Fitz-James Stuart, Jacobo Francisco. Duque de Liria (I) y duque de Berwick (II). Saint-Germain-en-Laye (Francia), 12.X.1696 – Nápoles (Italia), 2.VI.1738. Militar y diplomático.
Hijo de Jacobo Fitz-James Stuart, I duque de Berwick, mariscal de Francia, y de su primera esposa, Honorina de Bourke y Mac Carty (1677-1698), empezó su carrera militar en 1711 como ayudante de campo de su padre. Coronel del Regimiento irlandés de Limerick (1713), combatió en España en el sitio de Barcelona (1714). El 26 de septiembre fue premiado con el Toisón de Oro y entró al servicio del Rey Católico. Tras la guerra de 1719 en la que tomó parte contra el ejército mandado por su padre, el 7 de marzo de 1720 ascendió a brigadier y el 4 de marzo de 1724, a mariscal de campo, sin dejar de frecuentar la Corte, donde cultivaba el favor de los Soberanos y de los ministros. El 11 de diciembre de 1726 fue nombrado embajador en Rusia y provisto de instrucciones (22 de enero de 1727) salió de Madrid el 10 de marzo y llegó a su destino el 23 de noviembre.
Llamado el 25 de junio de 1730, marchó el 30 de octubre y, vía Varsovia (26 de diciembre a 15 de enero), arribó a Viena el 23 de enero de 1731. Allí le llegaron sus credenciales de embajador cerca del Emperador (14 de febrero) y los plenos poderes (30 de abril) que necesitaba para firmar el Tratado de Viena (22 de julio) por el que se admitían tropas españolas en Toscana, Parma y Plasencia. Hecho teniente general (4 de noviembre de 1732), recibió sus cartas recredenciales en enero de 1733 y abandonó Viena el 3 de febrero, llegando el 24 a París, donde se quedó algún tiempo antes de marchar a Roma a visitar al rey de Inglaterra. Allí estaba cuando estalló el conflicto de la sucesión de Polonia; se incorporó al Ejército español y participó en la conquista del reino de Nápoles.
Designado embajador de España cerca del nuevo rey de las Dos Sicilias (20 de noviembre de 1737), cayó enfermo y dimitió el 27 de mayo de 1738, unos días antes de fallecer. El memorialista Saint-Simon, quien le trató en Madrid y en París, ha dejado de él el siguiente retrato: “Tenía gracia, mucho honor y valor y una grande pero sabia ambición. Era querido, estimado y apreciado en España y por donde quiera que pasó. Era su conversación muy amena y alegre, instructiva cuando versaba sobre lo que había visto [...] en varios países y negocios. Con mucha dignidad, era capaz de flexibilidad, con medida y finura, y muy ajustada a la Corte a la que conocía perfectamente.
Tenía un talento tan particular para las lenguas que hablaba latín, francés, español, italiano, inglés, escocés, alemán y ruso como un natural de esos países”.
Había casado, en 1716, con Catalina Ventura Colón de Portugal (1690-1739), IX duquesa de Veragua, y una de las más ricas herederas del reino, “mujer bien parecida, de noble figura y modales, con ingenio y buen sentido, muy apreciada y considerada” (Saint- Simon). De este enlace nacieron Jacobo (1717-1785), III duque de Berwick; Pedro (1720-1791), marqués de San Leonardo; Ventura y María.
Obras de ~: Diario del viaje a Moscovia del duque de Liria y Xérica, embajador de España en aquella corte (1727-1730), ed. de F. Ramírez de Arellano y J. S. Rayón, Madrid, 1889 (Colección de Documentos Inéditos para la Historia de España, t. 93); Relación de la conquista de los reinos de Nápoles y Sicilia y Relación de Moscovia por el duque de Berwick, ed. de A. Paz y Melia, Madrid, 1899 (col. de Escritores Castellanos).
Fuentes y bibl.: Archivo Histórico Nacional, Estado, leg. 3431, lib. 246; Órdenes militares, Calatrava, exp. 770.
D. Ozanam, Les diplomates espagnols du xviiie siècle, Madrid- Bordeaux, Casa de Velázquez-Maison des Pays Ibériques, 1998; A. de Ceballos-Escalera, La insigne orden del Toisón de oro, Madrid, Palafox y Pezuela, 2000.
Didier Ozanam