Barnuevo Fernández, José de. Deza (Soria), 23.IV.1663 – El Burgo de Osma (Soria), 25.VI.1735. Benedictino (OSB), abad general y obispo de Osma.
Hijo de Francisco Yáñez de Barnuevo Acebes y Paula Fernández de Abarca, vecinos de Hinojosa del Campo y de ilustre prosapia, estudió en la Universidad de Valladolid, donde se graduó y regentó una cátedra de teología. Siendo probablemente sacerdote tomó el hábito benedictino en el monasterio riojano de Nuestra Señora de Valvanera el 8 de diciembre de 1685. Profesó al año siguiente y enseguida fue enviado al colegio de San Vicente de Salamanca como maestro de estudiantes (1697-1701). Luego pasó a la Universidad de Irache como lector de vísperas de teología (1701-1705); viajó a Francia como lector para atender personalmente la edición del breviario monástico de la Congregación de Valladolid, siendo huésped en París de la Congregación de San Mauro.
De regreso a España, fue lector de tercia de teología (1705-1709), regente de estudios (1709-1713) y abad (1713-1717) de Irache. Cuando estaba en este último cargo, se aprobaron las Constituciones de la Universidad (24 de diciembre de 1713), asistió a las Cortes de Navarra y viajó de nuevo a París. El capítulo general de 1713 le aprobó los cursos de profesor y fue nombrado maestro general; y el de 1717 le eligió elector de abadías, juez de causas de incorregibles y abad de San Martín de Madrid (1717-1721).
Fue designado abad general en el capítulo general de 1725, y bajo su presidencia se decretó la prohibición de reelección de abades, se acordó hacer una sola visita canónica cada cuatrienio y suprimir el procurador general de la Congregación en Oviedo; se trató de reducir a priorato el monasterio de Nuestra Señora del Bueso a causa de sus pocas rentas; se acordó que siempre hubiera cuatro maestros graduados por Salamanca, que todos los maestros y lectores de Irache se graduaran en aquella universidad y que se erigiera en ella una cátedra de Biblia y otra de cánones, y se atajaron algunas corruptelas. Se trató de las protestas del monasterio de Montserrat de Cataluña, porque le habían quitado la elección de su abad, reservándola para el capítulo general, como los demás monasterios; se acordó que los padres Francisco de Berganza, Martín Sarmiento y Diego Mecolaeta respondieran al escrito de doctor Juan Ferreras, en que desacreditaba los archivos de los monasterios. Envió a todos los monasterios una carta circular con algunas exhortaciones y advertencias, insistiendo sobre la prohibición de salir del monasterio sin verdadera necesidad; ordenando volver al uso de la ropa burda acostumbrada anteriormente, contra las nuevas modas introducidas, el trato respetuoso entre los monjes, etc. Visitó todos los monasterios dos veces en el cuatrienio y reunió capítulo general en Valladolid en 1729, donde dejó de ser abad general. Pero Felipe V, el 7 de junio de 1730, le presentó para obispo de Osma, siendo preconizado el 24 de julio del mismo año. Durante sus pocos años de episcopado trató de proseguir el proceso de beatificación y canonización del Venerable Palafox, cuyos escritos y actas envió a Roma en 1733. Y en el año 1734, de muy mala cosecha, repartió abundantes limosnas entre los pobres y los necesitados. Costeó los retablos de Santa María la Blanca, de Soria, la parroquial de Hinojosa del Campo y el altar mayor de su monasterio de Valvanera. Fue enterrado en la capilla mayor de la catedral de Osma y legó su rica biblioteca a su monasterio de profesión. Escribió la Vida del Venerable fray Sebastián de Villoslada, que quedó manuscrita y hoy no se halla por ninguna parte. El célebre padre Benito Feijoo, gloria de la Ilustración española que lo había tenido como maestro en Salamanca, le dedicó el primer volumen de su Theatro crítico Universal (1726), donde le elogia por su sabiduría, virtud y modestia.
Bibl.: L. Loperráez, Descripción histórica del obispado de Osma, vol. I, Madrid, 1788, págs. 562-564; E. Zaragoza, Los Generales de la Congregación de San Benito de Valladolid, vol. III, Silos, 1980, págs. 115-122; “Abadologio del monasterio de San Martín de Madrid (1594-1835)”, en Anales del Instituto de Estudios Madrileños, 25 (1988), pág. 171; “Abadologio del monasterio de Santa María la Real de Irache (958- 1839)”, en Studia monastica, 35 (1993), págs. 190-191.
Ernest Zaragoza i Pascual