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Hernando de Murillas

Biografía

Murillas, Hernando de. Briones (La Rioja), 28.VI.1564 – 24.VIII.1628. Escultor.

Es uno de los artistas claves, de La Rioja Alta en las últimas décadas del siglo XVI y las primeras del XVII. Desciende de una importante familia hidalga arraigada de antiguo en Briones. Era hijo de Alonso de Morillas y de su primera mujer, María de Bañuelos, que además tuvieron otros hijos: María, Águeda, Petronila y Juan. A la muerte de la madre, el padre volvió a casarse con Ana Bastida y tuvo siete hijos: Ana, Juan, Gaspar, Francisco, Alonso, Pedro y Catalina. Hernando de Murillas se vinculó desde joven al taller de Pedro de Arbulo, donde aprendió el oficio de escultor; tal fue la dependencia del maestro que, una vez desvinculado de su taller, siguió dependiendo de él, pues ambos se apoyaron para contratar obras, lo que abrió nuevos mercados a Murillas y le convirtió en el sucesor del taller de su maestro, que se retiró del mercado artístico para dejar en su lugar al discípulo aventajado al que, a su muerte, cederá todos los instrumentos de su obrador.

Hernando de Murillas se casó con Eulalia Vélez, hija del médico de Briones Domingo Vélez, en 1592, y tuvieron seis hijos. Eulalia murió en 1603 y, a los pocos meses, Hernando se volvió a casar con Ana de Escota, viuda de Pedro de Oña, y tuvieron dos hijos: Nicolás y Catalina. La muerte de Ana ocurrida en 1615, hizo que Hernando nuevamente contrajera matrimonio en 1618 con Jerónima de Angulo, viuda de Juan del Campo. Es extraño que, a pesar de sus tres matrimonios, no emparentase con otras familias de artistas, sino que lo hizo con la burguesía local. En cambio con sus hijos sí que siguió una política endogámica que permitiría la continuación de su taller y la ampliación de mercados por otras latitudes; así, a su hija Ana la casó en 1618 con Pedro Gómez de la Calleja, hijo del escultor del mismo nombre, y a su hija Isabel la unió en matrimonio, en 1616, con el escultor Bernardo de Valderrama, que había trabajado con Pedro Gómez de la Calleja. En Bernardo recaerá la continuación del taller, pero su prematura muerte truncará las intenciones de Murillas, pasando el obrador a su hijo Fernando, que contratará con otros artistas los trabajos pendientes y se dedicará a adquirir tierras y arrendar propiedades, abandonando el mundo artístico para dedicarse a negocios más rentables.

Murillas residió en Briones, en el barrio del Pozo, en unas casas de su mujer Eulalia que amplió al comprar el inmueble colindante para instalar su taller con mayor comodidad. Su obrador contó con gran cantidad de aprendices: Francisco de Romerino en 1597, el madrileño Blas Martínez en 1600, Juan de Ungo en 1619, además de los oficiales Juan de Araoz, Pedro de Arriola, Esteban de Unzueta, Domingo de Goroa, Diego de Lambera, Juan de Vicuña y Juan de Albitiz. Hernando de Murillas murió en 1628 y con su desaparición el foco de Briones se quedó sin un continuador de importancia.

Su actividad artística se inició en 1590 con la contratación de una Virgen del Rosario para la iglesia de Rodezno (La Rioja) y para la que en 1603 hizo un retablillo; en 1592 la parroquia de Gimileo (La Rioja) le encargó otra y en 1621 realizó una para la parroquia de Zambrana (Álava). El ensamblador Francisco García de Vozmediano, en 1592, contó con su ayuda para tallar un sagrario que Isabel de Mardones donó al Convento de San Francisco de Miranda de Ebro (Burgos). También en 1592 contrató un retablo para la Cofradía de San Juan de Ollauri (La Rioja) policromado por Martín Delgado, que se encargó de tasar el retablo que hizo para la ermita de Nuestra Señora del Remedio de San Vicente de la Sonsierra (La Rioja) en 1594. Este año marcó el inicio de una nueva etapa en su producción, plasmada en la relación que estableció con su maestro Pedro de Arbulo, que le delegó todos sus encargos y le ayudó en los nuevos contratos. Cuando el Cabildo de la parroquia de Briones contrató con Murillas unos asientos para debajo del coro, tres facistoles y una reja baja, éste se comprometió a hacerlos siguiendo la traza de Arbulo. Fueron muchos los pequeños trabajos que realizó para este templo a lo largo de su vida: una imagen de San Mederi (1593), una cajonería (1596), una estantería para libros (1600), una caja para el Santísimo (1603), unos rodetes para el molino que tenía el Cabildo (1608), el yugo de las campanas, dos atriles, dos puertas y la imagen del Niño Jesús de la Bola (1623), en cuya base hay una inscripción que lo corrobora.

En estos últimos años del siglo XVI, Murillas realizó el retablo de Loza (Álava) y en 1597 contrató con Arbulo un facistol y el retablo mayor del Monasterio jerónimo de La Estrella (La Rioja). De nuevo juntos contrataron en 1600 el retablo mayor de Rodezno (La Rioja), que Arbulo cedió a su discípulo. Unos años después, en 1602, junto a los escultores García de Arredondo y Pedro González de San Pedro, participó en la decoración de la capilla mayor del Monasterio de San Francisco en Santo Domingo de La Calzada (La Rioja), patrocinada por el arzobispo fray Bernardo de Fresneda. Fue entonces cuando para la Cofradía de la Vera Cruz de Briones realizó varios pasos procesionales: un Cristo Crucificado (1603), La Flagelación, Jesús con la cruz a cuestas y La Soledad con sus andas (1604).

Tras la muerte de Arbulo, Murillas, al parecer formar compañía con el arquitecto Lope de Mendieta, con quien realizó un sagrario para San Torcuato (La Rioja) (1615), terminó el retablo de Leiva (La Rioja) que dejaron inconcluso Lázaro de Leiva y Miguel de Ureta (1616), el retablo mayor de la iglesia de Santa María de Miranda de Ebro con ayuda de su yerno Bernardo de Valderrama (1617), a quien tuvo como su colaborador a partir de entonces. Estos tres artistas formaron compañía y juntos acabaron el retablo que en 1618 Tomás Manrique contrató para la iglesia de Cervera del Río Alhama (La Rioja). Para Briñas, en 1620, contrataron el retablo mayor y dos colaterales, y ese mismo año el retablo del Convento de San Agustín en Haro (La Rioja). El escultor Pedro López de Gámiz, en 1577, había contratado el retablo de Ircio (Burgos), que no concluyó, y la parroquia en 1621 concertó lo que faltaba con Murillas y Valderrama. En ese mismo año Gregorio Casela les traspasó un pequeño retablo que los herederos de Juan García del Prado querían poner en una capilla de la iglesia de San Nicolás de Cerezo de Río Tirón (Burgos), así como una imagen de Nuestra Señora de la Concepción. Mendieta y Murillas también contrataron el retablo y el sagrario de Castroviejo (La Rioja). La última obra que contrató fue en 1626 el retablo mayor para la parroquial de Briones, en el que colaboró Lope de Mendieta. Su muerte no le permitió concluirlo, y su hijo Fernando encargó una parte de la arquitectura a Diego López de Frías y la escultura al navarro Juan Bazcardo, con quien su padre contrató el retablo mayor de Santa María de los Reyes de Laguardia (Álava) en 1618, pero el enorme trabajo que tenía hizo que renunciase a favor de Bazcardo, y la arquitectura la cedieron a Mendieta y Tomás Manrique.

Murillas también efectuó la tasación y valoración de la obra de otros artistas: en 1601 tasó con Arbulo el retablo de Casalarreina (La Rioja), obra de Lázaro de Leiva y Miguel de Ureta; en 1608, las sillas del testero del coro de la Catedral de Burgos; en 1621, el retablo de Doroño (Condado de Treviño), obra de Pedro de Ayala, y en 1626 daba su opinión sobre las obras de la capilla del Cristo en Logroño, y en Haro tasó unas labores de fustería.

Hernando de Murillas contó con la ayuda de los mejores artistas del momento; fueron compañías bastante fructíferas que lograron impulsar su carrera, abarcando con sus trabajos una amplia zona geográfica que comprendía La Rioja alta, la comarca de Miranda de Ebro y la zona alavesa colindante, teniendo el río Ebro como eje central. Debido a estas circunstancias, la producción artística de Murillas, que en teoría tenía que haber sido homogénea, en la práctica evidencia grandes diferencias de calidad entre unas y otras obras, e incluso de criterios conceptuales por la continua colaboración en su taller con otros artistas. La muerte de su yerno Bernardo de Valderrama dejó su taller sin continuador, y, a la muerte de Murillas, tres años después, la pujanza del foco romanista de Briones empezó a decaer con la llegada de los nuevos conceptos estéticos barrocos que Bazcardo había aprendido de Gregorio Fernández.

 

Obras de ~: Virgen del Rosario, iglesia de Rodezno (La Rioja), 1590; Virgen del Rosario, iglesia de Gimileo (La Rioja), 1592; Sagrario, Convento de San Francisco, Miranda de Ebro (Burgos), 1592; Retablo, Cofradía de San Juan, iglesia de Ollauri (La Rioja), 1592; Retablo, ermita del Remedio en San Vicente de la Sonsierra (La Rioja), 1594; Retablo mayor, iglesia de Rodezno, 1600; Sagrario y otras obras, Convento de San Francisco de Santo Domingo de la Calzada (La Rioja), 1602; Pasos procesionales, iglesia de Briones, 1603 y 1604; Sagrario, iglesia de San Torcuato (La Rioja), 1615; Retablo mayor, iglesia de Leiva (La Rioja), 1616; Retablo mayor, iglesia de Santa María de Miranda de Ebro (Burgos), 1617; Retablo mayor, iglesia de Cervera del Río Alhama (La Rioja), 1618; Retablo mayor y dos colaterales, iglesia de Briñas (La Rioja), 1620; Virgen del Rosario, iglesia de Zambrana (Álava), 1621; Retablo mayor, iglesia de Ircio (Burgos), 1621; Retablo lateral e imagen, iglesia de San Nicolás de Cerezo de Río Tirón (Burgos), 1621; Retablo mayor, iglesia de Castroviejo (La Rioja), 1622; Retablo mayor, iglesia de Loza (Álava), 1623; Retablo mayor, iglesia de Briones, 1626.

 

Bibl.: J. G. Moya Valgañón, “El retablo mayor de Briones. Notas de escultura barroca en La Rioja”, en Berceo, 74 (1965), págs. 83-103; “Hernando de Murillas y la escultura del fin del manierismo en La Rioja”, en Príncipe de Viana, 110-111 (1968), págs. 29-51; J. A. Barrio Loza, La escultura romanista en La Rioja, Madrid, Ministerio de Cultura, 1981; J. J. Vélez Chaurri, “Contribución a la biografía de Hernando de Murillas y Lope de Mendieta”, en VV. AA., II Coloquio de Historia de La Rioja, t. III, Zaragoza, Colegio Universitario de La Rioja, 1986, págs. 169-177; “El retablo mayor de Ircio. De Pedro López de Gámiz a Hernando de Murillas y Bernardo de Valderrama”, en Berceo, 110-111 (1986), págs. 189-207; J. J. Vélez Chaurri y C. Díez Javiz, Historia del Arte y los artistas en la Iglesia de Santa María de Altamira de Miranda de Ebro. 1500-1800, Miranda de Ebro, Instituto Municipal de la Historia, 1987; La Escultura romanista en la cuenca media del Ebro: Los focos de Miranda de Ebro y Briones, tesis doctoral, Universidad del País Vasco, 1989 (inéd.); “Precisiones sobre el retablo mayor de Briñas; obra conjunta de Bernardo de Valderrama y Hernando de Murillas”, en Berceo, 118-119 (1990), págs. 235-251; J. M. Ramírez Martínez, Retablos Mayores de La Rioja, Logroño, Obispado de Calahorra y La Calzada, 1993; C. Díez Javiz, “La obra escultórica de Bernardo de Valderrama”, en Berceo, 127 (1994), págs. 7-22.

 

Carlos Díez Javiz

 

Relación con otros personajes del DBE

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