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Enrique Simonet Lombardo

Biografía

Simonet Lombardo, Enrique. Valencia, 2.II.1866 – Madrid, 20.IV.1927. Pintor.

Nacido en Valencia de padres malagueños, es considerado por buena parte de la crítica un pintor malagueño, aunque para hacer justicia, su formación y su trayectoria artística además de ser muy amplia, estuvo vinculada a varias ciudades: Valencia, Málaga, Barcelona, Madrid, París, Roma o Marruecos. Su primera vocación fue la eclesiástica, que abandonó al poco tiempo para dedicarse por entero a la pintura. Su padre era jurisconsulto y funcionario del Estado, de ahí que singularmente naciera Enrique Simonet en Valencia.

Allí fue donde ingresó en 1881 en la Escuela de Bellas Artes de San Carlos, tomando su formación artística inicial; por aquellos años comenzó a participar en exposiciones locales, consiguiendo una medalla de plata por Cuadro de flores. Tras el traslado de su padre a Málaga, permaneció en Valencia unos años, y luego volvió a Málaga continuando sus estudios con Bernardo Ferrándiz 1883-1884, del que se aprecia su influencia especialmente en su producción relativa a las escenas de género y de cierto costumbrismo, con obras como La primera misa, El tropezón en el coro” (Ayuntamiento de Málaga), etc.

Después de la muerte de Ferrándiz en 1885, Simonet se marcha a Roma en 1887, en un viaje costeado por la familia, y en 1888 consigue la deseada plaza de pensionado en Roma, concediéndosela el 9 de abril de 1889, con el nombramiento de pensionado de número por la pintura de historia, perteneciendo a la quinta promoción (1888-1892). Aprovechó la estancia en Roma para visitar otras ciudades y realizar sus ejercicios: visitó la Exposición Universal de París (1889) así como sus museos, que dieron como resultado el primero de sus ejercicios como pensionado: la representación de una autopsia por un médico conocido como ¡Y tenía corazón! (1890) (Museo de Málaga, Depósito del Museo del Prado), recibiendo una calificación honorífica, que se expuso en la Academia de San Fernando. Igualmente, realizó una estancia en Nápoles para visitar la ciudad y sus museos en 1890, del que sería su segundo envío como pensionado con la interpretación del fresco pompeyano Baco y Ariadna (Universidad Complutense, Facultad de Bellas Artes, Madrid), además de realizar pequeñas escenas de costumbres y retratos de género como La Napolitana (Diputación de Málaga) y paisajes de la bahía de Nápoles, Paisaje napolitano (Diputación de Málaga).

Por estos años también realizó un recorrido por los países del Mediterráneo oriental, con un viaje a Jerusalén para tomar apuntes del real del Valle de Josafat y de los muros del templo para su posterior obra Flevit Super Illam (Museo de Málaga, depósito del Museo del Prado), reconocida con numerosos premios: primera medalla en la Exposición Internacional de Madrid, 1892, en Chicago (1894), Barcelona (1896) y París (1900). De su estancia en Roma anterior a la beca de pensionado, viaje costeado por su padre, habría que destacar su impresionante Decapitación de San Pablo (1887) (Capilla de los Reyes, Catedral de Málaga).

Una vez finalizada la beca como pensionado en Roma, obtuvo entre 1893-1897 el cargo de corresponsal gráfico de guerra, siendo contratado por la revista La Ilustración Española y Americana para cubrir la guerra de Melilla, enviando durante tres años a esta publicación y a Blanco y Negro numerosos apuntes sobre tipos, costumbres y paisajes africanos, como la Cabeza de Moro (c. 1895, Colección Grupo Santander, Madrid). De sus numerosos viajes a Marruecos por esos años partiendo desde Málaga, son sus escenas de moros, uno de los exponentes más característicos de su pintura, la influencia del orientalismo como tantos otros pintores de su época desde Fortuny, que fue el que abrió el camino, a otros como Josep Tapiró y el propio Simonet.

Se puede decir que Enrique Simonet fue un pintor eminentemente académico, ligado al eclecticismo imperante en la época, partícipe de las exposiciones nacionales con medallas y grandes reconocimientos, aunque supo adaptarse bien a los cambios del momento, unas veces adscrito a la renovación modernista catalana como en la obra El Juicio de Paris (1904) (Museo de Málaga, Depósito de la Junta de Andalucía); otras a la renovación de la temática religiosa como en Flevit Super Illam creando una atmósfera melancólica y de tintes espirituales, y otras a encargos oficiales de carácter decorativo, como los realizados en la decoración del Palacio de Justicia de Barcelona, con Alegorías del Derecho y El sermón de la montaña (1908). Aunque su dedicación a la pintura de género, al retrato y demás pintura decorativa demuestra que fue un pintor versátil, realista, que sabía adaptarse a los cambios a través de una excelente técnica, se le puede por tanto considerar uno de los mejores pintores ligados al academicismo de la segunda mitad del siglo xix español.

De su vida profesional se puede destacar la Cátedra de Estudio de Formas de la Naturaleza y el Arte, en 1901, obtenida en la Escuela de Bellas Artes de Barcelona, ciudad donde vivió diez años y produjo algunas de sus obras más significativas, como las ya mencionadas para el Palacio de Justicia de Barcelona, o El Juicio de Paris (1904), presentado en la Exposición Nacional de ese año y por la que obtuvo la orden de comendador de Alfonso XII. En 1911 tomó Posesión de la Cátedra de Pintura Decorativa de la Escuela Especial de Pintura, Escultura y Grabado de Madrid, donde se instaló definitivamente, aunque continuó enviando obras a las exposiciones de Madrid y Málaga.

Entre 1921-1922 fue director de la residencia de El Paular en Segovia para pensionados de paisaje.

En 1924 decoró la escalera principal del Palacio de Justicia de Madrid junto a Santa María y Garnelo, con ocho Alegorías de las provincias; así como la decoración de la Iglesia de Nuestra Señora del Consuelo en Madrid. En 1894 se le nombró caballero de la Real Orden de Carlos III a propuesta del jurado de la Nacional de Bellas Artes.

 

Obras de ~: La buenaventura, s. f.; Paisaje napolitano, s. f.; La napolitana, s. f.; Retrato de señora desconocida, s. f.; Tropezón en el coro de la catedral de Málaga, 1878; La decapitación de San Pablo, 1887; Moro con espingarda, 1889; Anatomía de corazón ó ¡Y tenía corazón!, Safo, Baco y Ariadna, 1890; Flevit Super Illam, 1892; Víspera de boda, Esperando turno, Sábado, 1899; El juicio de París, 1904; Alegorías del Derecho, 1910.

 

Bibl.: M. Ossorio Bernard, Galería biográfica de artistas españoles del siglo xix, Madrid, Moreno y Rojas, 1884, pág. 645; A. Cánovas Vallejo, Apuntes para un Diccionario de pintores malagueños del siglo xix, Madrid, Antonio G. Izquierdo, 1908, págs. 82-85; F. Bermúdez Gil, “Un cuadro de Simonet”, en La Unión Ilustrada (Málaga), 19 de marzo de 1911, pág. 13; M. Cuenca López, Museo de pintores y escultores andaluces contemporáneos, La Habana, Bouza y Rambla, 1923, pág. 361; A. Beruete y Moret, Historia de la pintura española en el siglo xix: elementos nacionales y extranjeros que han influido en ella, Madrid, Blass, 1926, pág. 126; S. Lago, “In memoriam. Enrique Simonet”, en La Esfera (Madrid), 30 de abril de 1927; F. J. Palomo Díaz, “Vida y obra de Enrique Simonet y Lombardo”, en Jábega, n.º 29 (1980), pás. 50-60; Historia social de los pintores del siglo xix en Málaga, Málaga, 1985, págs. 44-45; T. Sauret Guerrero, El siglo xix en la pintura malagueña, Málaga, Universidad, 1987, págs. 748-752; Roma y el Ideal Académico. La pintura en la Academia Española de Roma 1873-1903, catálogo de exposición, Madrid, Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, 1992, págs. 144-147, 148-149 y 191; Patrimonio artístico y monumental, catálogo de exposición, Málaga, Ayuntamiento, 1990, pág. 339; M.ª C. Utande Ramiro, M. Utande Igualada, “Enrique Simonet y la corresponsalía artística en la Guerra de Melilla (1893). Con ocasión de un centenario”, en Academia, Boletín de Real Academia de San Fernando (Madrid), n.º 77 (1993), págs. 187-244; T. Sauret Guerrero, “Retrato de Señora desconocida”, “Clérigo cantando”, “La buenaventura”, “Paisaje napolitano”, en VV. AA., Colección de Arte de la Diputación de Málaga, Siglo xix, catálogo de exposición, Málaga, Área de Cultura y Educación, Diputación de Málaga, 1999, págs. 44-45, 74-75 y 112-113; L. Jiménez Fernández, “Clérigo cantando”, en VV. AA., Colección de Arte de la Diputación de Málaga, Siglo xix, catálogo de exposición, Málaga, Área de Cultura y Educación, Diputación, 1999, págs. 62-63 y 140-141; L. Caparrós Masegosa, Prerrafaelismo, Simbolismo y Decadentismo en la pintura española de fin de siglo, Granada, Universidad, 1999, págs. 625- 626; T. Sauret, “El pasado en la colección de obra plástica del patrimonio municipal”, en Pasado y presente en el patrimonio artístico municipal 1881-2001, catálogo de exposición, Málaga, Museo Municipal, Área de Cultura, Ayuntamiento, 2001, págs. 58, 62, 107; “El Museo de Bellas Artes. Su historia”, en Tradición e innovación en el Museo de Málaga (1850- 1949), catálogo de exposición, Málaga, Sala de exposiciones del Palacio Episcopal, Junta de Andalucía, Fundación Unicaja, 2004, págs. 53-55.

 

Lourdes Jiménez Fernández

 

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