Ayuda

Jaime Finestres y Monsalvo

Biografía

Finestres y de Monsalvo, Jaime. Barcelona, 1696 – Poblet (Tarragona), 4.X.1769. Monje cisterciense (OCist.), teólogo, historiador y catedrático.

Barcelonés, hijo de Pedro Juan, abogado y doctor en Leyes, barcelonés de familia que procedía de Agramunt, y de María Victoria. Fue un matrimonio prolífico, pues llegó a tener once hijos, siete de los cuales eran varones.

Se trataba de una familia de clase media distinguida, pues el abuelo materno, Onofre, médico de profesión, fue miembro del Consell de Deu (elegido para funciones ejecutivas entre los miembros del famoso Consell de Cent, en el Ayuntamiento de Barcelona).

El matrimonio debió de celebrarse en 1685 o comienzos del año siguiente, ya que el primer hijo, una niña, Esperanza, murió ese mismo 1686 con sólo dos meses. Le siguió el que fue el verdadero patriarca de la familia, una vez muerto el padre en 1715, José Finestres, famoso jurisconsulto y catedrático de Leyes en la Universidad de Cervera, nacido en 1688, y que sobrevivió, curiosamente, a todos sus hermanos, para morir con ochenta y nueve años en 1777. Fue padrino de bautismo de Jaime y siempre tuvo sobre él un gran ascendiente, así como gustos y preferencias muy parecidos. José Finestres fue en Cervera cabeza de una escuela que cuenta con fuertes y eruditas personalidades, como Gregorio Mayans, Ramón Lázaro de Dou o el jesuita padre Luciano Gallissà.

La familia debía de distinguirse, aparte de por su alto tono intelectual, por un marcado espíritu religioso cristiano, ya que los hermanos Francisco y Pedro Juan, que seguían en edad a José, fueron canónigos de Girona y archivero de Lérida el primero, y profesor de Cánones en Cervera, el segundo. Más aún, los cuatro siguientes fueron todos religiosos: Mariano y el propio Jaime, monjes cistercienses en Poblet; Ignacio, monje jerónimo en el monasterio de Valle de Hebrón, hoy desaparecido, en las afueras de Barcelona, mientras el pequeño, Daniel Antonio (que murió con cuarenta y dos años en 1744), optó por la colegiata premonstratense de Bellpuig de Les Avellanes, de la que fue abad muy joven y creó escuela, entre cuyos discípulos puede contarse a los conocidos historiadores padres Caresmar, Pasqual y José Martí. Todos los hermanos se distinguieron por el amor a la cultura.

Mariano, que tenía dos años más que su hermano (seguramente nació en 1694), y Jaime vistieron el hábito cisterciense del abad José Escuder (1713-1716), en Poblet, el 3 de septiembre de 1715, con dos compañeros más. Fue una hornada ciertamente notable, ya que llegaron a maestros en Teología los dos hermanos y el padre Rafael Serarols, y a abad del mismo cenobio el cuarto, el padre José Antonio Lledó (1741- 1744). Pero así como Mariano Finestres ocupó diversos cargos de responsabilidad administrativa y se contó por dos veces en las ternas para la elección abacial, Jaime Finestres, en cambio, elegía abiertamente, al modo de su hermano mayor, el camino del estudio y la investigación, histórica en su caso.

Profeso en 1716, hizo los estudios de Filosofía y Teología, como su hermano, en la Universidad oscense, y habitó esos años en el colegio de San Bernardo de Huesca, perteneciente a la congregación.

En 1718 y 1719, siendo todavía estudiante, hizo con alguna intermitencia de secretario de la comunidad, y el 20 de mayo de 1721 se despacharon dimisorias para su ordenación presbiteral.

Ejerció en la propia Universidad de Huesca cátedras en Artes, Filosofía y Teología, hasta conseguir ser maestro de la Orden, lo que comportaba el derecho de asistencia a los Capítulos de la congregación. Estudió también Leyes más adelante bajo la férula de su hermano mayor, en Cervera, y de 1732 a 1736 fue rector del colegio allí establecido por Poblet.

Entre 1737 y 1741, el abad Francisco Fornaguera fue vicario general y lo acompañaba como secretario suplente Jaime Finestres, porque el titular era el ya anciano padre Baltasar Sayol que había sido abad por tres veces en Poblet y ejerció como tal en la visita del monasterio de Labaix. Y en 1738 fue comisionado para vestir el hábito a las novicias cistercienses del monasterio del Patrocinio en Tamarite de Litera, y, cosa de más relieve, presidirá en nombre de la congregación la elección abacial en Santes Creus, para confirmar y dar posesión del cargo inmediatamente al electo padre Benito Llor y Montguió (1740-1744).

Celebrado el Capítulo Provincial en Veruela en 1741, el nuevo vicario general, padre Luis Sanchís, abad de Valldigna, le dio comisión para visitar el monasterio de monjas de San Félix en El Mercadal de Gerona.

Y visitó de nuevo esta casa, comisionado por el siguiente vicario general, el padre Joaquín Salvador, de Fitero, para dar posesión del cargo abacial, por muerte de la abadesa anterior, a Dionisia Pujol en 1745.

Constan sus cualidades morales e intelectuales, como aseveran diversos testigos.

El último cargo público del que se tiene noticia lo ejerció en el Capítulo Provincial de 1749 como maestro de número del principado.

Fue en 1745 cuando el abad Fornaguera le encomendó con insistencia, venciendo su natural repugnancia a toda ostentación, la elaboración de la Historia de el Real Monasterio de Poblet, dirigida especialmente a demostrar la mayor antigüedad de Poblet —su antiquioridad— respecto a Santes Creus, su vecino y rival cisterciense. Efectivamente, el abad general, Andoquio Pernot (1727-1748), había mandado ya diez años antes que se investigara dicha antigüedad resucitando una cuestión surgida un siglo antes (el concilio provincial de Zaragoza de 1617 ya había solicitado de todos los monasterios las alegaciones correspondientes a su respectiva antigüedad).

Y, en efecto, publicó el padre Jaime Finestres un volumen in folio, dedicado íntegramente a demostrar la antigüedad, los orígenes, privilegios y preeminencias del monasterio y sus abades. Salió a la luz el primer tomo del libro, Historia de el Real Monasterio de Poblet, que trata de la antigüedad de su fundación, en Barcelona en 1746. Basándose, como lo hacía, en una documentación segura, el padre Finestres no temía enfrentarse a las autoridades de la historiografía catalana de entonces.

Ante la insistencia de unos y otros, se decidió pronto a continuar su obra (citaba la anterior como tomo primero, agrupados los capítulos en centurias); y así, en 1753 salió editado en Cervera el primer tomo, rehecho por completo, así como el segundo; el tercero y el cuarto vieron la luz, en Cervera igualmente, en 1756. Sin duda, pasó esos años el autor dedicado de lleno a su obra, pero desgraciadamente a los hombres de mérito no les faltan nunca envidias y detracciones, más dolorosas, sin duda alguna, cuando salen de la propia comunidad. Eso le ocurrió a él, y explica también lo que tardó en salir el quinto y último tomo de su obra. Estaba listo para la imprenta en 1758.

¿Por qué no salió, sin embargo, hasta 1765, cuando se publicó en Tarragona, y no ya en Cervera como los otros? Las dificultades no fueron económicas, y él mismo, antes del prólogo, y tras la licencia de ese famoso volumen, escribe anónimamente una Respuesta de un cavallero de la Corte. Todo parece indicar que el envidioso que motivó la tardanza fue el padre Pablo Fuster, monje y profeso de Poblet, asimismo, maestro en Teología también, novicio en tiempo del abad Félix Genover (1728-1732), que murió en 1783 siendo abad del monasterio benedictino claustral de San Pedro de la Portella.

Otro hecho más que extraño se añade a todo ello, y es que ese volumen es todavía hoy una verdadera rareza bibliográfica. No es de recibo la opinión de Eduardo Toda de que algunos envidiosos, con anuencia del abad, lo quemaron. Convence más la opinión del editor José Porter, quien apuntó en 1933 la hipótesis muy verosímil de que, primero, la tardanza en la salida motivara que muchos de los suscriptores de la obra dejasen de comprarla, y segundo, es fácil que, acabado de estampar el libro, sólo una pequeña cantidad de ejemplares fuera al monasterio y se quedara de momento el resto en la imprenta. Y más por incuria que por mala fe, el monje encargado, al ver que no se vendía, lo arrincona y los libros que todavía quedaban en Poblet fueran quemados con tantos otros cuando la exclaustración de 1835.

Esa injusticia debió de oscurecer los últimos años del padre Jaime Finestres, que pasó en la sombra. Murió finalmente, tras repetidos accesos de calentura (no consta debido a qué enfermedad en concreto), dice su hermano José, el 4 de octubre de 1769, cuando contaba setenta y tres años de edad.

La posterioridad ha sido más justa con él, dándole la razón en su argumentación a favor de Poblet. En efecto, en el Diplomatari de Santa Maria de Poblet (Altisent, 1993) se recogen los documentos por los cuales Ramón Berenguer IV donó, primero el 18 de enero de 1150, el lugar llamado Hort de Poblet al abad de Fontfreda para que construyese allí un monasterio, y, segundo, el 18 de agosto de 1151, hizo constar la confirmación con determinación precisa del término y sus confrontaciones.

 

Obras de ~: Historia de el Real Monasterio de Poblet [...], t. I, Barcelona, 1746; De veritate diplomatum venerabilis monsterii Sanctae Mariae de Populeto, ordinis cisterciensis. Disssertatio historica chronologica critica, Roma, 1748; Historia de el Real Monasterio de Poblet, vols. I-IV, Cervera, 1753-1756; vol. V, Tarragona, Manuel Ibarra, 1765.

 

Fuentes y bibl.: Biblioteca Nacional Francesa (París), Collection Doat, ms. 59, fols. 8-9v. [copia en ed. de A. Altisent, Diplomatari de Santa Maria de Poblet, vol. I, Barcelona, Abadía de Poblet Barcelona-Generalitat de Catalunya, 1993 (col.Lecció Fonts i Estudis, vol. 2), doc. 123, págs. 115-116 y doc. 140, pág. 127].

R. Muñiz, Biblioteca Cisterciense Española, Burgos, José de Navas, 1793, págs. 143-144; E. Toda, “Lo pare Finestres”, en Estudis pobletans, Tarragona, Tarres i Virgili, 1925, pág. 108; J. Porter, Troballa del volum V del Finestres, a Poblet: recull d’estudis pobletans, Barcelona, 1933; J. Fortuny, Collecció de manuscrits inèdits de monjos del Reial Monestir de Santa Maria de Poblet, trans. de J. Guitert i Fontseré, Barcelona, Altés, 1947-1949; A. Masoliver, “El Pare Jaume Finestres, historiador i monjo de Poblet”, en Memoria de la Hermandad de Santa María de Poblet, correspondiente a los años 1968 y 1969, Poblet, Abadía, 1971, págs. 87-100; P. Guerín, “Finestres, Jaime”, en Q. Aldea Vaquero, J. Vives Gatell y T. Marín Martínez (dirs.), Diccionario de Historia Eclesiástica de España, vol. II, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Instituto Enrique Flórez, 1972, pág. 936; A. Altisent, Història de Poblet, Poblet, Abadía, 1974; E. Brouette [“Finestres y de Monsalvo, Jaime”], en E. Brouette, A. Dimier y E. Manning (dirs.), Dictionnaire des Auteurs Cisterciens, vol. I, Rochefort, Abbaye Notre-Dame de St-Rémy, 1975-1979, col. 255; A. Masoliver, “Santa Maria de Poblet”, en Catalunya Romànica (Barcelona), XXI (1995), págs. 444-445 y 555-571.

 

Alejandro Masoliver, OCist.

Relación con otros personajes del DBE