La Crónica de Alfonso III en su versión Rotense, al dar cuenta del sometimiento por Fruela I de los vascones, que se habían rebelado contra su autoridad, informa de que “tomó (el rey asturiano) de entre ellos a su esposa, de nombre Munia, de la que engendró a su hijo Alfonso”. La redacción erudita de la crónica regia incorpora el dato de que se trataba de “una muchachilla (“quandam adulescentulam”) que era parte del botín de los vascones”, ordenando Fruela que “se la reservaran para él” y “más adelante se unió a ella en regio matrimonio”.

Claudio Sánchez-Albornoz conjetura que Fruela y Munia habrían residido en Oviedo, donde nacería su hijo, el futuro Alfonso II el Casto, seguramente en los primeros años del sexto decenio del siglo VIII. En todo caso la unión de Fruela con la joven cautiva, presumiblemente perteneciente a alguna familia de los círculos aristocráticos locales vascones, sentaría, en el futuro, las bases de una estrecha y fecunda alianza entre el rey Casto y los indómitos habitantes de las tierras de la marca oriental del Reino de Asturias. [...]