Sánchez de Rueda, Teodosio. Granada, 21.I.1676 baut. – 22.III.1730. Retablista y escultor.
La vida y la obra de este maestro han sido estudiadas y analizadas por René Taylor en su obra Arquitectura Andaluza. Los hermanos Sánchez de Rueda. Nació en Granada en los primeros días del año de 1676, ya que fue bautizado el día 21 de enero en la iglesia de San Juan de los Reyes. Sus padres fueron Simón Sánchez de la Torre, oriundo de Toledo, y Josefa de Rueda Rico, natural de Granada. Seguramente su aprendizaje en el arte de la gubia lo realizó en su ciudad natal, aunque no existen datos que maticen esta opinión. En la última década del seiscientos, y sin saber a ciencia cierta por qué, abandonó junto con su hermano Jerónimo —que era mayor que él— la ciudad de la Alhambra y se fueron a vivir a Priego, en la provincia de Córdoba. La primera noticia documental que hay de su estancia en Priego es la fecha de su matrimonio, celebrado el 14 de julio de 1697 en la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción, con Inés de Molina Aguayo, con quien tendría varios hijos, dos de ellos nacidos en esta villa: Marcos y Eufrasia.
En Priego debió de conocer a Francisco Hurtado Izquierdo, quien le aconsejaría abandonar la villa e irse a vivir a Córdoba, ciudad donde se encontraba viviendo en 1700, pues en junio de este año arrendaba unas casas en la calle de la Feria. Hurtado, maestro mayor de la Catedral de Córdoba, le animaría a venir a esta ciudad y le confiaría los adornos de talla de la capilla del cardenal Salazar que estaba construyendo en la Catedral desde 1697.
Por tanto, sus comienzos en la ciudad de los Califas fueron bajo la tutela del arquitecto lucentino, independizándose después. En 1702 se obligó a realizar el retablo mayor de la parroquial de la Magdalena, conforme a un proyecto realizado por Hurtado Izquierdo.
Esta obra debió de traerle muchos sinsabores, consiguiendo incluso que la autoridad eclesiástica le encarcelase, pues paró la obra al no pagársele en los plazos establecidos, teniendo que intervenir Hurtado para su puesta en libertad. Una vez libre, siguió trabajando en la decoración de la Sacristía, y se le encargó en 1705 el retablo de Santa Teresa y los dos retablos relicario de la cripta. Posteriormente, en 1709-1710, intervino junto con otros maestros en la ejecución del sepulcro del cardenal, y finalmente en 1712 se le encargaron dos marcos de talla para los lienzos de la Inmaculada Concepción y de la Asunción, que se encuentran colocados sobre las puertas que conducen a la cripta y al tesoro, respectivamente. Al año siguiente se dedicó a terminar la talla de la bóveda de la cripta y los marcos para los cuadros que había realizado el violinista Pompeyo, así como las imágenes de los doctores de la iglesia sobre sus repisas.
Teodosio Sánchez llegó a tener gran fama en la ciudad, de tal manera que muchos de los retablos que se realizaron en Córdoba en los primeros años del setecientos fueron obra suya. Durante el primer decenio de su producción mantuvo una cierta relación con Hurtado Izquierdo, hasta el punto de que los retablos que trazó el maestro están realizados por él; tal ocurre con el retablo del Cristo del Punto (1703) en la Catedral cordobesa y el retablo de Santa Bárbara en la iglesia conventual de San Pablo. Esta obra fue concertada el 24 de julio de 1712 y por ella cobraría 3000 reales; había de hacerla “según y en la forma de una planta que esta cofradía entregó al dicho don Teodosio”. Lamentablemente no se conserva.
Algunos años después, en 1713, Juan Fernández de Pineda traspasó a Jerónimo y Teodosio Sánchez el retablo mayor de la iglesia parroquial de Belalcázar, que había concertado el 7 de enero, haciendo constar que existía traza de la obra y que las columnas serían salomónicas, todo ello por 21.400 reales. Esta obra no se ha conservado e incluso se desconoce si llegó a ejecutarse. Al año siguiente, el 27 de julio, concertó hacer el retablo y la cúpula de la capilla de San Acacio en la Catedral cordobesa. En el contrato aparece Pedro de Cobaleda, maestro dorador, como principal fiador; ello hace pensar que todo el proyecto es obra de Teodosio, logrando una de las más valientes obras que se realizaron en Córdoba. En ella emplea el estípite como único soporte del retablo y cubre la mediana naranja y las pechinas con carnosas yeserías.
En agosto de 1715, Teodosio Sánchez de Rueda, junto con otros maestros cordobeses, Juan Prieto y Antonio Hurtado, firmaron una carta de poder solicitando se les concediese estar libres de los repartimientos de alcabalas como se le había otorgado a Jorge Mejías.
A comienzos de 1718 ajustó, con la cofradía de Nuestra Señora del Socorro, hacer un retablo para su ermita. El dibujo y planta del retablo habían sidos publicados para que los distintos maestros que trabajaban en la ciudad hicieran posturas y bajas sobre él; entre los artistas que intervinieron en la oferta estaba Juan del Río, pero la obra le fue otorgada a Teodosio Sánchez de Rueda al ser más ventajosa su propuesta. Debía cobrar por ella 7700 reales y tenía que hacerla en todo ajustada al dibujo y con las condiciones que se estipulaban en el contrato. Por estos años debió de realizar el retablo de San Damián en un lateral de la capilla del Sagrario de la iglesia de la Compañía; no existe documentación que verifique esta atribución, pero las analogías con el retablo de la capilla catedralicia de San Acacio hacen pensar en él como autor, características que también se observan en el retablo de la capilla del Evangelio de la iglesia de los Trinitarios Calzados.
En septiembre de 1720 se comprometió a realizar el retablo mayor del Convento de San Pedro el Real por cuya realización cobraría 33.000 reales de vellón; encargo de gran importancia puesto que contrató hacerlo conforme a la traza hecha por él. No es su obra más lograda pese a que introduce algunas novedades, pero se aparta del gran salto que había dado en el retablo catedralicio, donde emplea estípites muy estructurados, como único soporte. La intervención en esta gran pieza acrecienta su fama e hizo que los padres de la Compañía de Jesús contratasen con él el retablo mayor de la iglesia del Colegio de Santa Catalina. Teodosio Sánchez se comprometió a realizarlo por una importante cantidad de dinero, ya que cobraría 44.000 reales de vellón. Esta obra, a excepción del templete, luce tal y como fue tallada, ya que se conserva en madera en blanco, sin dorar. También realizaría para los jesuitas los retablos laterales del crucero, bajo las advocaciones de Nuestra Señora del Pilar y del Perpetuo Socorro. Mientras trabajaba en estas obras le encargaron el retablo de la capilla de San Ambrosio en la Catedral cordobesa (1723) y el retablo mayor del hospital de San Bartolomé de las Bubas (1725), obra que hoy se puede admirar en el Hospital de San Sebastián.
Entre los retablos que hizo para la Compañía de Jesús y el Triunfo que levantó para conmemorar la canonización de san Luis Gonzaga y san Estanislao Kostka, están los retablos de la Cartuja del Paular. É stos plantean la hipótesis de quién fue realmente el autor de la traza. Taylor se inclina a pensar que el autor de la traza debió de ser Hurtado, pues cuando Teodosio llegó al Paular, en 1726, debía de estar ya pergeñado el proyecto que se había de ejecutar. Realmente en el Paular existen una serie de dudas que en ocasiones hacen pensar en Hurtado y, en otras, en Teodosio, pero no se debe olvidar que a ellos se une Tomás Jerónimo de Pedrajas, yerno de Sánchez de Rueda e importante platero y tracista.
La última obra que se conoce de este maestro es el Triunfo que en el año 1728 erigió en el crucero de la iglesia de la Compañía de Córdoba. No se conserva, pero existe el libro publicado por Pedro Clemente Valdés, Anphiteatro Sagrado, donde figura una descripción del monumento conmemorativo de la canonización de san Luis Gonzaga y san Estanislao Kostka, grandiosa máquina barroca de arquitectura efímera.
En 1729 anuló el contrato de arrendamiento de su casa en Córdoba, al que siguió la liquidación de su taller. Al año siguiente se encontraba viviendo en Granada, donde murió el 22 de marzo de 1730.
La formación del particular estilo de Sánchez de Rueda responde al ambiente estético en que se desarrolló. Los primeros años pasados junto al famoso arquitecto lucentino pesarían enormemente sobre su estética resultando, a veces, muy difícil deslindar si la obra es de Hurtado o del propio Sánchez de Rueda. Teodosio Sánchez tuvo un papel muy destacado en la producción retablística cordobesa; desde su llegada en 1700 copó los grandes encargos que se ejecutaron en Córdoba durante el primer cuarto del siglo. En su haber figuran retablos de muy diversas tipologías, desde los de proporciones más bien reducidas, compuestos de un solo cuerpo y remate, hasta las grandes máquinas que ocupan todo el testero del presbiterio, concebidas con un cuerpo gigantesco y un ático. Sus retablos apean sobre un amplio basamento formado por un zócalo de mármol y un banco en el que descuellan primordialmente las grandes ménsulas sobre las que se elevan los ejes compositivos del conjunto; el espacio central se reserva al sagrario, mientras que los laterales suelen ocuparse por paneles de talla, a excepción del retablo de San Francisco, que emplea puertas de servicio de altar. El cuerpo de la máquina va estructurado en tres calles por medio de cuatro grandes columnas salomónicas o estípites y rematada por una gran cornisa muy moldurada —una excepción es el retablo de San Francisco, ideado como un cascarón o “bolsura”—. La disposición de las entrecalles es variada, conforme al mayor o menor desarrollo vertical concedido al cuerpo principal y de acuerdo con la condiciones contractuales. Indistintamente utiliza recuadros para lienzos u hornacinas para imágenes. El ático también se estructura con cajas para esculturas, que vienen así a formar el remate de las entrecalles o con registros para pinturas.
Obras de ~: Retablo Cristo del Punto, Catedral, Córdoba, 1703; Decoración floral, retablos y marcos, capilla de Santa Teresa, Catedral, Córdoba, 1703-1712; Retablo y decoración, capilla de San Acacio, Catedral, Córdoba, 1714; Retablo mayor, ermita de Nuestra Señora del Socorro, Córdoba, 1718; Retablo mayor, iglesia del Convento de San Pedro el Real, Córdoba, 1720; Retablo mayor, Colegio de Santa Catalina, Córdoba, 1721; Retablo, capilla de San Ambrosio, Catedral, Córdoba, 1723; Retablo mayor, Hospital de San Bartolomé de las Bubas (hoy en el Hospital de San Sebastián), Córdoba, 1725.
Bibl.: A. Gallego y Burín, El Barroco granadino, Granada, Universidad, 1956; J. Valverde Madrid, Ensayo socio-histórico de retablistas cordobeses del siglo xviii, Córdoba, Monte de Piedad y Caja de Ahorros de Córdoba, 1974; R. Taylor, Arquitectura Andaluza. Los hermanos Sánchez de Rueda, Salamanca, Ediciones Universidad, 1978; M. A. Ortí Belmonte, Córdoba monumental artística e histórica, Córdoba, Diputación Provincial, 1980; M.ª Á. Raya Raya, El retablo en Córdoba durante los siglos xvii y xviii, Córdoba, Monte de Piedad y Caja de Ahorros, 1980; El retablo barroco cordobés, Córdoba, Monte de Piedad y Caja de Ahorros, 1987.
María de los Ángeles Raya Raya