Arándiga, José Alberto. José de Ollería. Ollería (Valencia), 1652 – Valencia, 8.IX.1716. Capuchino (OFMCap.), teólogo, escritor y predicador.
Sus padres fueron Antonio y Francisca. Fue bautizado el 11 de junio de 1652 y recibió los nombres de Antonio, José, Félix y Pascual. Ingresó en el noviciado de los descalzos de San Juan de Ribera de Valencia, aunque sólo duró once meses, y pasó a los capuchinos, por haber tenido ya un familiar, llamado también padre José de Ollería. Tomó el hábito capuchino el 6 de agosto de 1668, de manos del padre Francisco de Valencia, maestro de novicios en el convento de Masamagrell (Valencia), donde profesaría el 25 de agosto de 1669, en manos de dicho maestro. Desde este momento será conocido por el segundo de sus nombres con el toponímico de su lugar de nacimiento, como era costumbre entre los capuchinos. Desde el momento de su profesión sobresalió siempre por una vida sencilla y austera, mostrando especial atención a todo lo que era la observancia regular y una vida penitente.
En su vida se distinguen dos grandes etapas. La primera abarca desde sus estudios conducentes a la ordenación sacerdotal hasta el año 1695, y la segunda desde este año hasta su muerte. La primera etapa es fundamentalmente intelectual. En la que el padre Ollería compagina una dedicación significativa a la predicación popular, como característica propia de los capuchinos, y la publicación de obras de carácter científico, especialmente teológico y escriturístico.
Este contexto estaría, además, respaldado por el hecho de que, por espacio de siete años, fue lector en Teología, sobresaliendo por sus conocimientos, que iban acompañados de un carácter humilde, lo cual hacía de él un personaje agradable para todos aquellos que le tenían próximo.
Algún cronista lo llega a considerar como un segundo doctor sutil. Así, el padre Bono, dominico y catedrático de Teología en la Universidad de Valencia, consideraba a la muerte del padre Ollería que pasarían muchos años antes de que los capuchinos pudieran tener otro hombre como él. En las crónicas de los capuchinos, que aunque han de ser leídas con cierto espíritu crítico, se describe cómo lo caracterizaban algunos coetáneos: “Un Cicerón en la gramática, un Aristóteles en la filosofía, un Escoto y un Agustino en la teología, un Jerónimo en la inteligencia de las Sagradas Escrituras, un Juan de la Cruz en la mística y un Gregorio en la moral”. Lo cierto es que de las obras que se han conservado hasta hoy, se puede ver con claridad su especial sensibilidad y acierto hacia el estudio de la Sagrada Escritura, siendo capaz de presentar un discurso erudito, con una buena ordenación y lógica interna, lo cual no era muy frecuente en obras de este calibre.
La segunda etapa corresponde a su dedicación al gobierno propio de los capuchinos de la provincia de Valencia, donde el padre Ollería ocupa diversas funciones en años sucesivos. En el año 1695 es elegido como definidor de la provincia de Valencia, lo que hará que dos años más tarde sea elegido guardián del convento de Masamagrell, siendo reelegido para un nuevo mandato en 1699. Posteriormente, del convento de su pueblo natal, Ollería, en 1704 y 1705.
Será precisamente en 1707, siendo guardián de este convento, cuando su vida sufre un fuerte revés, ya que siendo consultado por los vecinos, partidarios de Felipe V, acerca de si debían prestar obediencia al archiduque Carlos, cuyas tropas se habían acuartelado en la villa, y en razón de que él había considerado que lo más prudente era someterse, provocó una reacción por parte del Monarca al triunfar en Almansa que consiguió que los superiores capuchinos lo depusieran de su cargo y lo desterraran a Segorbe. Allí vivió hasta 1714, llevando una vida sencilla y sin ruido. Será precisamente en estos años donde recupere el oficio de la pluma, que no lo dedicará fundamentalmente a la publicación de obras suyas, sino a la censura-aprobación de muchas de sus hermanos de hábito. En ese año es nuevamente nombrado definidor provincial y recuperado para la vida de la provincia capuchina, dando por zanjado un acontecimiento oscuro y desagradable. Su buen hacer se vería correspondido por un nuevo nombramiento por parte de sus hermanos en el capítulo provincial de 1716, que lo eligieron como primer definidor, aunque falleció poco tiempo después en el convento de Valencia.
Obras de ~: Hagiographa prolegomena seu Proemialia in Universam Sacram Scripturam, Valentiae, in Typographia Vicentii Cabrera, 1700; El catecismo en práctica, con su theología y una suma de la Doctrina Christiana. Tomo primero en que se declara el symbolo de la fe y la doctrina de los sacramentos en común, Orihuela, por Ioseph Diaz Cayuelas, 1727.
Bibl.: A. de Murcia, Crónicas de los capuchinos de la provincia de Valencia, vol. II, págs. 703-726; J. de San Antonio, Bibliotheca Universa Franciscana, vol. II, Madrid, 1732, pág. 252; B. A. Bononia, Bibliotheca scriptorum Ordinis Minorum S. Francisci Capuccinorum, Venetiis, Sebastianum Coleti, 1747, pág. 158; J. Rodríguez-Savalls, Biblioteca valentina, Valencia, 1747, pág. 214; H. Hurter, Nomenclator literarius recentioris theologiae catholicae, vol. IV, Oeniponte, Libraria Academica Wagneriana, 1892, pág. 800; E. de Valencia, Necrologio histórico seráfico de los Frailes Menores Capuchinos de la Provincia de la preciosísima Sangre de Cristo, de Valencia 1596-1947, Valencia, 1947 (2.ª ed.); E. de Sollana, Escritores de la Provincia Capuchina de Valencia. Ensayo bibliografico (impresos de 1596-1962), Valencia, Curia Provincial de Capuchinos, 1963, págs. 228-229.
Miguel Anxo Pena González, OFMCap.
