Ayuda

Antonio Ginés

Biografía

Ginés, Antonio. Benabarre (Huesca), 8.XII.1662 – Barbastro (Huesca), 27.II.1742. Escolapio (SChP), biógrafo y vicario general de la Orden en España.

Cursaba la carrera eclesiástica cuando conoció a los escolapios, que intentaban fundar un colegio en Benabarre entre 1681 y 1683. Trató de unirse a ellos, pero fracasó la fundación. Continuó sus estudios y el 26 de octubre de 1687 ingresó definitivamente en las Escuelas Pías, perfeccionó sus estudios humanísticos, profesó el 25 de diciembre de 1689 en Moyá, donde había cumplido su noviciado, y se ordenó sacerdote en Tarragona en 1691.

Es el primero en la lista cronológica de los escolapios aragoneses. Nombrado rector del colegio de Peralta de la Sal, lo gobernó durante trece años (1698- 1711), aunque el 15 de marzo de 1697 ya había tenido la suerte de ser elegido para celebrar la primera eucaristía en la nueva capilla del colegio recién fundado. Fue durante esos años profesor de Gramática Latina y Retórica. Años de paz, hasta que la Guerra de Sucesión (1707-1714) complicó la situación y ahuyentó a los escolapios italianos que, llegados a Barbastro en 1677, habían realizado las primeras fundaciones. En Peralta quedaron para sostener la casa y el colegio tres sacerdotes aragoneses: Antonio Ginés, Medardo Víu y Juan Crisóstomo Plana. Como consecuencia del vacío dejado por los religiosos italianos, fue nombrado el padre Ginés delegado del padre general para las casas de Peralta y Balaguer en 1706 y más tarde, vicario general de la viceprovincia de España. El decreto está firmado en Roma el 5 de junio de 1711 y el 24 de agosto se leyó en el oratorio comunitario de Peralta, “y así el Santo Fundador volvió a nacer para los españoles en su obra, allí donde había estado su cuna”.

Entre 1711 y 1723 rigió y ensanchó la viceprovincia española. Fueron doce años de trabajo intenso, difíciles y fecundos a la vez. La guerra le obligó a vivir en una tensión continua que no alteró la solidez y bondad de su carácter. Estrenó la cárcel en el territorio de los dos bandos contendientes durante sus frecuentes visitas que hizo a las comunidades para mantener vivo el carisma de los religiosos. Pero tuvo tiempo para traducir libros del italiano y fundar nuevos colegios. El padre Picanyol resume en un breve párrafo sus logros en la expansión del instituto: “El P. Antonio Ginés, aragonés de pura cepa, rigió los destinos de la Viceprovincia hasta el año 1723. Durante su gobierno se fundaron las casas de Tramacastilla y Barbastro, se iniciaron las negociaciones para la de Mataró y se restauró completamente la de Balaguer”.

Sobre la casa de Balaguer, fundada en 1700 en el antiguo palacio de los condes de Urgel, asegura el padre general Juan Crisóstomo Salistri que ha sido abandonada por los religiosos por miedo a los soldados, pero que “el P. Antonio [Ginés] de S. Medardo se ayuda cuanto puede para que vuelvan a ella”. Lo fue logrando, hasta la restauración completa, con ayuda de algunos religiosos ejemplares. La fundación de Mataró partió de una petición de la ciudad en 1715. Se iniciaron las negociaciones, propiciadas por el padre Ginés, pero la carencia de religiosos y las dificulta des sociopolíticas, ralentizaron la apertura del colegio hasta mayo de 1737.

El intento de abrir un colegio en Tramacastilla, en la serranía de Albarracín (Teruel), arranca de 1706, solicitado por el párroco de Moscardón José Monteagudo. Corrió con todos los trámites el padre Ginés. Otra vez la guerra dejó la fundación entre papeles y buenos deseos. Pero en 1714 y en pleno invierno, el padre Ginés viajó y completó la operación. El colegio quedó abierto a profesores y alumnos, con cátedras de Latín y Filosofía incluidas, el 17 de enero de 1715. Fue el primer colegio escolapio de España donde se admitieron internos y fuente, muy pronto, de abundantes vocaciones sacerdotales y religiosas.

Barbastro era un verdadero reto. Los primeros escolapios, venidos de Italia, habían abierto colegio en 1677. Trabajaron bien hasta que las envidias de otras comunidades religiosas los arrojaron de la ciudad en 1681. Barbastro volvió a llamar en 1704, esta vez a las puertas de padre Ginés, rector de Peralta. Pero un decreto real que prohíbe en 1705 nuevas fundaciones hasta nueva orden impidió la respuesta. “Segunda vez perdió la Religión esta colonia”, escribió gráficamente el padre Jericó. Le va a corresponder al padre Ginés completar los trámites y abrir el anhelado colegio el 19 de octubre de 1721. Mientras se discutían las capitulaciones, el padre Ginés presentó a los representantes de la ciudad el reglamento que había diseñado para el colegio. Se trata de un documento de gran valor científico, que recoge la técnica pedagógica y organizativa que regía en los colegios escolapios de Europa, adaptada a los horarios, vacaciones y patronos de la nueva fundación de Barbastro.

Al padre Ginés le corresponde una hermosa biografía de San José de Calasanz, la primera que un escolapio publicaba en España. No es original sino traducción de la escrita y editada en Roma por el padre Alejo Armini en 1693. Por orden del general padre Salistri la tradujo al castellano el padre Ginés. Se leyó en copias manuscritas en las comunidades españolas y gustó. Salió de la imprenta en 1726. Antes había resultado imposible “por falta de medios”. Ahora se publicó bajo el nombre del doctor Pedro Agüenza, quien seguramente pagó la edición y que era, según Latassa, protomédico general del reino de Cerdeña, médico de cámara de Su Majestad, primario de la Reina viuda del rey Luis I y uno de los protomédicos de los reinos de Castilla y León. Gozaba, además, de la Carta de Hermandad de las Escuelas Pías. El libro lleva, a manera de prólogo, una carta explicativa del padre Ginés.

Terminada la fundación de Barbastro, fue quedándose ciego. Le substituyó como vicario general de la viceprovincia de España el padre Juan Crisóstomo Plana. Pidió al padre Ginés que se acercara a Benabarre, su patria, para sentar las bases de la fundación que deseaba la ciudad. Ciego y animoso, supo dialogar con sus paisanos y vio lo suficiente para firmar la concordia definitiva en 1729. De Benabarre regresó a Barbastro y allí permaneció el resto de su vida, animando con su ejemplo la marcha ascendente del colegio.

Obras de ~: Primer Reglamento escolar de las Escuelas Pías de España, Barbastro, 1721 [publicado en Ephemerides Calasanctianae, 2 (1939), págs. 68-71]; Vida del Venerable P. Josef de la Madre de Dios, Fénix aragonés, Patriarca y Fundador de la Religión de los Clérigos Regulares Pobres de la Madre de Dios de las Escuelas Pías, Madrid, 1726; Vida del Venerable P. Glicerio Landriani, s. f. (ms.), Vida del Venerable P. Pedro Casani, s. f. (ms.); Memorias y visitas a los colegios (ms.), s. f.

 

Fuentes y bibl.: Archivo del Colegio de Peralta, Libro de Sufragios que se hacen por los difuntos de nuestra Religión, Necrología del P. A. Ginés, marzo de 1742.

F. Latassa, Biblioteca de escritores aragoneses, t. II, Zaragoza, Imprenta de Calixto Ariño, 1884-1886, pág. 296; C. Lasalde, Historia literaria y bibliográfica de las Escuelas Pías de España, t. II, Madrid, A. Avrial y Revista Calasancia, 1893-1927, págs. 31-32; E. Llanas, Escolapios Insignes, t. III, Madrid, San Francisco de Sales, 1899-1900, págs. 202-210; T. Viñas, Index bio-bibliographicus scriptorum Scholarum Piarum, t. III, Roma, 1908-1911, pág. 11; L. Picanyol, “Memoria histórica de las fundaciones de los primeros colegios de las Escuelas Pías en España”, en Revista Calasancia (1926-1928); Á. Clavero, Historia de las Escuelas Pías de Aragón, t. V, Zaragoza, 1947, págs. 1-3; J. Jericó, “Noticias de todas las fundaciones de las Escuelas Pías de la Provincia de España”, en Archivum, 25 (1984), págs. 85-184, y 16 (1984), págs. 244-312; D. Cueva, Las Escuelas Pías de Aragón, t. I, Zaragoza, Gobierno de Aragón, 1997, págs. 53-63.

 

Dionisio Cueva González, SChP