Valenzuela, Juan de. Córdoba, 1436 – ?, f. s. xv. Prior de la Orden Militar de San Juan en los Reinos de Castilla y León entre los años 1456 y 1470.
Sus orígenes fueron muy humildes. Su padre era platero o calderero, y su madre, María González, era una criada que trabajaba en el servicio doméstico de las señoras de la ciudad. El apellido de Valenzuela le venía por haber sido su padre cliente de un caballero cordobés con aquel apellido. Siendo todavía un niño, Juan de Valenzuela se dedicó a transportar leña con sus asnos a la ciudad de Córdoba. Sin embargo, pronto supo sacar partido de su aspecto agraciado para ascender vertiginosamente en la jerarquía social de la época. En primer lugar, se hizo criado del maestre de la Orden Militar de Calatrava y logró ganarse su favor. A partir de ahí, logró convertirse en uno de los favoritos del rey Enrique IV de Castilla. El marqués de Villena, Juan Pacheco, lo utilizó para oponerse a la influencia de otro de los favoritos del Monarca, Miguel Lucas. Mientras tanto, Juan de Valenzuela se había hecho miembro de la Orden Militar de Santiago. De esta forma, cuando en 1456 quedó vacante el cargo de prior de la Orden Militar de San Juan en Castilla por la muerte de Gonzalo de Quiroga, Enrique IV enseguida pensó en él para cubrir el puesto. El monarca castellano presionó entonces a la persona inicialmente nombrada por el maestre de la Orden de San Juan como prior de Castilla, Juan de Somoza, hasta conseguir su renuncia. De esta forma, Enrique IV consiguió que el cargo finalmente fuera ocupado por Juan de Valenzuela. Valenzuela contaba entonces con veinte años de edad y tuvo que renunciar en ese momento a la Orden de Santiago para pasar a la Orden de San Juan y recibir su hábito. En 1457, el papa Calixto III, a instancias de Enrique IV, nombró formalmente a Juan de Valenzuela prior de la Orden de San Juan en los Reinos de Castilla y León, aunque en la práctica Valenzuela ya venía ejerciendo el puesto desde 1456.
Juan de Valenzuela se comportó a partir de entonces como un fiel servidor de Enrique IV. Así, en 1457 participó con el monarca castellano en una incursión armada por el Reino musulmán de Granada. Más adelante, en 1463 acompañó a Enrique IV a una entrevista con el rey Luis XI de Francia en la ribera del río Bidasoa. En estas condiciones, no es de extrañar que Juan de Valenzuela fuera uno de los pocos que permaneció fiel al monarca castellano cuando la mayor parte de la nobleza se sublevó contra él en 1465. El prior Valenzuela intentó combatir la rebelión en Andalucía, pero finalmente fue derrotado en 1466. Juan de Valenzuela perdió entonces el control de todos los señoríos que le correspondían como prior de la Orden de San Juan. Su situación empeoró todavía más en 1470, cuando un representante del maestre de la Orden de San Juan llegó a Castilla y destituyó a Juan de Valenzuela de su cargo de prior por impago de las contribuciones que debía abonar al maestre. En su lugar fue nombrado prior Álvaro de Estúñiga. Valenzuela intentó conservar su puesto recurriendo a las armas, pero sus tropas fueron derrotadas por las del nuevo prior cerca de Alcázar de San Juan, en 1470.
A partir de entonces, las noticias sobre su trayectoria posterior se van haciendo cada vez más escasas. Durante la guerra por la sucesión en el Trono castellano que estalló tras la muerte de Enrique IV en 1474, Juan de Valenzuela figuró en el bando partidario del Rey de Portugal. No obstante, Fernando el Católico recurrió a él en 1477 para que intentara lograr la rendición del castillo de Castronuño, cuyo alcaide había sido nombrado por Valenzuela. A pesar de ello, en junio de 1479 los Reyes Católicos le exceptuaron del perdón que concedieron entonces a los antiguos partidarios del monarca portugués. Al final, los reyes Fernando e Isabel tuvieron que otorgar el perdón a Valenzuela en cumplimiento del Tratado de Alcaçobas con Portugal en noviembre de 1479. También le devolvieron los señoríos sanjuanistas de Castronuño, Fuentelapeña, La Bóveda y Vadillo en virtud del mismo tratado en 1480. Sin embargo, la reparación no debió de ser completa, ya que los embajadores portugueses reclamaron a los Reyes Católicos la restitución del priorato de la Orden de San Juan y de todo su patrimonio a Juan de Valenzuela en 1480, 1482 y 1486. Finalmente, fue el propio maestre de la Orden de San Juan, Pedro d’Aubusson, quien desestimó las pretensiones de Valenzuela al priorato de Castilla. En 1488, el maestre sentenció en el pleito que enfrentaba a Juan de Valenzuela con Álvaro de Estúñiga por la posesión de dicho priorato que éste debía pertenecer a Álvaro de Estúñiga. Valenzuela debió de morir poco después, pues ya no se tienen noticias posteriores de él.
Bibl.: G. Bosio, Dell’istoria della sacra religione et illustrissima militia di San Giovanni Gierosolimitano, vol. II, Roma, Stamperia di Guglielmo Facciotti, 1629, pág. 333; J. de M. Carriazo (ed.), Hechos del condestable don Miguel Lucas de Iranzo (Crónica del siglo xv), Madrid, Espasa Calpe, 1940, págs. 313-318, 330-335 y 338-342; Memorial de diversas hazañas. Crónica de Enrique IV ordenada por mosén Diego de Valera, Madrid, Espasa Calpe, 1941, págs. 102, 120-121 y 180- 182; Crónica de los Reyes Católicos por su secretario Fernando del Pulgar, vol. I, Madrid, Espasa Calpe, 1943, págs. 116 y 298-299; J. Torres Fontes, Estudio sobre la “Crónica de Enrique IV” del Dr. Galíndez de Carvajal, Murcia, Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC)-Seminario de Historia de la Universidad de Murcia, 1946, págs. 122, 193, 243, 245, 275-276 y 395-396; M. A. Mendoza, A. Prieto y C. Álvarez Terán, Registro General del Sello. Volumen II (1478-Junio 1480), Valladolid, CSIC, 1951, págs. 289 y 463; J. Rius Serra, Regesto ibérico de Calixto III, vol. II, Barcelona, CSIC, 1958, págs. 364-365; A. de la Torre y L. Suárez Fernández, Documentos referentes a las relaciones con Portugal durante el reinado de los Reyes Católicos, vol. I, Valladolid, CSIC, 1958-1963, pág. 207; vol. II, págs. 72, 219, 228 y 323; A. de Palencia, Crónica de Enrique IV, vol. I, Madrid, Atlas, 1973-1975, págs. 314 y 324; vol. III, pág. 20; M. P. Sánchez-Parra (ed.), Crónica anónima de Enrique IV de Castilla, 1454-1474 (Crónica castellana), vol. II, Madrid, Ediciones de la Torre, 1991, págs. 61-62, 164, 190-191, 305 y 320-321; A. Sánchez Martín (ed.), Crónica de Enrique IV de Diego Enríquez del Castillo, Valladolid, Universidad, 1994, págs. 158, 202 y 240; C. Barquero Goñi, “Disputas por el priorato del Hospital en Castilla durante los siglos xiv y xv”, en Hispania, 199 (1998), págs. 548-551; R. Pérez-Bustamante y J. M. Calderón Ortega, Enrique IV, 1454-1474, Burgos, La Olmeda, 1998, págs. 194 y 274; A. de Palencia, Gesta Hispaniensia ex annalibus suorum dierum collecta, vol. I, Madrid, Real Academia de la Historia, 1998-1999, págs. 137- 138, 150-152 y 158; vol. II, págs. 313 y 401-402; L. Suárez, Enrique IV de Castilla, Barcelona, Ariel, 2001, págs. 132, 170, 326, 355, 470 y 484; D. J. García Riol, “La Orden de San Juan bajo Enrique IV de Castilla: revuelta nobiliaria y crisis sucesoria (1454-1474)”, en La Orden Militar de San Juan en la Península Ibérica durante la Edad Media, Alcázar de San Juan, Patronato Municipal de Cultura, 2002, págs. 263- 270; J. L. Martín, Enrique IV, Fuenterrabía, Nerea, 2003, págs. 84-85 y 224-225.
Carlos Barquero Goñi