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Carlos Muñoz Serrano

Biografía

Muñoz Serrano, Carlos. Tarazona (Zaragoza), 1532 – Barbastro (Huesca), 14.III.1604. Regente del Consejo de Aragón.

Perteneciente a la ilustre familia Muñoz de Tarazona, estudió Derecho Civil y Canónico en Salamanca, donde recibió el grado de doctor en ambos y fue rector y catedrático. Ganó, por oposición, la canonjía doctoral de Tarazona. Los papas Pío IV y Pío V y el monarca Felipe II le nombraron comisario regio y apostólico, a la vez que al doctor Guillermo Juan de Brusca, arcediano de Orihuela, para erigir los obispados de Jaca y Barbastro. Para ello tenían que desmembrar, para las nuevas diócesis, los territorios que tuviesen por convenientes de los obispados de Huesca y Lérida, y de los Monasterios de San Victorián, San Juan de la Peña y Montearagón, compleja labor de examen de territorios y graduación de rentas en la que se ocuparon durante más de cinco años.

Muñoz Serrano destacó políticamente por realizar la defensa de la jurisdicción regia durante las alteraciones que acontecieron en Aragón en 1591, para después apoyar y facilitar la normalización y el entendimiento entre el Rey y el reino, siendo apoyado por otros compañeros letrados, logrando que la Audiencia, la Corte de Justicia y los órganos municipales recobrasen su protagonismo. Es decir, revitalizó la importancia de los organismos encargados de mantener un equilibrio institucional.

En 1594, debido a sus servicios, entró en la Corte como regente del Consejo de Aragón. La Junta de Noche ya había propuesto su nombre en diferentes ocasiones. El origen de su promoción le sustrajo el favor del marqués de Denia, quien, pese a su alejamiento transitorio como virrey de Valencia, disfrutaba de una influencia cada vez más predominante en la Corte. Como consecuencia de esta influencia y de esta relación, Muñoz Serrano fue apartado de la misma al ser nombrado obispo de Barbastro en marzo de 1596. Después de unos meses, en los que posiblemente trató de sustraerse a tan espinoso premio, se dirigió a la recién creada sede en el mes de noviembre, dejando plaza vacante en el Consejo, que no había de tardar en ocupar Diego Clavero.

En su obispado celebró sínodo a comienzos de 1597 y a los pocos años hizo estatutos conducentes al aumento del culto y a la residencia de los ministros. Visitó toda la diócesis haciéndose llevar en silla de manos a los lugares más apartados, construyó el palacio episcopal y enriqueció la Catedral con la donación de la reja del coro, el retablo del altar mayor y las reliquias de san Gaudioso, discípulo de san Victorián, santo a quien también construyó una capilla. En la villa de Graus fundó y dotó un Convento de Santo Domingo, al que legó su biblioteca. Visitó y reformó por comisión pontificia la Universidad de Huesca en 1599, haciendo nuevos estatutos para su gobierno, y murió sirviendo en el obispado.

 

Bibl.: S. López Novoa, Historia de la muy noble y muy leal ciudad de Barbastro y descripción geográfico-histórica de su diócesis, vol. I, Barcelona, Imprenta de Pablo Riera, 1861 (ed. facs., Zaragoza, 1981), págs. 158-160 y 180-183; J. Arrieta Alberdi, El Consejo supremo de la Corona de Aragón (1494-1707), Zaragoza, Institución Fernando el Católico, 1994, pág. 619; I. J. Ezquerra Revilla, “Carlos Muñoz Serrano”, en J. Martínez Millán y C. J. de Carlos Morales (dirs.), Felipe II, 1527-1598. La configuración de la Monarquía hispana, Valladolid, Junta de Castilla y León, 1998, págs. 439-440.

 

Alejandro López Álvarez

 

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