Vitores de Velasco, Juan. Fresneda de la Sierra (Burgos), 1643 – Trujillo (Perú), 10.XII.1713. Religioso benedictino (OSB), obispo de Santa Marta (Colombia) y de Trujillo (Perú).
Nació en Fresneda de la Sierra, provincia de Burgos, en 1643. Profesó en el convento benedictino de Santo Domingo de Silos el 3 de julio de1661. Ocupó importantes cargos en la congregación benedictina, llegando a ser abad de San Benito de Huete y San Martín de Madrid. Igualmente fue miembro del Consejo Real, predicador del Rey y calificador del Consejo General de la Inquisición.
Accedió al obispado de Santa Marta el 26 de noviembre de 1695 y ejerció su labor hasta 1705 que pasó a ocupar la sede de Trujillo y donde vivió hasta su muerte en 1713. El 7 de mayo de 1696 realizó una visita a Río Hacha, donde dio un gran impulso a la conversión de los indios guajiros, que habían iniciado los religiosos capuchinos, y completó su colaborador el licenciado Pedro de Peralta. Igualmente como máximo representante de la iglesia en Santa Marta, apoyó económicamente la construcción de la fortaleza de San Vicente e incluso cuando los franceses atacaron Cartagena se encargó de enviar, sacándolo de los diezmos eclesiásticos, las municiones y suministros que consideró necesarios. Asimismo favoreció al clero secular frente a las dispensas que los miembros de la Compañía de Jesús tenían para oficiar casamientos de los indios y demás pobladores.
El celo del obispo Vítores le llevó incluso a ocupar el cargo de gobernador de modo interino en varias ocasiones y su tarea fue siempre alabada por el Cabildo, los oficiales reales, militares y los pobladores en general. Como miembro del Consejo General de la Inquisición, tuvo que actuar, de forma enérgica, en su diócesis, ante los problemas que se le presentaron, como una consecuencia de la guerra de sucesión y del acceso de un Borbón a la Monarquía Hispánica.
Posteriormente fue nombrado obispo de Trujillo, a donde se trasladará en 1703, en cuya sede no tendrá buena acogida ya que buscó colocar la gente que le acompañaba desde Santa Marta. Se produjo el consiguiente descontento y el clero de Trujillo envió un memorial al virrey príncipe de Santo Buono en el que enumeraban los atropellos del prelado y el espíritu de codicia que demostraba en el ejercicio de su cargo. No obstante esta visión materialista del prelado contrasta con la gran devoción que siempre tuvo a Santo Domingo de Silos y la fundación de dos buenas memorias para las fiestas de san Benito y Santo Domingo, dotadas con 2300 pesos. En Trujillo residió hasta su muerte el 10 de diciembre de 1713. Fue sepultado en la Iglesia Catedral, al pie del altar de San Juan Bautista. Todo su legado lo donará al Convento de Santo Domingo de Silos en Burgos, a donde llegará tres años más tarde.
Bibl.: M. Ferotin, Histoire de l’Abbaye de Silos, Paris, Ernest Leroux, 1897; R. Vargas Ugarte, Historia de la Iglesia en el Perú. IV (1700-1800), Burgos, Imp. de Aldecoa, 1961; A. de Egaña, Historia de la Iglesia en la América Española. Desde el Descubrimiento hasta comienzos del siglo xix, Editorial Católica, Madrid, 1966 (col. Biblioteca de Autores Cristianos); J. Pérez de Urbel, Varones insignes de la Congregación de Valladolid, Pontevedra, Museo Provincial, 1967; A. de Alcedo, Diccionario Geográfico de las Indias Occidentales o América, Atlas, Madrid, 1967; E. Restrepo Tirado, Historia de la provincia de Santa Marta, Colombia, Colcultura, 1975; E. Zaragoza, “Los generales de la Congregación de San Benito de Valladolid (1701-1801)” en Studia Silensia (Silos), X (1984); E. Martín Acosta, y M. C. Vivancos, “El burgalés fray Juan Vítores de Velasco, Obispo de Santa Marta y Trujillo”, en VV. AA., Castilla y León en América, Valladolid, Caja España, 1991.
Emelina Martín Acosta
