Eguaras Ibáñez, Joaquina. Orbaiceta (Navarra), 10.I.1897 – Granada, 25.IV.1981. Conservadora de museos, arabista y arqueóloga.
A los dos años de su nacimiento, su familia se trasladó a Granada, ciudad a la que había sido destinado su padre, de profesión militar, y en la que ella ya residió toda su vida. Se instalaron en el barrio del Realejo, a los pies de la Alhambra, donde transcurrió su infancia.
Tras finalizar la enseñanza primaria, cursó estudios de Magisterio que luego convalidó por los de bachillerato para poder ingresar en la universidad en 1918. Algunas fuentes atribuyen a Joaquina Eguaras el mérito de ser la primera mujer que se había matriculado en la Universidad de Granada, pero el dato fue corregido por Juan Rodríguez Titos (1998), quien situó en ese puesto a Eudoxia Píriz Diego, matriculada en Medicina en 1912, aunque no se ha podido confirmar si llegó a licenciarse. Sin embargo, tampoco estaba en lo cierto, pues diversas fuentes señalan que fue Gertrudis Martínez Otero la primera alumna de dicha universidad y también de la de Sevilla, en donde matriculó primero, en la Facultad de Ciencias, para después trasladarse a la de Farmacia de Granada, donde se licenció en 1896. Joaquina Eguaras fue la siguiente licenciada, por la Facultad de Letras (1922). El hecho de que inmediatamente después de ella vinieron muchas más, la convierten en una mujer que abrió camino.
Pero los años en que cursó la carrera fueron difíciles para ella. Las dificultades no fueron obstáculo para la obtención de unas magníficas calificaciones: quince matrículas de honor y Premio Extraordinario en su licenciatura.
Profesora ayudante de clases prácticas de la Facultad de Letras, desde 1925, fue la primera mujer docente universitaria en Granada. Tres años después, cesó en ese puesto por haber sido seleccionada como profesora de Literatura española en el Instituto Local de Segunda Enseñanza de Baza. Desde que finalizó la carrera había estado preparando oposiciones al Cuerpo Facultativo de Archiveros, Bibliotecarios y Arqueólogos, en el que ingresa el 2 de julio de 1930. El 15 de noviembre de ese mismo año tomó posesión en el puesto de directora del Museo Arqueológico de Granada. Presidió su tribunal de oposiciones y firmó su nombramiento, como director general de Bellas Artes, el que fue su más venerado maestro: Manuel Gómez Moreno, uno de los principales eruditos de los que se formaron con Menéndez Pidal en el Centro de Estudios Históricos.
Por Ley de 27 de enero de 1932, se crearon las Escuelas de Estudios Árabes de Madrid y Granada. Se incorporó Joaquina Eguaras, en el mismo curso de 1932-1933 en que se inician las actividades investigadoras y docentes del centro. Primero lo hizo como becaria, después como bibliotecaria y, a partir de 1941, como adjunta de la sección de Filología y profesora de Árabe literal. Para entonces, hacía un año que había regresado a la Facultad de Letras como profesora auxiliar de Árabe y Hebreo. Compaginó toda esta actividad con una intensa labor en solitario en el Museo Arqueológico. En la primera década de su dirección de esta institución, sus principales preocupaciones y objetivos respondían a la grave situación de deterioro de su sede, la Casa de Castril, en la Carrera del Darro, y a la escasez de espacio que imponía la convivencia, en el mismo edificio, con el Museo de Bellas Artes. En 1935 se produjo el derrumbe parcial del edificio y el proyecto de recuperación, aprobado al año siguiente, no pudo ser ejecutado hasta 1942. Igualmente no fue hasta 1945, pasada la Guerra Civil y los primeros años de posguerra, que el Museo de Bellas Artes fue trasladado a su nueva sede en el Palacio de Carlos V.
Granada fue tempranamente tomada por las fuerzas nacionales (20 de julio de 1936). Durante los tres años de Guerra Civil, Eguaras asumió los cargos de jefe provincial del Cuerpo de Bibliotecarios y Archiveros y responsable de bibliotecas de frentes y hospitales y de la depuración de libros, así como el de secretaria de la Junta de Cultura Histórica y del Tesoro Artístico de Granada. En el museo, una vez finalizada la contienda, pasados los primeros años de posguerra, en que debió ocuparse de las labores de recuento e inventario que preocupan prioritariamente a las autoridades, y trasladado el Museo de Bellas Artes al Palacio de Carlos V, en 1945, comenzó a desplegar una importante labor docente y divulgadora. En los resúmenes anuales que se publicaban en Memorias de los Museos Arqueológicos Provinciales, puede comprobarse que el de Granada se situó, varios años de la década de 1940, en los primeros puestos de lectores de la biblioteca, organización de cursillos, conferencias, visitas escolares, visitas explicadas del museo y excursiones guiadas a los principales monumentos de la ciudad.
Paralelamente a esta intensa labor, participó activamente en la vida cultural e intelectual de la ciudad y continuó con su actividad docente e investigadora. En 1942, ingresó en la Real Academia de Bellas Artes de Nuestra Señora de las Angustias de Granada. Fue la primera mujer allí y la única numeraria durante décadas, en las que otras mujeres fueron correspondientes. Preparó su tesis doctoral, Transcripción, traducción y anotación del “Tratado de Agricultura” de Ibn Luyun bajo la dirección de Emilio García Gómez, que defendió en Madrid (1944). Editada muy posteriormente por el Patronato de la Alhambra (1975), fue el precedente de la línea de trabajo sobre agronomía andalusí desarrollada, a partir de finales de la década de 1980, por la sección de Filología de la Escuela de Estudios Árabes de Granada. Con la reedición de esta obra en 1997, el mencionado Patronato quiso conmemorar el centenario del nacimiento de su autora, quien, por otro lado, fue muy reclamada para enseñar y explicar La Alhambra a personajes ilustres y autoridades que visitaban la ciudad. Tres años después de la lectura de su tesis, obtuvo, por concurso oposición, plaza de profesora adjunta de Árabe en la Facultad de Letras, que ocupó durante veinte años, a lo largo de los cuales tuvo encargo de cátedra vacante en diferentes ocasiones.
En los treinta y siete años que fue directora del Museo Arqueológico de Granada (1930-1967), desarrolló una importante labor de adquisición de fondos, que se incrementaron notablemente, de 1.800 a 8.500 piezas. Debe señalarse que la mayoría de estos ingresos son objetos procedentes de colecciones particulares, cuya compra o donación son el resultado de su destacable labor de información y captación o, en menor medida, de su actividad como comisaria provincial de excavaciones. A partir de 1955, con la introducción de la actividad científica arqueológica en la Universidad de Granada, de la mano del profesor Manuel Pellicer, se inició el incremento de los fondos procedentes de excavaciones arqueológicas, que Eguaras siempre apoyó. Igualmente destacó en la documentación de los fondos y colecciones del museo, redactando numerosas fichas de inventario y catálogo, así como en su investigación, cuyos resultados publicó en las Memorias de los Museos Arqueológicos Provinciales. Y todo ello, en solitario, sin ningún conservador o ayudante de museos ni personal administrativo, contando tan sólo con la eventual ayuda, en algunos períodos, de estudiantes o licenciados en prácticas.
Inició la colección de artes decorativas y populares del museo a partir de la década de 1950, y para su futura instalación consiguió la adquisición por el Estado (1962) de la colindante Casa de Latorre, llamada así por haber sido la vivienda del pintor granadino Rafael Latorre.
El mismo año de su jubilación (1967) fue nombrada por el Ministerio de Educación y Ciencia, directora honoraria del Museo Arqueológico de Granada y profesora adjunta honoraria de la Facultad de Letras. Fue secretaria de la Comisión de Monumentos de Granada entre 1940 y 1945 y en los años anteriores a su transformación en la Comisión Provincial del Patrimonio Histórico-Artístico (1970). Fue miembro correspondiente de The Hispanic Society of America (1959) y de la Real Academia de la Historia (1963).
Entre las distinciones y honores que disfrutó destacan los siguientes: Orden de la Mehdawiya (1953); Orden Civil de Alfonso X el Sabio (1967), con la categoría de Encomienda; Medalla al Mérito en las Bellas Artes, en su categoría de plata (1973); miembro de honor de la Asociación Española de Orientalistas (1980).
Fue una mujer dedicada por completo a sus múltiples tareas profesionales. No contrajo matrimonio y no se le conoce noviazgo o relación sentimental. Fue ésta la opción de muchas mujeres de su época, condicionadas socialmente a elegir entre dos alternativas, entonces consideradas incompatibles: la carrera profesional con sus aspiraciones y responsabilidades, por un lado, y la formación de una familia, por el otro.
Ya jubilada, continuó colaborando con el museo, en cuya dirección le sucedió su sobrina Ángela Mendoza Eguaras, y pudo dedicarse a preparar la publicación de su tesis, bajo el título de Ibn Luyun. Tratado de Agricultura (1975). Hasta que la salud se lo permitió, acudió puntualmente a las sesiones de la Academia de Bellas Artes, donde además ejercía de bibliotecaria. Cuatro días después de su muerte, el Ayuntamiento de Granada acordó dar su nombre a una de las grandes avenidas de la expansión urbana de esta ciudad que fue realmente la suya, pues en ella siempre residió —salvo los dos primeros años de su vida—, fue muy querida y apreciada, participó activamente en su vida cultural e intelectual y se convirtió en su mejor cicerone, como la definió su amiga, la poeta granadina Elena Martín Vivaldi (1907-1998), en su Romance y loa en honor de Joaquina Eguaras, del que sólo se ha publicado un fragmento (Cabanelas Rodríguez, 1982; San Martín Montilla, 2003).
Obras de ~: “La copa argárica de Monachil”, en Memorias de los Museos Arqueológicos Provinciales (MMAP), II (1941), págs. 82-83; “Noticia sobre la colección visigoda del Museo de Granada”, en MMAP, III (1942), págs. 133-136; “Principales inscripciones árabes de este Museo, en MMAP, IV (1943), págs. 103-108; “Un nuevo cementerio argárico”, en MMAP, V (1944), págs. 116-117; “La cerámica de Elvira”, en MMAP, VI (1945), págs. 73-77; “Sobre los hallazgos de Elvira”, en MMAP, VII (1946), págs. 99-101; “Cerámica de la ‘Cueva de la Mujer’ (Alhama de Granada)”, en MMAP, VIII (1947), págs. 128- 131; “La colección de capiteles árabes del Museo”, en MMAP, IX (1948), págs. 91-95; “Colección de vidrios andaluces”, en MMAP, X (1949), págs. 289-295; “Lucernas romanas del Museo”, en MMAP, XV (1954), págs. 173-181; “Un texto árabe granadino”, en Miscelánea de Estudios Árabes y Hebraicos, III (1954), págs. 97-102; “Actividades arqueológicas en la provincia de Granada en 1955”, en MMAP, XVI (1955), págs. 154-162; Ibn Luyun: Tratado de agricultura, Granada, 1975.
Bibl.: M. Antequera García, Discurso pronunciado en el acto académico público y extraordinario celebrado en recuerdo de la académica fallecida Ilma. Sra. D.ª Joaquina Eguaras Ibáñez, Granada, Real Academia de Bellas Artes Nuestra Señora de las Angustias, 1982; D. Cabanelas Rodríguez, Discurso pronunciado en el acto académico público y extraordinario celebrado en recuerdo de la académica fallecida Ilma. Sra. D.ª Joaquina Eguaras Ibáñez, Granada, Real Academia de Bellas Artes Nuestra Señora de las Angustias, 1982; J. Rodríguez Titos, Mujeres de Granada, Granada, Diputación Provincial, 1998; M. M. Villafranca Jiménez, Los museos de Granada, Granada, Diputación Provincial, 1998; C. San Martín Montilla, “Mujer iluminando un museo sin luz eléctrica. Joaquina Eguaras y el Museo Arqueológico de Granada”, en mus-A. Revista de las Instituciones del Patrimonio, n.º 1 (2003). http://servicios.ideal.es/granadinos/joaquina_eguaras.html; http://www.andalucia.cc/viva/mujer/aavgrana.html#eguaras.
Concepción San Martín Montilla