Ayuda

Luis Marco Pérez

Biografía

Marco Pérez, Luis. Fuentelespino de Moya (Cuenca), 19.VIII.1896 – Madrid, 17.I.1983. Escultor.

Escultor figurativo y uno de los últimos imagineros del siglo xx. Su padre era carpintero y desde pequeño sintió una fuerte atracción por la talla en madera.

En 1908 se trasladó con su familia a Valencia y allí ingresó en 1910 en la Escuela Oficial de Artes.

Entre 1919 y 1920 se matriculó en la Escuela de la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos en Valencia en la especialidad de escultura. Por esas fechas consiguió la Beca del Círculo de Bellas Artes de Valencia para estudiar en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando de Madrid.

Desde estos momentos alterna sus estudios con el trabajo en diversos talleres, como el del imaginero alicantino Modesto Quiles. En Madrid también lo hizo en el taller del escultor José Ortells, profesor entonces de la Escuela de San Fernando. Fue allí donde realizó sus primeras obras conocidas, como son la Ofrenda y la Musa Gitana, así como su primer paso procesional San Juan Bautista para la Semana Santa de Cuenca.

En estos años en la capital conoció a otros artistas como Victorio Macho o Julio Antonio, de los que su obra es deudora en gran medida. Como ellos recorrió las tierras de España, buscando tipos que representaran el alma de la Nación, que Marco Pérez encontró en las tierras llanas de Cuenca, su propia Castilla profunda.

De esta época son El teólogo de Uclés o La Princesilla de la Hinojosa, que le ayudaron a conseguir una nueva beca de la Diputación de Cuenca para realizar un viaje por Italia.

En 1922 participó con El Alma de Castilla es el silencio en la Exposición Nacional de Bellas Artes, consiguiendo una de las cuatro Terceras Medallas e iniciando una progresión que lo llevaría a obtener sucesivamente la Segunda Medalla con Idilio Ibérico en 1924 y la Primera Medalla en 1926 con El Hombre de la Sierra que revela en cuerpo y alma la figura de los humildes pastores serranos. Cerró su palmarés con la Medalla de Oro del Círculo de Bellas Artes en 1930, por El Pastor de las Huesas del Vasallo, que hoy se puede contemplar en la hoz del Huécar bajo las Casas Colgadas.

Desde 1927 a 1933 residió en Cuenca tras ganar la plaza de dibujo y modelado de la Escuela Provincial de Artes y Oficios.

En estos años, realizó un segundo viaje a Italia y también visitó algunos museos en Francia, Alemania y Austria, entrando en contacto con las creaciones de Rodin, Meunier e Iván Mestrovic. De retorno a España volvió a Cuenca para realizar el Monumento a los Soldados Muertos en la Guerra de África que debe mucho al Monumento a los Héroes de Julio Antonio en Tarragona y algunas de las esculturas que se conservan en el parque de San Julián.

El Ayuntamiento de Cuenca lo nombró en 1928 Escultor Municipal con la obligación de entregar cada año un paso de Semana Santa, hecho que concretó en algunas de sus obras más famosas, como fueron La Santa Cena, El Descendido o el Cristo agonizante, que desaparecieron en la guerra de 1936.

A pesar de tratarse de una de sus etapas más interesantes y creativas, sus esculturas empezaban a evidenciar un claro alejamiento de las nuevas corrientes artísticas que empezaban a triunfar en estos años.

En 1933 fue nombrado profesor de Modelado en la Escuela de Artes y Oficios de Valladolid. En el año 1934 ganó la beca Conde de Cartagena de la Real Academia de San Fernando para ampliar estudios en el extranjero que aprovechó para visitar ciudades de Europa y del norte de África.

El estallido de la Guerra Civil lo sorprendió en Valencia, en donde trabajó con José Capuz y Victorio Macho en calidad de vocal de la Junta de Incautación y Protección del Tesoro artístico.

En 1939 Marco Pérez regresó a Valladolid, donde, después de resolver favorablemente su expediente de depuración, reingresó en sus tareas docentes. En 1940 se trasladó a Madrid, en virtud del correspondiente concurso de traslado para la plaza de profesor de Modelado en la Escuela de Artes y Oficios de Madrid. En esta ciudad culminaría su carrera tras ganar la cátedra de Escultura en la Escuela Superior de Bellas Artes de San Fernando. A lo largo de estos años compatibilizó su actividad académica con el trabajo en su estudio, establecido en el número 90 de la calle de Serrano.

El academicismo imperante en los ambientes oficiales, cerrados a todo tipo de vanguardismo y el gusto de la clientela de la época, le llevaron invariablemente a la imaginería procesional, el capítulo más sobresaliente en su obra.

La mayor parte de la escultura que realizó en estos años es de carácter religioso, destacando todo un conjunto de pasos que aún se pueden admirar en la Semana Santa conquense. Algunos de los más conocidos son los de San Juan de la Palma, La Oración en el Huerto, El Beso de Judas, El Cristo de los Espejos, El Descendimiento, Jesús de Medinaceli o La Borriquilla.

De su obra profana destacan la Diana conservada en el Museo de Cuenca y el monumento dedicado a Chicuelo II, conservado junto a la plaza de toros de esta misma ciudad. Con todo, su mayor actividad en este último tramo de su vida se relaciona con el diseño de muebles. En colaboración con el taller del mueblista y decorador valenciano Mariano García realizó la decoración de lugares como el cine Gran Vía o los vestíbulos de los edificios España y Torre de Madrid.

A partir de 1968, con más de sesenta años, y como consecuencia de una artritis crónica, su actividad escultórica disminuyó considerablemente, recayendo en sus discípulos y colaboradores la responsabilidad de plasmar en piedra o madera antiguos modelos.

Entre sus discípulos cabe destacar a José Rincón, Joaquín Cruz Solís y Octavio Vicent. A pesar de algunas recompensas honoríficas (Académico de Honor de la Real Academia de Bellas Artes de Valencia) y económicas (Premio Barón de Forna de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando), Marco Pérez murió en la pobreza total a los ochenta y seis años de edad. A título póstumo el Ministerio de Cultura le concedió la Medalla de Plata al Mérito en las Bellas Artes en el año 1983. Enterrado en una fosa común, los restos fueron exhumados y trasladados al cementerio de San Isidro de Cuenca.

 

Obras de ~: La Ofrenda; La Musa Gitana; San Juan Bautista; El teólogo de Uclés; La Princesilla de la Hinojosa; El Alma de Castilla es el silencio, 1922; Idilio Ibérico, 1924; El Hombre de la Sierra, 1926; El Pastor de las Huesas del Vasallo, 1930; Monumento a los Soldados Muertos en la Guerra de África, Cuenca; La Santa Cena; El Descendido; Cristo agonizante (desapar.); San Juan de la Palma; La Oración en el Huerto; El Beso de Judas; El Cristo de los Espejos; El Descendimiento; Jesús de Medinaceli; La Borriquilla; Diana, Museo de Cuenca; Chicuelo II, Cuenca.

 

Bibl.: M. A. Monedero Bermejo, Luis Marco Pérez. Su obra en el Museo de Cuenca, Madrid, 1976; J. M. Marín Medina, La escultura española contemporánea (1800-1978). Historia y Evaluación crítica, Madrid, Edarcon, 1978; M. Osuna Ruiz, “La nueva sección de Bellas Artes del Museo de Cuenca”, en Revista Cuenca, n.º 16 (1979); “La nueva sección de Bellas Artes del Museo de Cuenca”, en Revista Museos (Madrid) (1982); J. Benedicto Sacristán, Vida y obra del escultor Luis Marco Pérez (1896-1983), Valencia, 1985; F. Calvo Serraller, España. Medio siglo de arte de vanguardia, 1939-1985, Madrid, Santillana, 1985; M. A. Monedero Bermejo, Catálogo de la exposición-homenaje a Luis Marco Pérez. 1896-1983, Cuenca, Castilla-La Mancha, 1985; J. Blasco Carrascosa, Luis Marco Pérez. Exposición-Homenaje. Círculo de Bellas Artes, Valencia, Círculo de Bellas Artes, 1986; F. J. Portela Sandoval, “Aproximación a la imaginería procesional en la España contemporánea”, en Cuadernos de Semana Santa 1986 (Cuenca) (1986); “La obra escultórica de Luis Marco Pérez”, en Revista Urano (Zaragoza) (1987); “Luis Marco Pérez, escultor e imaginero”, en VV. AA., Actas del III Congreso Nacional de Cofradías de Semana Santa, Córdoba, 1996; F. J. Portela Sandoval y A. Bonet Salamanca, Luis Marco Pérez. Escultor e Imaginero, Cuenca, Diputación, 1999.

 

Santiago Palomero Plaza y Jesús Carrobles Santos