Sosa, Francisco de. Toledo, 29.IV.1551 − Aranda de Duero (Burgos), 8.I.1618. General de la Orden Franciscana (OFM), obispo de Canarias.
De familia hidalga, hijo del regidor Francisco de Sosa, y de Catalina de Sosa Vargas, estudia Derecho Canónico en Salamanca y entra en la Orden Franciscana en su juventud. Sigue el currículo de los estudios en los colegios de Artes (Zamora) y Teología en Salamanca y los remata en el Colegio de San Pedro y San Pablo de Alcalá. Se ordena de sacerdote en 1575.
Destaca muy pronto en la provincia de Santiago, en la que fue profesor de Teología en los colegios de Santiago, Oviedo, Toro y San Francisco de Salamanca, y definidor provincial. Elegido ministro general de la Orden Franciscana en el capítulo general de 1600, en Roma, hubo de hacer frente a las tendencias autonomistas que manifestaban los grupos reformados, principalmente la rama de los descalzos, que aspiraba a conseguir su independencia jurisdiccional. Con cierto tacto procuró dulcificar el rigorismo que se estaba introduciendo en la legislación sobre la obligatoriedad bajo culpa de los preceptos de la Regla Franciscana, intento que no prosperó.
Tampoco tuvo éxito en otro objetivo capital de gobierno: la definitiva codificación de las Constituciones Generales, ya que los grupos nacionales y los comisariatos generales ultramontanos y cismontanos seguían apasionadamente diversas constituciones —algunas ya lejanas, como las Constituciones Generales de Barcelona, de 1451—, como los frailes observantes de Francia y Bélgica, mientras que la mayoría se atenía a las Constituciones Generales de Salamanca, de 1553.
En 1607 iniciaba la carrera episcopal como titular de Canarias (1606-1613), oficio que no parece haber tomado en serio, prefiriendo los servicios cortesanos; desempeña comisiones delicadas recibidas de los papas y del rey Felipe III, y actúa como calificador del Santo Oficio en causas sonadas como el proceso del padre Mariana. De hecho, sólo el 19 de marzo de 1608, y mediante procurador, toma posesión de su obispado canario y encarga el gobierno de la sede al arcediano Luis Ruiz de Salazar. En la memoria diocesana quedará sólo un hecho cultural de cierta resonancia: las gestiones realizadas por Sosa en El Escorial, en 1609, para adquirir con destino al Cabildo canario una buena biblioteca que estaba en venta y que no llegará a su destino hasta el 15 de mayo de 1615. En esta situación se sintió urgido a renunciar a su obispado en 1610. Tres años más tarde será compensado con la mitra de Osma (1613-1617), donde sí ejerció el oficio pastoral con iniciativas directas en los campos de la beneficencia, del mecenazgo y de la actividad pastoral, sin que todo ello le impidiera su dedicación intensa a las actividades cortesanas.
El 17 de noviembre de 1617 recibía la encomienda que le ha dado mayor fama: la comisión real para promover en Roma, como embajador extraordinario del Rey de España, la declaración dogmática de la doctrina de la Inmaculada Concepción de María, un encargo que asumió con gran entrega. Con esmero y audacia intentaba superar la oposición al tema que existía en el pontificado, expresado en el decreto Dominus noster, del 31 de agosto de 1610, prohibiendo disputar públicamente sobre este privilegio mariano, en el que se apoyaba el confesor real, Luis de Aliaga, dominico, que mantenía la postura doctrinal opuesta, tradicional de la Escuela Tomista, y el nuncio pontificio. A favor de la embajada y del forcejeo con el Papa insistía la facción devota de la Corte, movida desde el monasterio madrileño de las Descalzas Reales por la infanta Margarita, tía de Felipe III. Las dificultades e intrigas suscitadas paralizaron de hecho la iniciativa y fueron la sombra de la vida de fray Francisco de Sosa, ahora promovido a la sede segoviana, que no llegará a ocupar. Falleció en Aranda de Duero el 8 de enero de 1618.
Obras de ~: Advertencias de Fray Francisco de Sosa [...] cerca de la nueva constitución [...]. De largitione munerom utriusque sexus Regularibus interdicta, Salamanca, Juan Fernández, 1596; Tratados de [...] Fray Francisco de Sosa, Salamanca, Antonio Vázquez, 1623; Obligaciones en que quedan los religiosos obispos, Madrid, Imprenta Real, 1631; Discurso de Fray Francisco de Sosa [...] cerca de la censura que Nuestro Santissimo Padre Paulo V pronuncio contra la Señoría de Venecia, s. f., Biblioteca Nacional, ms. R/29 702.
Bibl.: J. Martínez Millán y T. Sánchez Rivilla, “El Consejo de Inquisición (1483-1700)”, en Hispania Sacra, 36 (1984); M. de Castro, Escritores de la Provincia franciscana de Santiago, Santiago de Compostela, 1996, págs. 361-367; S. Cazorla León y J. Sánchez Rodríguez, Obispos de Canarias y Rubicón, Madrid, Eypasa, 1997, págs. 175-177.
José García Oro, OFM