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Juan Sánchez Barba

Biografía

Sánchez Barba, Juan. Madrid, 16.IX.1602 – 24.VIII.1673. Escultor imaginero.

La destrucción de muchas de sus obras y un cierto desinterés historiográfico por su biografía han condenado al olvido a este artista que, junto con Manuel Pereira, fue el gran dominador del arte de la escultura en el Madrid de mediados del siglo xvii. Artista cualificado, sus imágenes religiosas gozaron de una gran estimación entre sus contemporáneos, en especial, las que narraban la Pasión de Cristo. Pertenecen a la corriente expresiva y realista de la escultura barroca cortesana, que tanto debe a los modelos heredados de Gregorio Fernández.

Hijo de Sebastián Sánchez, maestro de cantería, Juan se formó en el taller de su cuñado, el escultor Antonio de Herrera. Su etapa de aprendizaje coincidió con los años de expansión de este centro productivo, dedicado principalmente a la manufactura de retablos. En este contexto laboral, tan necesitado de la especialización, el joven se decantó por la escultura de imágenes.

Finalizado su período de aprendizaje siguió trabajando en el taller de Herrera. Hasta 1634 no se le conoce la contratación de una obra de forma directa, señal inequívoca de que ya regentaba un obrador particular: un Cristo en la Cruz y un trono de la Virgen, hoy perdidos, para la iglesia del Hospital de Antón Martín. Un año más tarde subcontrataba con Antonio de Herrera una escultura de Venus con Cupido, destinada a la decoración de la ermita de San Jerónimo del Palacio del Buen Retiro. En torno a 1639 realizó otras cinco estatuas para la gruta de la ermita de San Bruno del mismo Real Sitio.

Estos encargos definen el perfil y el tipo de actividad que desarrollaría a lo largo de su dilatada carrera profesional: la ejecución de esculturas, la mayoría de las veces de madera, para retablos, pasos procesionales o capillas de devoción particular. Casi siempre trabajando para otros maestros que acaparaban la contratación de los grandes retablos, como el citado Antonio de Herrera, o los arquitectos y ensambladores Pedro de la Torre, Sebastián de Benavente, Juan de Ocaña y su propio sobrino, Sebastián de Herrera Barnuevo.

En 1649 participó, junto con los mejores arquitectos y escultores de la Corte, en las decoraciones efímeras de la entrada de la reina Mariana de Austria en Madrid. A partir de entonces se le han documentado una retahíla de imágenes realizadas para retablos de diversas iglesias madrileñas, que han desaparecido o no han podido ser localizadas hasta el momento: las de la capilla de Simón de Rojas en la iglesia de la Santísima Trinidad (1652); ocho virtudes para la capilla de San Isidro de la parroquia de San Andrés (1659); esculturas para el retablo de la cofradía de San José de ensambladores y carpinteros de maderas finas (1659); un San Pedro Nolasco y un San Pascual Bailón para los retablos colaterales del Convento de la Merced (1661); un San Juan y una Virgen para el retablo de la capilla del Cristo de la Salud, en la iglesia del Hospital de Antón Martín (1663); y las esculturas del retablo mayor de la iglesia parroquial de Santa Cruz (1666).

Han llegado a nuestros días las imágenes de la Virgen del Carmen dando el escapulario a San Simón Stock, de la parroquia del Carmen de Madrid, contratada por los carmelitas calzados en 1656; y el Cristo en la Cruz de la iglesia de San Antonio de los Alemanes, documentado en 1672. Además se le han atribuido con acierto otras obras que ilustran el éxito que alcanzaron sus esculturas de la Pasión de Cristo: el Santo Entierro (1652) de la ermita de la Veracruz de Navalcarnero (Madrid); el famoso Cristo de la Agonía, hoy venerado en el Oratorio del Caballero de Gracia de Madrid; y los yacentes conservados en las parroquias madrileñas del Carmen y de San José.

Su trabajo como escultor le permitió vivir holgadamente hasta el final de sus días. Murió soltero, rodeado por sus sobrinos, los hijos del dorador Ginés Carbonel, con los que siempre tuvo un trato cercano y familiar. Sus últimas voluntades testamentarias desvelan la estrecha relación que mantuvo en vida con los carmelitas madrileños de los Conventos del Carmen y de San Hermenegildo, para cuyas iglesias realizó varias esculturas.

 

Obras de ~: Santo Entierro en la ermita de la Veracruz, Navalcarnero (Madrid), 1652; La Virgen del Carmen dando el escapulario a san Simón Stock en la parroquia del Carmen, Madrid, 1656; Cristo en la Cruz de San Antonio de los Alemanes, Madrid, 1672.

 

Bibl.: A. Palomino de Castro, El museo pictórico y escala óptica.

El parnaso español pintoresco laureado, Palomino, Juan Bernabé, 1692-1777 (ed. facs. Madrid, Aguilar, 1988), págs. 311- 312; J. A. Ceán Bermúdez, Diccionario histórico de los más ilustres profesores de las Bellas Artes en España, t. IV, Madrid, Viuda de Ibarra, 1800, págs. 327-328; Conde de la Viñaza, Adiciones al Diccionario histórico de los más ilustres profesores de las Bellas Arte en España de D. Juan Agustín Ceán Bermúdez, t. III, Madrid, Tipografía de lso Huérfanos, 1894, págs. 345-346; M. E. Gómez- Moreno, Escultura del siglo xvii, Madrid, Plus Ultra, 1963, págs. 318-323; J. J. Martín González, Escultura barroca en España, 1600-1770, Madrid, Cátedra, 1983, págs. 262-264; J. M. Cruz Valdovinos, “Noticias sobre el escultor madrileño Juan Sánchez Barba (1602-1670) y su familia”, en Anales de Historia del Arte, 1 (1989), págs. 197-207; J. L. Blanco Mozo, “Juan Sánchez Barba (1602-1673), escultor”, en Anuario del Departamento de Historia y Teoría del Arte (UAM), XV (2003), págs. 79-98; J. L. Blanco Mozo, Alonso Carbonel (1583-1660), arquitecto del rey y del conde-duque de Olivares, Madrid, Fundación Universitaria Española, 2007, págs. 69-70 y 122.

 

Juan Luis Blanco Mozo

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