Cruz, Diego de la. ?, c. 1460 – Burgos, 1500. Pintor.
En el año 1482 ya estaba, probablemente, en Burgos, donde desarrolló la mayor parte de su trabajo como pintor de cuadros y en la arquitectura e imaginería de los retablos de Gil de Siloe, con lo que adquirió tal nombre que no se deja de recordar su intervención en ellos y se le cita siempre como autor junto al escultor. Fama bien merecida a tenor de lo que ofrecen sus obras conservadas, que le convierten en uno de los más interesantes maestros de la pintura hispanoflamenca del foco burgalés por su excelente técnica, muy superior a la de los restantes autores, la expresividad y la vida de que dota a sus figuras y la capacidad descriptiva y narrativa, con composiciones y fondos tomados del arte flamenco.
En la pintura de retablos logró la máxima verosimilitud en cada imagen y detalle, a través del color y el empleo de varios procedimientos plásticos, algunos ya en desuso, cual es el caso de los empastillados, consiguiendo un efecto de esculto-pintura de ricos efectos, en perfecta relación con la talla meticulosa y detallista de Gil de Siloe. Logros que se aprecian en cualquiera de los muchos detalles que ofrece el retablo de la capilla de la Concepción, en la catedral de Burgos, que se labró entre los años 1486 y 1492, y que por diversas causas —empleo de algunos materiales pictóricos de escasa calidad, humedad y la desafortunada restauración hecha a fines del siglo xix—, y a pesar de la excelente restauración hecha en el año 2000, no ofrece la perfección que en grado sumo se aprecia en el retablo mayor de la Cartuja de Miraflores de Burgos, terminado en el año 1500. Es una lástima que no se conserven los que pintó para la iglesia de San Esteban: el del altar mayor, cuya labor de madera había hecho Gil de Siloe, y otro dedicado a santa Catalina y las Ánimas del Purgatorio.
El trabajo hecho en los retablos de Gil de Siloe ha permitido fijar con precisión su tarea en dicho campo, muy al contrario de lo ocurrido al pretender establecer un corpus de cuadros. Tarea iniciada en el año 1946 por López Mata, continuada por Gudiol, Post y, de nuevo, por Gudiol, con resultados de difícil precisión, como en cualquiera del resto de los pintores hispanoflamencos, que en Diego de la Cruz resultó más compleja al partir del conocimiento de una tabla en la que, como se comprobó posteriormente, el pintor, sin olvidar sus orígenes artísticos flamencos, muestra ya una evidente hispanización. Por ello, las obras que hoy se consideran de Diego de la Cruz fueron asignadas al círculo del Maestro de los Reyes Católicos, por su trabajo en el retablo de dicho nombre, en el que al parecer no intervino. Igualmente se le atribuyeron obras que hoy se adscriben al Maestro de Villalonquéjar. Dudas que, en definitiva, no hacen más que demostrar la profunda influencia que Diego de la Cruz ejerció con su arte en muchos componentes del amplio grupo de pintores que se integran en el genéricamente llamado “foco burgalés”.
Silva Maroto ha fijado las obras que, con su correspondiente cronología, forman el corpus de Diego de la Cruz. Considera de su mano la tabla del Cristo de Piedad de la colección Bonova, anterior al año 1480, y la primera obra conocida del artista, la de San Francisco Estigmatizado, del año 1489, conservada en la iglesia para la que la pintó, la de San Esteban de Burgos, cabecera religiosa de un populoso barrio en el siglo xv, en la que, el año 1489, el pintor muestra la hispanización de su arte. Al año siguiente, o poco más tarde, pertenece la Asunción, del Museo del Prado, y en el año 1495 debió de trabajar en el Tríptico de la catedral de Burgos, en alguna de cuyas tablas se aprecia la intervención de colaboradores, al igual que en la de San Florián con el donante, en la catedral de Palencia, y, como culminación de su evolución “hispanizadora”, hacia 1500 pintó el Cristo de Piedad entre David y Jeremías, hoy en una colección privada.
La tabla conservada en el monasterio de monjas cistercienses de Las Huelgas, conocida como La Virgen de la Merced con la familia de los Reyes Católicos, pintada alrededor del año 1485, es de difícil asignación, por cuanto se aprecia una gran participación del taller, al igual que en otras que deben ser incluidas dentro de su círculo, como la Visitación y el Cristo entre los doctores, del Museo Lázaro Galdiano.
Obras de ~: Misa de San Gregorio, colección Torillo, Barcelona, c. 1475-1480; Cristo de Piedad entre dos ángeles, iglesia de San Cosme y San Damián, Covarrubias (Burgos) c. 1480- 1485; San Juan Bautista con una donante, Museo del Prado, Madrid, c. 1480-1485; La Virgen de la Merced con la familia de los Reyes Católicos, monasterio de Las Huelgas, Burgos, c. 1485; Estigmatización de San Francisco, iglesia de San Esteban, Burgos, 1487-1489; Tríptico de la Adoración de los Magos, catedral, Burgos, c. 1495; Cristo de Piedad entre David y Jeremías, colección particular, Barcelona, c. 1500.
Bibl.: Ch. R. Post, A History of Spanish Painting, IV, Cambridge (Massachusetts), 1933 [trad. de las noticias correspondientes a Burgos, G. Miguel Ojeda, en Boletín de la Institución Fernán González (BIFG), XIII (1959), págs. 722-730 y 840-846 y XIV (1960), págs. 47-57, 138-150, 242-250 y 362- 369]; T. López Mata, El barrio e iglesia de San Esteban, Burgos, Publicaciones del Excmo. Ayuntamiento de Burgos, 1946; La catedral de Burgos, Burgos, Hijos de Santiago Rodríguez, 1950; Ch. R. Post, “Diego de la Cruz”, en Gazette des Beaux Arts, I (1959), págs. 21-26 [trad. de G. Miguel Ojeda, “El pintor Diego de la Cruz”, en BIFG, XIII (1959), pág. 706]; J. Gudiol Ricart, “El pintor Diego de la Cruz”, en Goya, 70 (1966), págs. 208-217; J. Camón Aznar, La pintura medieval española, en J. Pijoán (dir.), Summa artis: historia general del Arte, t. XXII, Madrid, Espasa Calpe, 1966; A. C. Ibáñez Pérez, Burgos, su pintura en el siglo xv, Bilbao, Banco de Santander, 1985; M.ª P. Silva Maroto, “Diego de la Cruz en el Museo del Prado”, en Boletín del Museo del Prado, IX (1988), págs. 44- 60; La pintura hispanoflamenca castellana: Burgos y Palencia, II, Valladolid, Junta de Castilla y León, 1990; “Pintura hispanoflamenca”, en VV. AA., Las pinturas sobre tabla de los siglos xv y xvi de la catedral de Burgos, Burgos, Asociación de Amigos de la Catedral de Burgos, 1994, págs. 96-218; E. Bermejo, “La pintura flamenca e hispanoflamenca sobre tabla de los siglos xv y xvi en la Catedral de Burgos”, en Tesoros de la Catedral de Burgos. El arte al servicio del culto: 3 de mayo a 1 de julio, 1995, Madrid, Banco Bilbao Vizcaya, 1995, págs. 93- 102.
Alberto C. Ibáñez Pérez