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Francisco Cabo Arnal

Biografía

Cabo Arnal, Francisco. Náquera (Valencia), 24.V.1768 – ?, 21.XI.1832. Organista, compositor y director.

Perteneció a una familia acomodada de labradores venida a menos por la muerte prematura del padre que dejó cinco hijos y una hija, la mayor, de diecisiete años y el menor, de dos. Las dificultades de la familia, que vivía en una baronía la llevó a buscar ayuda para la educación de los hijos, a lo que se debe, ciertamente, la vocación musical de tres de los hermanos, ya que ante las necesidades familiares, el cura los presentó a las pruebas de infantillos de la catedral de Valencia, donde ingresó el 9 de marzo de 1778 con diez años de edad. Siguió en la misma catedral, donde se formó con el organista Rafael Anglés y el maestro Francisco Morera Cots.

Después de una estancia de dos años en la entonces parroquia de Santa Catalina, vuelve a la catedral con nombramiento de 1 de junio de 1790 como organista suplente u organista segundo, si bien actuó como tal durante todo el mes de mayo.

Cabo tiene mayores aspiraciones, y en septiembre de ese mismo año se encuentra como organista titular de la catedral de Orihuela (Alicante). Tampoco aquí encuentra Cabo cuanto desea, y así oposita en 1793 a la maestría de la catedral de Valencia, a la muerte del que fue su maestro, Francisco Morera, en la oposición llevada por José Pons, y en 1796 a la de Granada, según él mismo indica. También, en fecha desconocida, opositó a la colegiata de Mora de Rubielos.

Entre las ilusiones de Cabo estaba el volver a Valencia, y así aceptó el nombramiento de tiple el 8 de febrero de 1796. Su maestro Rafael Anglés, ya viejo, buscaba un segundo organista; por ello, gestionó este nombramiento que quedó convertido siete meses más tarde en organista segundo titular.

Como Anglés no puede soportar todo el peso de las músicas, el cabildo, el 22 de julio de 1802, le nombra organista interino para suplir las ausencias y aliviar los trabajos de su maestro. En realidad, le designa organista primero, pero como no puede nombrarlo, pues vive el titular, le encarga todas sus suplencias. El 15 de febrero de 1816, muerto Anglés, le consolidan en el cargo previa presentación de un memorial en el que Cabo ensalza a “D. Rafael Anglés, el primero de los organistas y eclesiástico ejemplar”, y “de quien” se gloría “haber sido discípulo y merecido su estimación y aprecio”. El cabildo le nombró organista primero por aclamación; “considerando [...] su inteligencia y particular manejo en el órgano”, le concedió “las insignias de graduado, y en el modo y forma de su antecesor”.

Aún le siguieron distinguiendo, concediéndole una pavordía el 1 de octubre de 1828.

A la muerte de Andreví, le nombraron maestro de capilla el 1 de diciembre de 1830, pero esta vez no ya por aclamación, sino por una mayoría considerable de votos. Poco tiempo duró en el cargo; la enfermedad se cebó con él y tuvieron que concederle varios meses de permiso para que se recuperara, pero la muerte le llegó pronto, con sólo sesenta y tres años.

Como reconocimiento póstumo, su pueblo natal trasladó sus cenizas en 1929 a una especie de panteón, adornado con cerámica de Manises, construido en el mismo cementerio y con alusiones a la vida del maestro.

Pedrell, según el barón de Alcahalí, ha afirmado que “Cabo fue uno de los más geniales e inspiradores sostenedores de la tradición valenciana, digno continuador de aquellas magnas ilustraciones fecundas que se llaman Ginés Pérez, jefe de la escuela, y Juan Bautista Comes. Cabo escribiría sin duda obras para órgano, que han desaparecido, y que sobresaldrían como sobresalía en el repertorio puramente vocal o de capilla, especialmente en el salmódico”.

Cuantos han hablado de Cabo han hecho referencia a su obra vocal, de la que en el archivo catedralicio de Valencia se guardan sesenta y siete composiciones, muchas de ellas distintas de las que quedan en Segorbe, en Orihuela y en el Colegio de Corpus Christi.

Hilarión Eslava incluyó uno de sus salmos, el Memento Domine David, a siete voces y bajo continuo, en la Lira Sacro Hispana. En el archivo del patriarca se guarda una Salve a seis voces, difícilmente explicable en aquel archivo, pues está escrita, según dice la portada, “pro gratiarum actione facta [...] cum esset insignitus in hac Metropolitana Ecclesia Valentina pro secundi organi pulsator”.

Cabo es el primer organista catedralicio de Valencia de quien se sabe, a ciencia cierta, que trabajaba sus composiciones sobre un piano y no sobre un organito, como era la tradición. Es su testamento el que reafirma esta cuestión: “es mi voluntad, dice, legarle como le lego a mi sobrina María Arnal Cabo el piano que hoy día tengo”.

La obra vocal de Cabo es multicoral en su mayor parte, pues aunque no falten en ella obras a solo, dúos, etc., muchas son a diversos coros, siguiendo la mejor tradición de los compositores valencianos del siglo xvii. Es el último compositor valenciano que escribe siguiendo estas formas clásicas en Valencia que lograron ser primicias en el siglo xvii. Las grandes masas corales a dieciocho y más voces no se conocían en España. Sus obras han formado parte del repertorio habitual de las grandes capillas musicales religiosas valencianas hasta bien entrado el siglo xx, especialmente de las capillas de la catedral y del patriarca, siendo frecuente poder escuchar sus salmos a ocho voces en la década de los años sesenta y setenta del siglo xx.

Últimamente, pese a las ideas expandidas por doquier, se han encontrado bastantes obras que señalan una nueva etapa en el desarrollo de la música orgánica valenciana: los pasos cromáticos, las armonías, los contrastes de tempo y de ritmo, así como la forma de acompañar el canto de una de las voces, todo habla de una nueva época en el proceso evolutivo de la música valenciana de tecla. Cabo es la fiel continuación de su maestro, Rafael Anglés.

Todas las obras conocidas de Francisco Cabo son obras para el culto y, la mayor parte, para el culto catedralicio.

Para reafirmar el carácter religioso de sus composiciones, el sentido cultual que Cabo quiere dar a sus obras orgánicas, no falta nunca, al final de cada una de ellas, una especie de coda que interrumpe la forma sonata y que siempre lleva por título Canto llano, Saeculorum, de manera que más fácilmente quede puesta de relieve la fórmula salmódica gregoriana, y se pueda enlazar, sin dificultad alguna, con los correspondientes versículos salmódicos del oficio litúrgico.

 

Obras de ~: Memento Domine David, a siete voces y bajo continuo, Madrid, 1860; Versos, Pasos y Sonatas, transcrip. de J. Climent Barber, Madrid, Sociedad Española de Musicología, 1991, que comprende: versos para salmos, versos para el Veni Creator, diez sonatas, y cuatro versos-sonatas para la Ascensión del Señor, cuatro versos-sonatas para la Asunción Nuestra Señora, cuatro versos-sonatas para la Pascua del Espíritu Santo, cuatro sonatas y un paso para la Asunción de Nuestra Señora. Véase también J. Climent, “Cabo Arnal, Francisco”, en E. Casares Rodicio (dir. y coord.), Diccionario de la música española e hispanoamericana, Madrid, Sociedad General de Autores y Editores, 1999, págs. 840-841.

 

Bibl.: H. Eslava, La lira sacro hispana, Madrid, M. Martín Salazar, 1860; J. Ruiz de Lihory, barón de Alcahalí, La Música en Valencia: diccionario biográfico y crítico, Valencia, Est. Tipográfico Doménech, 1903 (ed. facs., Valencia, Librerías París-Valencia, 1987); J. Soler Carnicer y F. Pérez Moragón (dirs. y red.), Gran enciclopedia de la región valenciana, vol. II, Valencia, Gran Enciclopedia de la Región Valenciana, 1972; J. Climent, “Cabo Arnal, Francisco”, en E. Casares Rodicio (dir. y coord.), Diccionario de la Música española e hispanoamericana, op. cit., págs. 840-841.

 

José Climent Barber