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Juan de Zuñiga Flores

Biografía

Zúñiga Flores, Juan de. Madrigal de las Altas Torres (Ávila), 1541 – Madrid, 20.XII.1602. Clérigo, inquisidor, hijo ilegítimo.

Juan de Zúñiga se pasó la vida intentando asimilar los problemas derivados de su origen ilegítimo. Nació en Madrigal de las Altas Torres, hijo de Diego de Zúñiga, natural de Salamanca, y de Inés de Flores, natural de Madrigal y de quien no se tiene ninguna información. Se educó en Salamanca e inició su carrera profesional en la Inquisición, convirtiéndose en inquisidor de Valencia hacia el año 1579 y de Toledo (1584-1586). Su talento fue reconocido por un observador que escribió de él en 1579 que “tiene suficiencia para qualquiera cosa”, pero su bastardía le impidió conseguir la promoción profesional que él creía merecer y esto le convirtió en una persona de actitud amargada, severa e implacable con el prójimo. En 1586, por ejemplo, Felipe II le propuso para el obispado de Canarias y el conde de Olivares, embajador en Roma, tuvo que realizar un tremendo esfuerzo para obtener la dispensa papal necesaria por ilegitimidad. Sin embargo, el Papa se no se la concedió; Olivares informó que lo único que había conseguido a cambio de las molestias eran sermones, “con que del todo e perdido la esperanza deste negocio”. El Papa también denegó a Zúñiga el cobro de una pensión de la iglesia de Segovia y Zúñiga escribió desconsoladamente “por no estar yo dispensado para pensiones”.

La ilegitimidad no era, sin embargo, un obstáculo para el puesto de consejero de la Inquisición y quizás como reproche al Papa, Felipe II otorgó a Zúñiga este nombramiento en 1586 (10 de noviembre de 1586). Estaba en la ruina: “la necesidad que paso es grande, por no tener mas que los gajes de mi placa”, escribió al Rey. Finalmente se le concedió una pensión a cargo de la iglesia de Toledo. Se convirtió en visitador de la Universidad de Salamanca y en 1596 fue nombrado comisario general de la Cruzada. Esta última promoción fue, tal vez, un desaire directo por parte de Felipe II al Papa, ya que el Consejo de la Cruzada era responsable de la administración de las tasas que se recaudaban con permiso del Pontífice.

Zúñiga detestaba especialmente a Pedro de Portocarrero, a quien conocía desde su etapa de estudiante en Salamanca, y a quien consideraba corrupto e incompetente. Su odio hacia Portocarrero es de suponer que se agravaba por la facilidad con que éste conseguía promoción profesional, llegando a convertirse en el año 1596 en inquisidor general. Cuando dos meses después de la ascensión al Trono de Felipe III, Portocarrero nombró a Luis de Mercado uno de los dos miembros del Consejo de tarde de la Inquisición, que eran ocupados por consejeros de Castilla, Zúñiga encontró el modo de atacar a su antiguo enemigo, ya que sabía que la limpieza de sangre de la familia Mercado había estado en entredicho durante cuarenta años. Luis de Mercado era otro contemporáneo de la época estudiantil de Zúñiga en Salamanca, y el afán de venganza con el que Zúñiga llevó el caso, hizo aconsejable alejarle de la Corte, al menos mientras se adoptaba una resolución. No se sabe cómo Felipe III consiguió convencer al Papa de que aceptase el nombramiento de Zúñiga como obispo de Cartagena, pero lo hizo, y en 1599 Zúñiga abandonó la Corte, finalmente como obispo. La agitación que se vivió en el Consejo de la Inquisición durante los primeros años de reinado, llevó a Felipe III a adoptar otra importante decisión; para asombro de todos (y sin duda para consternación de algunos) hizo volver a Zúñiga a la Corte para nombrarle inquisidor general (29 de julio de 1602). Juró su cargo el 9 de noviembre de 1602 pero murió el 20 de diciembre de ese mismo año. Al fin había llegado a la cima de su carrera y había conseguido la validez de su nacimiento, pero fue demasiado tarde para él.

 

Bibl.: H. C. Lea, A history of the Inquisition of Spain, New York, 1906-1907; P. Williams, “A Jewish councillor of Inquisition? Luis de Mercado, the Statutes of limpieza de sangre and the politics of vendetta (1598-1601)”, en Bulletin of Hispanic Studies, lxvii, 1990; L. Cabrera de Córdoba, Relaciones de las cosas sucedidas en la corte de España desde 1599 hasta 1614, Salamanca, Junta de Castilla y León, 1997.

 

Patrick Williams