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Antolín Merino de Bolea

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Biografía

Merino de Bolea, Antolín. Ayuela (Palencia), 2.IX.1745 – Madrid, 22.III.1830. Agustino (OSA) y académico supernumerario de la Real Academia de la Historia.

Fue hijo de Andrés Merino y de Andrea de Bolea, acomodados labradores en tierras de Valdavia, donde aprendió las primeras letras; viendo su mente despierta, algunos amigos de su padre le animaron a que le dedicara al estudio, y así se trasladó a Valladolid a cursar Filosofía, graduándose bachiller en Artes por aquella Universidad. Del trato con algunos agustinos nació su deseo de ingresar en la vida religiosa, no sin cierta resistencia de su padre, que quiso comprobar la sinceridad de la vocación que manifestaba; tomó el hábito el 9 de enero de 1765 y profesó un año después, siendo trasladado al Convento de Salamanca para cursar Teología —muy influido entonces por la obra del agustino Lorenzo Berti— y que él simultaneó con el estudio de Griego y Hebreo. Posteriormente se presentó a las oposiciones de lector en el colegio agustiniano de Doña María de Aragón de la Corte (sede del Senado), obteniendo la plaza del Convento de Toledo.

Dadas sus cualidades, en 1775 los superiores le asociaron al proyecto historiográfico de la España Sagrada, del que, tras la muerte del padre Enrique Flórez, había sido nombrado continuador el padre Manuel Risco, y a esta empresa se dedicó con ilusión y entrega, siendo su primer trabajo el estudio de las Sentencias de Tajón que se publicaron en el tomo XXXI y la edición de las Obras de san Isidoro de Sevilla, de Ulloa; fue además profesor de Filosofía en el colegio madrileño de Doña María, adonde fue traslado hacia 1777 desde el Convento de San Felipe el Real (Puerta del Sol-calle Mayor) y donde desempeñó el cargo de regente de estudios. Posteriormente, siendo rector del colegio, introducirá el estudio de las Matemáticas como asignatura necesaria en la formación académica de los seminaristas agustinos. Habiendo cumplido el período legal de docencia, obtuvo el grado académico de maestro, que recibió en 1789, volviendo a dedicarse intensamente a la investigación de las antigüedades de la Iglesia española, como compañero del padre Risco, con el que visitó muchos archivos y trabajó sobre fuentes directas.

Sin olvidar su filiación agustiniana, recogió algunos opúsculos y obras pequeñas del obispo de Hipona, cotejando las pruebas de su versión con la edición de los maurinos y formando un “curso de teología” de siete tomos; posteriormente emprendió la edición de las obras castellanas del maestro Luis de León y pasó después a la edición de las latinas. En vísperas de la invasión francesa había acometido la reedición de los Trabajos de Jesús, obra clásica espiritual del agustino portugués fray Tomé de Jesús, en colaboración de su compañero José Apráiz, refugiados ya ambos en la casa del hermano político de Antolín, Esteban de Ágreda. Incautada la edición del tomo primero por los agentes del Gobierno intruso, junto con todo lo demás que no había sido saqueado del Convento de San Felipe, se dirigió al ministro del Interior, Manuel Romero, exponiéndole la situación y solicitando se le entregasen los ejemplares de la obra de fray Tomé que eran de su propiedad. El ministro autorizó la entrega de esos volúmenes, al tiempo que se le concedía permiso para continuar con su trabajo de investigación.

Nombrado canónigo del cabildo de la Catedral de Palencia, en agosto de 1809, por el ministro de Asuntos Eclesiásticos del mismo Gobierno, señor Azanza, renunció a la prebenda, lo que fue mal visto y criticado por algunos; se excusó alegando que tenía que terminar la edición y cuidar la impresión de los Trabajos de Jesús y que le habían autorizado a proseguir con la investigación, tal y como seguía con las obras de fray Luis. Por este motivo, se alegró de que otro religioso de San Felipe, el padre Andrés del Corral —cuyo gran monetario sirvió para completar el de Flórez y que luego pasaría a los fondos de la Real Academia de la Historia—, pudiese encontrar, reconocer y salvar del fuego de las casas de la Inquisición de Valladolid el proceso original seguido en aquel Tribunal contra fray Luis de León, y los de Alonso Gudiel, Gaspar de Grajal, Martínez Cantalapiedra y Francisco Sánchez de las Brozas, hoy conservados en la Biblioteca Nacional de Madrid.

El 24 de octubre de 1807 fue nombrado superior de la provincia de Castilla, y el 27 de mayo de 1808, cuando el padre Jorge Rey acudió a Bayona (Francia) al congreso convocado por Napoleón para elaborar el estatuto real, sobre el padre Merino recayó el cargo de vicario general de la Orden de San Agustín en España.

Fue de los primeros religiosos que volvió al Convento de San Felipe y se encontró la desolación por asiento en aquellos ámbitos; comenzó a limpiar y a recuperar lo que había sido incautado a los regulares y depositado en el convento de los trinitarios, especialmente lo del padre Flórez que el bibliotecario Juan Almanzón, conociendo su procedencia y valor, había colocado en lugar aparte. Nada más concluir la Guerra de la Independencia, los agustinos se aprestaron a restaurar la vida religiosa y las tareas que mantenían antes de la invasión napoleónica; en el capítulo provincial de 1815 se encomendó al padre Merino que continuase con la edición de la España Sagrada, al tiempo que la Real Academia de la Historia le nombraba académico supernumerario, poniendo a su disposición los ricos fondos de su biblioteca para continuar con el magno proyecto; el 31 de marzo de 1815 tomó posesión de su cargo académico. Tuvo tiempo para cuidar la decimosexta edición de la Clave historial, actualizada por el padre La Canal, y preparar la decimotercera de la Clave geográfica, obras ambas de Flórez, y comenzó a reunir materiales para escribir unas Memorias de fray Luis de León, que recogió a la muerte del padre Merino su compañero La Canal.

Centrado en la publicación del tomo XLIII de la España Sagrada, y mientras preparaba el siguiente, se le nombró procurador general de la Orden Agustiniana, el 2 de junio de 1819, y por fallecimiento del vicario general, padre Meave, tuvo que asumir ese cargo que, según las leyes de la Orden, recaía sobre el procurador, el 13 de junio de 1823, siendo calumniado como usurpador, hasta que posteriormente el capítulo general le restituyó pública y oficialmente en su fama. También tuvo que sufrir con mansedumbre y resignación la falta casi total de vista que le acudió por su debilidad, avanzada edad y el intenso trabajo realizado no siempre en las mejores condiciones.

De forma discreta, como había pasado tantos años de vida religiosa, se apagó su existencia el 22 de marzo de 1830, siendo enterrado en el cementerio de Fuencarral.

En 1850 fueron exhumados sus restos, junto con los de su compañero el padre La Canal, y trasladados a la sacramental de San Luis, de donde fueron llevados posteriormente al osario común de dicho camposanto. Junto con los otros agustinos académicos, Rosa Ruiz de la Prada le hizo un retrato que, a su muerte, pasó a los fondos de la Real Academia de la Historia.

 

Obras de ~: “Prólogo”, en B. Ulloa (ed.), Divi Isidori Hispalensis Episcopi Opera [...], Madrid, 1778, 2 ts.; con el P. D. González (eds.), F. L. de León, Exposición del libro de Job, Madrid, Pedro Marín, 1779; P. E. M.ª Pignone, Augustinus sui interpres in explicanda gratia creature [...], ed. de ~, Madrid, 1790; con los PP. Rodríguez y J. A. García, Delación de la Historia de la vida del hombre, del ex jesuita Hervás y Panduro (en Archivo Histórico Nacional, Inquisición, leg. 19164); Sancti Aurelii Augustini Hipponensis Episcopi Opuscula [...], Madrid, 1800, 7 ts.; Obras [castellanas] del Maestro Fray Luis de León [...], Madrid, 1804-1816, 6 ts.; F. T. de Jesús, Trabajos de Jesús, ed. de ~, Madrid, 1808, 4 ts., 6.ª ed. (siguiendo la trad. del P. Flórez); Paraphrástica explicación y traducción de los Psalmos, Himnos y Canciones divina según la inteligencia de los Doctores de la Santa Iglesia, con varias anotaciones y diversos pensamientos místicos para la luz de las almas y morales para reformación de las costumbres. Obra anónima compuesta dos siglos hace [...], Madrid, 1809, 3 ts.; con VV. AA., Atenta representación, que los Prelados Regulares de esta capital de la monarquía presentan a las Cortes Generales Ordinarias sobre la restitución de sus conventos y propiedades, de que fueron despojados por el Gobierno intruso, Madrid, 1814; Defensa del P. Risco, leída por ~ en la junta celebrada por la Real Academia de la Historia, el 16 de junio de 1815, ms. 11-3-5, n.º 1; con P. la Canal (eds.), España Sagrada, ts. XLIII y XLIV, Madrid, 1819 y 1826; Confesiones de San Agustín, trad. del P. Ceballos, Madrid, 1824, 2 ts.; Meditaciones, Soliloquios y Manual del Gran Padre San Agustín, trad. del P. Ceballos, Madrid, 1824; Memorias de fray Luis de León, 4 ts. (inéd.); pareceres, censuras y calificaciones de ~ para autorizar la impresión de diversas obras de temas variados.

 

Bibl.: J. de la Canal, “Ensayo histórico de la vida literaria del Maestro Fr. Antolín Merino, de la Orden de S. Agustín, continuador de la España Sagrada, e individuo de la Real Academia de la Historia”, leído en la Real Academia de la Historia en la presentación de su busto, Madrid, 8 de octubre de 1830 (en España Sagrada, t. XLV, págs. VII-XXI); VV. AA., Biografía Eclesiástica completa, t. XIII, Madrid, Imprenta de D. Alejandro Gómez Fuentenebro, 1862, págs. 875-878; B. Moral, “Catálogo de los escritores agustinos españoles, portugueses y americanos y sus obras”, en La Ciudad de Dios (CD), 12 (1886), págs. 239-243 y 434-439; M. Gutiérrez, “Escritos latinos de Fr. Luis de León”, en CD, 22 (1890), págs. 16-34; G. de Santiago Vela, Ensayo de una Biblioteca Ibero-Americana de la Orden de San Agustín, t. V, Madrid, Imprenta del Asilo de Huérfanos del Sagrado Corazón de Jesús, 1920, págs. 455-479; La Redacción, “Centenario de los PP. Merino y La Canal, últimos continuadores de la ‘España Sagrada’”, en CD, 157 (1945), págs. 5-15; A. C. Vega, La ‘España Sagrada’ y los Agustinos en la Real Academia de la Historia, discurso leído el día 11 de junio de 1950, en su recepción pública, El Escorial, 1950; F. Aguilar Piñal, Bibliografía de autores españoles del siglo xviii, t. V, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas-Instituto Miguel de Cervantes, 1989, pág. 675.

 

Francisco Javier Campos y Fernández de Sevilla, OSA

Relación con otros personajes del DBE

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