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Agustín Pablo Ordeñana y Goxenechea

Biografía

Ordeñana y Goxenechea, Agustín Pablo. Bilbao (Vizcaya), 1711 – Madrid, 22.V.1765. Secretario del Consejo de Estado y de Guerra y consejero del Consejo de Guerra.

Su padre fue Miguel de Ordeñana y Arana, natural de la anteiglesia vizcaína de San Miguel de Basauri, quien se estableció en Bilbao a finales del siglo xvii para desarrollar negocios comerciales, especialmente el tráfico de lana, con diferentes puertos europeos, como Londres, Nantes, Bayona y, sobre todo, Ámsterdam. Su madre fue la bilbaína María Josefa de Goxenechea y Villela, descendiente de una familia de importantes comerciantes de Bilbao.

Los primeros pasos de Agustín Pablo son un tanto oscuros. Desde bien pequeño sus padres se preocuparon por su educación y, aunque se desconoce en dónde desarrolló sus primeros estudios, se sospecha que fue en alguno de los colegios de la Compañía de Jesús establecidos en Francia, debido a la amistad que su padre mantuvo con los jesuitas franceses.

Posteriormente, se trasladó a la Corte para iniciar una brillante carrera en la alta Administración. Sus cargos y actividades estuvieron muy unidos a la figura del marqués de la Ensenada, con quien forjó una fuerte amistad y de quien fue su primera hechura. En realidad, Cenón de Somodevilla, que alcanzó gran ascendiente durante el segundo reinado de Felipe V, consiguió configurar una extensa red de leales y eficaces colaboradores, entre los que destacó Agustín Pablo Ordeñana, que trabajaron por la realización de sus proyectos reformistas orientados a diferentes materias, como política interior, economía, comercio, industria, educación o ciencia y que se plasmaron, por ejemplo, en la reorganización de los astilleros y la construcción de importantes buques de guerra, en la creación de la contribución única, en el favorecimiento del comercio con las Indias o en el reforzamiento del Ejército.

De este modo, en 1737 aparece ocupando el cargo de oficial de la Secretaría del Almirantazgo bajo las órdenes de Ensenada. Más adelante, el 17 de agosto de 1739 pasó a ser comisario de Guerra. De nuevo, siguiendo los pasos del marqués, en 1741 viajó a Italia como oficial mayor de la Secretaría de Estado del infante Felipe. En abril de 1743, Ensenada tuvo que regresar a Madrid, ya que, tras la muerte de José Campillo, había sido nombrado por el Rey secretario del Despacho de Marina e Indias, Hacienda y Guerra, situándose así en el primer plano del panorama político. Como consecuencia de esta designación, Agustín Pablo quedó en Italia como titular interino de dicha Secretaría.

En el mes de septiembre de ese mismo año, Agustín Pablo fue reclamado, probablemente gracias al influjo de su amigo y valedor, para ocupar plaza de consejero en el Consejo de Hacienda. En un primer momento, este nombramiento (29 de septiembre) tuvo sólo carácter honorífico, como recompensa a su labor al frente de la secretaría de Estado del infante Felipe, aunque el 12 de diciembre de 1743 ya entró con pleno derecho como consejero de capa y espada. Poco después obtuvo el hábito de caballero de la Orden de Calatrava (21 de febrero de 1744).

Con el fallecimiento de Felipe V en 1746 y la subida al Trono de Fernando VI se produjo el nombramiento como secretario del Despacho Universal de Estado de José de Carvajal, y la confirmación del marqués de Ensenada en sus anteriores cargos, por lo que se estableció de este modo el nuevo equipo de gobierno.

Estos hechos también supusieron el mantenimiento de las posiciones de Agustín Pablo. El 18 de junio de 1751 fue elegido secretario del Consejo de Estado y de Guerra, supliendo por fallecimiento a Camisiro de Uztáriz, marqués de Uztáriz. En realidad, Ensenada estuvo detrás de este nombramiento. En esos momentos, sus relaciones con José de Carvajal no estaban pasando por su mejor momento y buscaba contrarrestar su poder colocando a su máximo colaborador en este puesto de gobierno. Poco después, el 6 de septiembre de ese mismo año, fue nombrado consejero del Consejo de Guerra y a mediados de 1754 se le encargó la dirección de las obras del Palacio Real de Madrid.

Posteriormente, tras el fallecimiento de Carvajal el 8 de abril de 1754, Ensenada luchó por la designación de Agustín Pablo como secretario del Despacho de Estado, y con ello el control, a través de su principal hechura, de todas las Secretarías del Despacho de Estado. Sin duda, estas altas pretensiones y la acción de sus máximos opositores, encabezados por el duque de Huéscar, provocaron su definitiva desgracia y su apartamiento de los cargos políticos.

Evidentemente, el desplome político de Ensenda arrastró también a su amplio grupo de colaboradores y adeptos. Ordeñana y el abate Facundo Mogrovejo también fueron desterrados, como su patrón. Por su parte, José Banfi, Alonso Pérez Delgado, Manuel Antonio de Horcasitas y Nicolás de Francia fueron cesados de sus empleos principales y a Juan Fernández de Isla se le cancelaron todos sus contratos navales.

A las 2 de la madrugada del sábado 21 de julio de 1754, llegaron unos guardias españolas con bayoneta calada a la casa de Agustín Pablo Ordeñana para comunicarle que debía prepararse inmediatamente para su destierro a Valladolid. Durante su exilio debió presentarse a diario en la Real Chancillería y tuvo terminantemente prohibido mantener cualquier tipo de correspondencia con el exterior, aunque parece que se las ingenió para intercambiar algunas cartas con diversos amigos. Seis años después, el recién entronizado Carlos III levantó su castigo y le devolvió, con la antigüedad que tenía, la plaza de consejero del Consejo de Guerra (1 de mayo de 1761).

Sin embargo, su peso político ya era prácticamente inexistente. En 1762 ingresó en la Cofradía de la Valvanera y un año después recibió su último nombramiento de su carrera en la Administración, tomando parte de la Real Junta del Monte de Piedad.

Por otra parte, además de sus actuaciones de carácter político, Agustín Pablo destacó por ser un hombre con amplios fundamentos culturales y de gran formación intelectual. Su biblioteca estuvo compuesta por aproximadamente 1.844 volúmenes y 711 títulos, abundando la literatura y los diccionarios y gramáticas en lenguas europeas de italiano, francés, inglés, portugués, latín y griego. También tuvo cabida para los clásicos franceses en ediciones originales y para gran variedad de clásicos españoles, así como para algunos libros de Física, de Matemáticas, de Medicina y de Derecho. Manejó perfectamente el latín, el italiano y el francés y se desenvolvió aceptablemente en inglés y en tudesco.

Por otra parte, se relacionó con otros intelectuales de su época, con los que alguno de ellos pudo mantener una interesante correspondencia epistolar. Entre ellos, destacaron el padre Feijoo, el padre Isla o Gregorio Mayans, a quien, por ejemplo, solicitó su colaboración para el desarrollo de varios proyectos, como la edición del Quijote y la elaboración de un escrito para instruir adecuadamente a los españoles sobre las regalías, tras la firma del Concordato de 1753. Además, en sus correspondencias con embajadores y con secretarios diplomáticos intercambió habitualmente información sobre todo tipo de novedades bibliográficas.

Agustín Pablo falleció en Madrid a finales de mayo de 1765 a los cincuenta y cuatro años, sin haberse casado y sin dejar tampoco descendencia. En su testamento, datado el 20 de mayo de 1765, pidió ser enterrado en la madrileña iglesia del Noviciado de los padres jesuitas, dejando por heredero a su hermano Pedro Antonio.

 

Bibl.: D. Ozanam, La diplomacia de Fernando VI: correspondencia reservada entre D. José de Carvajal y el Duque de Huéscar, 1764-1749, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1975, págs. 22, 88 y 153; C. Ribechini, La ilustración en Vizcaya, el lequeitiano Ibáñez de la Rentería, San Sebastián, Txertoa, 1993, págs. 81-137; Venturas y desventuras de un mercader en el Bilbao del xviii, San Sebastián, Txertoa, 1995, págs. 39-103; J. F. Alcaraz Gómez, Jesuitas y reformismo: el padre Francisco de Rávago (1747-1755), Valencia, Facultad de Teología San Vicente Ferrer, 1995, págs. 572, 658, 661 y 696; J. L. Gómez Urdáñez, El proyecto reformista de Ensenada, Lleida, Milenio, 1996, pág. 230; B. Badorrey, Los orígenes del ministerio de asuntos exteriores (1714-1808), Madrid, Ministerio de Asuntos Exteriores, 1999, pág. 93; C. González Caizán, “El primer círculo de hechuras zenonicias”, en Ministros de Fernando VI, Córdoba, Universidad, 2002, págs. 180-187; C. Ribechini, Los Ordeñana Goxenechea: una familia vizcaína en el siglo xviii, Villatuerta, Gráficas Lizarra, 2003, págs. 51-71 y 84-98; C. González Caizán, La red política del Marqués de la Ensenada, Madrid, Distribuidora Don Jorge, 2004, págs. 38, 58-67, 108, 119, 123, 131-133, 138-139, 154-155, 168, 183-190, 198, 214-215 y 273.

 

Rafael Guerrero Elecalde

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