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Juan Alcedo de la Rocha

Biografía

 

Alcedo de la Rocha, Juan. Burgos, p. m. s. xvi – Lima (Perú), 6.X.1586. Fiscal del primer tribunal de la Inquisición de Lima.

Juan Alcedo de la Rocha fue hijo de Francisco de Alcedo de la Rocha, natural de la villa de Jarandilla, en la vera de Plasencia, y de María de Oña, natural de la villa de Oña, en Burgos. Su padre era escritor y “apuntador” de libros, y su abuelo materno, Pedro de Medina, era librero y tenía haciendas y casas en la ciudad de Burgos. Estudió en Salamanca, donde obtuvo su licenciatura en Cánones. En España desempeñó el cargo de fiscal del Santo Oficio en Murcia, entre los años 1566 y 1568.

Pasó a la ciudad de Lima con licencia de 17 de febrero de 1569, como miembro del primer tribunal instaurado en Lima, con un sueldo de tres mil pesos ensayados y mil pesos para el notario, y permaneció en su cargo hasta su fallecimiento, en 1586.

Este burgalés compaginó el cargo de fiscal con el de mercader. Llevó a cabo tratos mercantiles, los cuales estaban prohibidos realizar a los oficiales asalariadoscon la pena de perder el puesto y lo comerciado, hecho por el que estuvo acusado. Se sabe que mantuvo trato con los burgaleses Juan de Vadillo, mercader afincado en el Perú; con Gaspar de Astudillo, asentado en la Española, y con Alonso del Campo Lantadilla, capitán residente en Chile, pero también con personajes influyentes como el doctor Farfán, oidor de la Real Audiencia de México.

También practicó el intercambio de productos exóticos entre distintos puntos de América, como lo atestigua el hecho de reconocer que había recibido de Juan Maldonado de Castilla, alcalde de la fortaleza de la ciudad de Manila, una caja con algunas cosas de la China para “el arreglo y aderezo de mi casa”, y que fue la contestación de un cajón de armas y “cosas curiosas de esta tierra” que le envió desde el Perú.

Además tenía encargos con el virrey de Nueva España, señor Villamanrique, al cual debía enviar tres frazadas (mantas peludas que se echan sobre la cama) de cumbe, una blanca, otra parda y la tercera leonada, y una alfombra de cumbe, a la vez que debía procurarle cien arrobas de lana de la tierra de “pacos” y alguna de cumbe.

Realizó un excelente trabajo como fiscal del Tribunal, puesto que tras su fallecimiento, en la visita realizada al Santo Tribunal de la Inquisición por el señor Ruiz de Prado, se elogió su modo de almacenar todo el papel y los casos generados en la institución, frente a la actuación del fiscal que le sustituyó, el señor Arpide. Algunas de las misiones que tenían los fiscales eran las de guardar los papeles y autos de cada proceso de forma cronológica, anotar las causas en el libro correspondiente por orden alfabético y conservar estos libros bien cosidos, encuadernados, “sobrescriptos e intitulados” para localizarlos fácilmente.

Juan Alcedo de la Rocha hizo testamento el día 2 de octubre de 1586. Falleció cuatro días después, en la ciudad de los Reyes, ante Pedro Balaguer de Salcedo. Fue enterrado en la iglesia del monasterio de Nuestra Señora de la Encarnación de la ciudad de los Reyes.

Tuvo un hijo natural, Felipe de Alcedo, que tenía nueve años al fallecer su padre, y fue enviado a la villa de Villafría, con la familia paterna. Realizó varias fundaciones pías en Perú y en la Península, entre las que destaca el coste de la capilla que mandó construir en la iglesia parroquial de Villafría y la fundación allí de una capellanía, nombrando capellán a su hijo Felipe, y que tuvo vigor hasta finales del siglo xix.

 

Bibl.: L. Romera Iruela y M.ª C. Galbis Díez, Catálogo de pasajeros a Indias, vol. V-1, Madrid, Ministerio de Cultura, Dirección General de Bellas Artes, Archivos y Bibliotecas, 1980, E.2127; P. Castañeda y P. Hernández Aparicio, “La visita de Ruiz de Prado al Tribunal del Santo Oficio de Lima”, en Anuario de Estudios Americanos (Sevilla, Consejo Superior de Investigaciones Científicas), vol. XLI (1984), pág. 22; F.

López Carabantes, Noticias del Perú, Tierra Firme y Chile, Madrid, Atlas, 1986 (col. Biblioteca de Autores Españoles, vol. 293), pág. 37; P. Castañeda y P. Hernández Aparicio, La Inquisición en Lima, Madrid, Deimos, 1989, pág. 19; J. C. Maestro Castañeda, “El burgalés Juan Alcedo de la Rocha, primer fiscal de la Inquisición en la ciudad de los Reyes”, en El Reino de Granada y el Nuevo Mundo. V Congreso Internacional de Historia de América, vol. III, Granada, Diputación Provincial, 1994, págs. 315-322; Á. Pereda López, La emigración burgalesa a América durante el siglo xvi, Burgos, Caja de Burgos, 2000, pág. 114; “Legados y Fundaciones realizados con dinero americano en la provincia de Burgos durante la época de Felipe II”, en A. Gutiérrez Escudero (coord.), Ciencia, economía y política en Hispanoamérica colonial, Sevilla, CSIC, Escuela de Estudios Hispano-Americanos, 2001, págs. 125-138.

 

Ángela Pereda López

 

 

 

 

 

 

Alcedo de la Rocha, Juan. Burgos, p. m. s. XVI – Lima (Perú), 6.X.1586. Fiscal del primer tribunal de la Inquisición de Lima.

Juan Alcedo de la Rocha fue hijo de Francisco de Alcedo de la Rocha, natural de la villa de Jarandilla, en la vera de Plasencia, y de María de Oña, natural de la villa de Oña, en Burgos. Su padre era escritor y “apuntador” de libros, y su abuelo materno, Pedro de Medina, era librero, teniendo haciendas y casas en la ciudad de Burgos. Estudió en Salamanca, donde obtuvo su licenciatura en Cánones. En España desempeñó el cargo de fiscal del Santo Oficio en Murcia, entre los años 1566 y 1568.

Pasó a la ciudad de Lima con licencia de 17 de febrero de 1569, como miembro del primer tribunal instaurado en Lima, con un sueldo de tres mil pesos ensayados y mil pesos para el notario, y permaneció en su cargo hasta su fallecimiento, en 1586.

Este burgalés compaginó el cargo de fiscal con el de mercader. Realizó tratos mercantiles, los cuales estaban prohibidos realizar a oficiales asalariados con la pena de perder el puesto y lo comerciado, acto por el que estuvo acusado. Se sabe que mantuvo trato con los burgaleses Juan de Vadillo, mercader afincado en el Perú, con Gaspar de Astudillo, asentado en la Española, y con Alonso del Campo Lantadilla, capitán residente en Chile, pero también con personajes influyentes como el doctor Farfán, oidor de la Real Audiencia de México.

También practicó el intercambio de productos exóticos entre distintos puntos de América, como lo atestigua el hecho de reconocer que había recibido de Juan Maldonado de Castilla, alcalde de la fortaleza de la ciudad de Manila, una caja con algunas cosas de la China para “el arreglo y aderezo de mi casa”, y que fue la contestación de un cajón de armas y “cosas curiosas de esta tierra” que le envió desde el Perú.

Además tenía encargos con el virrey de Nueva España, señor Villamanrique, al cual debía enviar tres frazadas (mantas peludas que se echan sobre la cama) de cumbe, una blanca, otra parda y la tercera leonada, y una alfombra de cumbe, a la vez que debía procurarle cien arrobas de lana de la tierra de “pacos” y alguna de cumbe.

Realizó un excelente trabajo como fiscal del Tribunal, puesto que tras su fallecimiento, en la visita realizada al Santo Tribunal de la Inquisición por el señor Ruiz de Prado, se elogió su modo de almacenar todo el papel y los casos generados en la institución, frente a la actuación del fiscal que le sustituyó, el señor Arpide. Algunas de las misiones que tenían los fiscales eran las de guardar los papeles y autos de cada proceso de forma cronológica, anotar las causas en el libro correspondiente por orden alfabético y conservar estos libros bien cosidos, encuadernados, “sobrescriptos e intitulados” para localizarlos fácilmente.

Juan Alcedo de la Rocha realizó testamento el día 2 de octubre de 1586. Falleció cuatro días después, en la ciudad de los Reyes, ante Pedro Balaguer de Salcedo. Fue enterrado en la iglesia del monasterio de Nuestra Señora de la Encarnación de la ciudad de los Reyes.

Tuvo un hijo natural, Felipe de Alcedo, que tenía nueve años al fallecer su padre, y fue enviado a la villa de Villafría, con la familia paterna. Realizó varias fundaciones pías en Perú y en la Península, entre las que destaca el costeo de la capilla que mandó construir en la iglesia parroquial de Villafría y la fundación allí de una capellanía, nombrando capellán a su hijo Felipe, y que tuvo vigor hasta finales del siglo XIX.

Bibl.: L. Romera Iruela y M.ª C. Galbis Díez, Catálogo de pasajeros a Indias, vol. V-1, Madrid, Ministerio de Cultura, Dirección General de Bellas Artes, Archivos y Bibliotecas, 1980, E.2127; P. Castañeda y P. Hernández Aparicio, “La visita de Ruiz de Prado al Tribunal del Santo Oficio de Lima”, en Anuario de Estudios Americanos (Sevilla, Consejo Superior de Investigaciones Científicas), vol. XLI (1984), pág. 22; F. López Carabantes, Noticias del Perú, Tierra Firme y Chile, Madrid, Atlas, 1986 (col. Biblioteca de Autores Españoles, vol. 293), pág. 37; P. Castañeda y P. Hernández Aparicio, La Inquisición en Lima, Madrid, Deimos, 1989, pág. 19; J. C. Maestro Castañeda, “El burgalés Juan Alcedo de la Rocha, primer fiscal de la Inquisición en la ciudad de los Reyes”, en El Reino de Granada y el Nuevo Mundo. V Congreso Internacional de Historia de América, vol. III, Granada, Diputación Provincial, 1994, págs. 315-322; Á. Pereda López, La emigración burgalesa a América durante el siglo XVI, Burgos, Caja de Burgos, 2000, pág. 114; “Legados y Fundaciones realizados con dinero americano en la provincia de Burgos durante la época de Felipe II”, en A. Gutiérrez Escudero (coord.), Ciencia, economía y política en Hispanoamérica colonial, Sevilla, CSIC, Escuela de Estudios Hispano-Americanos, 2001, págs. 125-138.

Ángela Pereda López

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