Quizá el fútbol rompió la carrera del adolescente Benito Díaz como músico. Alternaba las praderas con la Escuela de Bellas Artes de San Sebastián. Pero a medida que iba sobresaliendo con el balón, perdía su afición por el arte. Tras su paso por varios clubes juveniles firmó por la Real Sociedad de San Sebastián, en la que desde 1916 hasta 1926. Por indicación del entrenador realista, el checo Lippo Hertzka, se hizo cargo de la preparación del equipo donostiarra. Había empezado la carrera de uno de los entrenadores más famosos de España. Pero sus principios en el oficio no fueron muy halagüeños, hasta el punto que hubo de acogerse al negocio familiar de transportes; sin futuro, porque primero los ferrocarriles y luego las carreteras acabaron con él. De negocio en negocio, acabó como subdirector de la Federación de Exportadores de Naranjas, en Valencia (1931). Durante la Guerra Civil se exilió a Francia. Puso un anuncio en los periódicos de Burdeos ofreciéndose como entrenador de juveniles e infantiles. El Girondins de Burdeos, recién nacido para el profesionalismo, lo fichó para la temporada 1937-1938. El club estaba en 3.ª división. En 1938-1939 quedó en medio de la tabla de la 2.ª división. Hacia 1939-1940, el fútbol francés, debido a la ocupación alemana, se fragmenta en tres zonas; el Girondins queda en la zona sudoeste, ya sin la tradicional compartimentación en divisiones. [...]