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Ramon Padró Pijoan

Biografía

Padró Pijoan, Ramon. Cervera (Lérida), 1809 – San Feliu de Llobregat (Barcelona), 17.VIII.1876. Escultor.

Hijo del escultor Tomás Padró Marot (1778-1827), nieto del también escultor y arquitecto Jaime Padró Cots (1720-1803) y padre del dibujante, ilustrador y caricaturista Tomás Padró Pedret (1840-1877). Su abuelo Jaime dejó entre sus obras más notables la capilla y el retablo de la Universidad de Cervera (Lérida) y el retablo del Santísimo Misterio en la misma ciudad, así como varias esculturas para el altar de la cripta de los Santos Mártires de la Catedral de Manresa (Barcelona). De su padre, Tomás Padró, son el apóstol de la iglesia de Cervera y el altar de la Virgen de la Cinta de la ciudad de Tortosa. Aunque descendía, pues, de una familia de escultores, en 1825 Ramon Padró optó por una formación académica y, suplantando la tradicional formación gremial, se desvinculó del taller familiar de escultura que desde comienzos del siglo xviii se había establecido en la población de Manresa. Instalado en Barcelona, Ramon Padró se matriculó en la Escuela de Nobles Artes de dicha ciudad, la Lonja, donde se convertiría en uno de los discípulos predilectos del célebre escultor neoclásico Damián Campeny. Sin embargo, nunca se sintió atraído por los temas mitológicos característicos del neoclasicismo académico y practicó preferentemente la imaginería religiosa tradicional, destacando en la talla de crucifijos. La única obra de temática mitológica realizada por Padró de la cual se tiene noticia es una estatua de Mercurio que presentó en la exposición organizada por la Escuela de Nobles Artes en enero de 1838.

El dominio de la técnica escultórica que Padró había aprendido con el maestro Campeny pudo mostrarlo practicando el género de la escultura aplicada a la arquitectura. Concretamente fue escogido, junto con el también escultor catalán Domingo Talarn (1812- 1902), para colaborar en la ejecución de los relieves alegóricos de tierra cocida y piedra que Damián Campeny proyectó para decorar uno de los edificios más paradigmáticos de la Barcelona de la primera mitad del ochocientos: los pórticos de Xifré (1837-1840). Se trata de relieves que evocan el mundo del comercio, el de la marina y el de Ultramar, donde el propietario del edificio había forjado su fortuna.

En 1852 presentó un boceto de tierra cocida (Barcelona, Museo de Arte Moderno del Museo de Arte Nacional de Cataluña) en el concurso convocado para realizar el remate de la fachada del Ayuntamiento de Barcelona. A pesar de la correcta composición del conjunto, el escultor no consiguió neutralizar un exceso de referencias alegóricas.

Padró practicó también el género del retrato, pero su principal actividad y con la cual se ganó la vida fue la imaginería religiosa. Conrado Roure, en su obra titulada Recuerdos de mi larga vida (1925), declara que Padró “era un artista en la talla de imágenes de Cristo, para cuyo objeto usaba madera de limonero, a fin de que la polilla no las destruyera” y también afirma que “en su arte el viejo Padró había cubierto holgadamente sus necesidades”.

Al morir, Padró dejó inacabado un crucifijo de madera destinado a la parroquia de San Miguel del Puerto de Barcelona.

Fue un incondicional exponente de la corriente tradicional que, sirviéndose de las fórmulas del Neoclasicismo, pervivió paralelamente al Romanticismo sin tener nada en común con dicho movimiento.

 

Obras de ~: Mercurio, 1837; Relieves alegóricos, pórticos de Xifré, Barcelona, 1837-1840; Piedad, c. 1850; Divina pastora, 1850; Alegoría de la ciudad de Barcelona, 1852; San Pedro, 1852; Crucifijo, 1858; Ángel, 1865; Crucifijo, 1876.

Bibl.: F. Elias, L’escultura catalana moderna, Barcelona, Barcino, 1928; C. Padró Llussà, “Ramon Padró i Pijoan”, en Miscellanea Barcinonensia, 45 (1976), págs. 69-70; J. Subirachs Burgaya, “Ramon Padró y Andreu Aleu, dos escultors catalans del Segle xix vinculats a la comarca del Baix Llobregat”, en Materials del Baix Llobregat, 1 (1994), págs. 54-59.

 

Judit Subirachs Burgaya