de abril de 1571, y los restos mortales fueron trasladados a la Catedral de Segorbe, y algún tiempo después recibieron sepultura en el panteón que la familia tenía en Briviesca, en la antigua iglesia Catedral de Santa María Mayor.

 

Obras de ~: “Aprobación”, en J. de Segura, Libro de institución cristiana, Burgos, 1554; Carta dirigida al Inquisidor General sobre asuntos referentes a los moriscos, Valencia, 22 de mayo de 1568 (inéd.); De vita et rebus gestis ab Illustrissimo et Reverendissimo D. D. Fratre Thoma a Villanova, ejusdem Ordinis, Archiepiscopi Valentini, Compluti, Imprenta Juan de Lequerica, 1572; versión castellana de Tomás de Herrera, “Vida del Santo Fray Tomás de Villanueva, Arçobispo de Valencia”, en Historia del convento de Salamanca, Madrid, Imprenta Gregorio Rodríguez, 1652, págs. 312-316.

 

Bibl.: T. de Herrera, Alphabetum Augustinianum, t. I, Madrid, 1644, págs. 442-443; T. de Herrera, Historia del convento de San Agustín de Salamanca, Madrid, Imprenta Gregorio Rodríguez, 1652, págs. 195 y 312-316; F. Villagrasa, Antigüedad de la iglesia catedral de Segorbe y catálogo de sus obispos, Valencia, por Gerónimo Vilagrasa, 1664, cap. XLIII, págs. 187 y ss.; M. Vidal, Agustinos de Salamanca. Historia del observantíssimo convento de San Augustín N. P. de dicha ciudad, t. II, Madrid, Imprenta Eugenio García, 1758, pág. 340; J. Lanteri, Eremi Sacrae Augustinianae. Pars altera in qua agitur de augustinianis episcopis externis qui floruerunt post magnam Ordinis unionem peractam ab Alexandro IV anno MCCLVI. Accedit appendix de Procuratoribus generalibus ejusdem Ordinis, Romae, Typ. Bernardi Moroni, 1875, págs. 100-101; J. B. Pérez, Episcopologium Segobricense, Segobricae, Typ. F. Romaní y Suay, Comp, 1883, págs. 91-93; G. de Santiago Vela, Ensayo de una Biblioteca Ibero-Americana de la Orden de San Agustín, t. V, Madrid, Imprenta del Asilo de Huérfanos del Sagrado Corazón de Jesús, 1920, págs. 671-674; D. Gutiérrez, “Patres ac theologi augustiniani qui concilio tridentino interfuerunt”, en Analecta Augustiniana, 21 (1947-1950), págs. 99-102; E. Domínguez, “Juan de Muñatones. Su actuación en el Concilio de Trento”, en La Ciudad de Dios, 158 (1955), págs. 589-620; P. L. Llorens Raga, Episcopologio de la Diócesis de Segorbe-Castellón, t. I, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1973, págs. 267-278; F. Roca Traver, “El Obispo de Segorbe- Albarracín fray Juan de Muñatones y el proceso del príncipe Carlos”, en Boletín de la Sociedad Castellonense de Cultura, 66 (1990), págs. 559-564; V. Cárcel Ortí, Historia de las tres diócesis valencianas. Valencia, Segorbe-Castellón, Orihuela-Alicante, Valencia, Generalitat Valenciana, 2001, págs. 714-715 y 969; C. Villanueva Morte, “Visitas pastorales realizadas a la parroquia de Barracas durante los siglos XVI-XVIII”, en Estudis Castellonencs, 9 (2000-2002), págs. 555-597.

 

Rafael Lazcano González