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Santiago Cecilio Ontañón Fernández

Biografía

Ontañón Fernández, Santiago Cecilio. Santander (Cantabria), 22.XI.1903 – Madrid, 27.VIII.1989. Escenógrafo y pintor.

Santiago Cecilio Ontañón Fernández fue el único varón en una familia de seis hermanas. Sus padres hubieran deseado que Santiago se hiciera químico, pero su idea fue dedicarse al mundo del arte. Por este motivo, decidido a ser pintor, se dirigió con su hermana Belina y su madre en 1920 a París. Al llegar se instaló en Montparnasse y frecuentó los famosos cafés La Rotonde, Le Dôme, La Closerie des Lilas, etc. París le deslumbró. Para él fue “una boda sin novios, pero con infinitos amantes: la gente más loca, más inteligente y más maravillosa de la tierra”.

Enseguida conoció a Picasso y a Juan Gris, relacionándose con Manuel Ángeles Ortiz, Togores, Fabián, y César Vallejo, entre otros. El escritor peruano Ventura García Calderón le presentó a Tolmer, uno de los editores de mayor prestigio en Francia. Con Tolmer se formó Ontañón en la línea del dibujo moderno. Desde París envió también ilustraciones para revistas españolas como La Esfera, Nuevo Mundo, etc.

Pero la vida de Ontañón cambió en el momento en que se atrevió a realizar su primera escenografía para el bailarín ruso Boris Kinniasef. A partir de ahora, aunque siguió pintando, su trabajo fue el de escenógrafo, trabajo que no abandonó hasta prácticamente su muerte.

En 1927 regresó Ontañón a Madrid para cumplir su servicio militar. Pronto se puso en contacto con Regino Sainz de la Maza, Esplandiú, Luis Lacasa, José María Dorronsoro, Romaní y Tono, que habían sido amigos suyos en París. Debido a la fama que traía Ontañón como escenógrafo de París, poco tiempo después de llegar, el Teatro Lírico Nacional le encargó los decorados de Las golondrinas y La revoltosa; después vendría Usted tiene ojos de mujer fatal de Jardiel Poncela y Lorca, a quien le unió, a partir de ahora, una profunda amistad.

Con la Segunda República surgirá “La Barraca”, en la que Ontañón colaboró junto a su amigo Federico. Fue el encargado de realizar los decorados y figurines de La cueva de Salamanca, estrenada en 1932 en Burgo de Osma y La tierra de Alvar González, de Antonio Machado —estrenada en Madrid en 1933—, que fue una de las obras más populares de “La Barraca”.

El 8 de marzo de 1933 se estrenó Bodas de sangre con escenografía de Ontañón y Fontanals. Y ese mismo año se estrenó Amor de D. Perlimplín con Belisa en su jardín. El estreno se produjo el 5 de abril en el Teatro Español. En esta ocasión Ontañón no sólo fue el encargado de la escenografía, sino que él mismo asumió el papel protagonista de D. Perlimplín.

Durante la República, como hará a partir de ahora a lo largo de su vida, compaginó su labor en el teatro con el mundo del cine, aunque ya había participado en 1930 como actor en la película El embrujo de Sevilla.

En 1934 hizo los decorados y actuó en La traviesa molinera, dirigida por Harry d’Abbadie d’Arrast. Al año siguiente, 1935, se lanzó Ontañón a la aventura de dirigir la película Los claveles, cuyo argumento estaba basado en la zarzuela homónima.

Su capacidad creativa durante el período de la República fue muy importante, alternando su trabajo en el mundo del teatro, con la realización de figurines, y con su labor como ilustrador. Fue colaborador gráfico en diversas revistas, como La Esfera, Ddooss, La Gaceta Literaria, Hélix, Mediodía, Parábola y Revista de Occidente.

El estallido de la Guerra Civil comprometió a Ontañón con la causa republicana, firmando en 1936 el Manifiesto de la Alianza de Escritores Antifascistas en Defensa de la Cultura. Durante los años de la Guerra Civil colaboró con María Teresa León en las Guerrillas del Teatro (para las que escribió y representó El Bulo y El Saboteador) y realizó escenografías para el Teatro de la Zarzuela. Destaca su trabajo en Numancia, de Cervantes, en adaptación de Rafael Alberti.

Colaboró en la revista El Mono Azul y dirigió el largometraje Caín, premiado en el concurso Literatura de Guerra, film que no llegó a finalizar y que fue destruido.

En 1939 consiguió asilo con otros dieciséis compañeros más en la Embajada de Chile en Madrid, donde permanecieron por espacio de año y medio, hasta que en octubre de 1940 partió para el exilio en tierras hispanoamericanas. Durante su permanencia en la Embajada colaboró con artículos y dibujos en el periódico El Cometa y en la revista Luna. Ésta era una revista, según palabras del propio Ontañón, al estilo de Revista de Occidente, de la que existen treinta únicos números, pulcramente mecanografiados. Está ilustrada exclusivamente por Santiago Ontañón. La Editorial Edaf realizó en el año 2000 una edición de la revista que se acompaña de un interesante estudio introductorio a cargo de su editor, Jesucristo Riquelme.

A su llegada a Santiago de Chile se reencontró con Margarita Xirgu, a la que consiguió animar para que volviera al teatro y a partir de ese momento se convirtió en el principal escenógrafo de los montajes de la actriz catalana, con la que representó obras de Lorca y Alberti —entre otros autores— por Argentina, Chile, Uruguay y Perú. La primera obra que representó la Escuela, con Margarita Xirgu como directora, fue El enfermo imaginario de Molière. Después vinieron La zapatera prodigiosa, Bodas de sangre, Yerma o Doña Rosita la soltera, todas con escenografías de Ontañón.

En 1943 Margarita Xirgu firmó un contrato como directora general del Instituto Auditorio de Montevideo (Uruguay), y a partir de este año comenzó el periplo de la compañía por tierras hispanoamericanas.

Entre las obras representadas —todas con escenografías de Ontañón— destacan las siguientes: Numancia (en versión de Alberti), Alto Alegre, El matrimonio, El gran teatro del mundo, El enfermo imaginario, El ladrón de niños y Mariana Pineda.

El 8 de junio de 1944 estrenaban en el Teatro Avenida de Buenos Aires El Adefesio, obra escrita especialmente por Alberti para Margarita Xirgu. Después vinieron los decorados de La malquerida, La dama del Alba, La corona de espinas y La casa de Bernarda Alba, entre otras. Entre 1946 y 1948 Xirgu y Ontañón realizaron una gran gira por Argentina, Uruguay y Chile con obras de Lorca, Tennessee Williams y Joan Morgan, junto a otras clásicas y modernas españolas.

En 1946 le ofrecieron la Cátedra de Escenografía en la Universidad de San Marcos de Lima y la dirección artística de la Compañía del Teatro Nacional, motivo por el que abandonó su trabajo como escenógrafo de Margarita Xirgu y permaneció durante un tiempo en Perú; allí realizó dos exposiciones como pintor y escribió dos obras de teatro, perdidas actualmente.

En 1955 regresó a España, donde permaneció hasta su muerte. Compaginó su trabajo de escenógrafo teatral (entre las obras para las que realizó la escenografía se pueden citar: Rapto, 1960; El capitán veneno, 1963; Gravemente peligrosa, 1966; Representando a Karin, 1969; Lecciones de cama para políticos, 1978; Sólo me desnudo delante del gato, escrita y dirigida por Juan José Alonso Millán, estrenada el 24 de abril de 1981 en el Teatro Príncipe, que fue, casi con toda seguridad, su última escenografía para el mundo del teatro) con el del mundo del cine, donde realizó decorados y un importante número de papeles como actor secundario de reparto, por ejemplo, en El verdugo de Berlanga.

 

Obras de ~: Naturaleza muerta (Adán y Eva), 1927; Anfistora, 1927-1930; Autorretrato, 1930-1935; Inés Puyó, 1940- 1950; Retrato de Nana Bell, 1940-1950; Antonio Romera, 1940-1950; Rodríguez Arias, 1940-1950; Retrato de Fulgencio Díez Pastor, 1960-1970; Boceto para el Telón de Ensueño. Danza Fantástica, 1960-1970; Boceto para la Suite de danzas de El sombrero de tres picos, 1960-1970.

Escritos: con J. M. Moreiro, Unos pocos amigos verdaderos, Madrid, Fundación Banco Exterior de España, 1988; “Anfistora”, en Luna, n.º 1 (2000), “Diálogo de madres”, en Luna, n.º 2; “Las cuatro estaciones. Guión para un ballet”, en Luna, n.º 3; “Notas de lectura”, en Luna, n.º 5; “¡Idiota! (cuento)”, en Luna, n.º 6; “Notas de lectura”, en Luna, n.º 8; “La ilusión ahogada (cuento)”, en Luna, n.º 9; “Conferencia sobre la canción montañesa”, en Luna, n.º 11; “Ellas”, en Luna, n.º 12; “Conferencia sobre la canción montañesa (final)”, en Luna, n.º 12; “El perro”, en Luna, n.º 13; “Admiraciones de segunda clase”, en Luna, n.º 14; “La montaña rusa del amor”, en Luna, n.º 15; “Si tú supieras (guión para un film)”, en Luna, n.º 17; “Semilla a la poesía”, en Luna, n.º 18; “Vicente Salas Viu”, en Luna, n.º 19; “Conocimiento y despedida de Alfonso XIII”, en Luna, n.º 21; “Notas de lectura”, en Luna, n.º 22; “Recuerdos estúpidos”, en Luna, n.º 24; “La conversión (cuento)”, en Luna, n.º 25; “El león (cuento)”, en Luna, n.º 28; “Elvira (Acto de un drama)”, en Luna, n.º 30.

 

Bibl.: E. López Sobrado, “Santiago Ontañón, un escenógrafo en el exilio”, en Historias de Cantabria (Santander), n.º 2 (1992), págs. 127-155; “Santiago Ontañón y Rafael Alberti, una amistad imparable”, en Pluma y Pincel (Santander), n.º 7 (2000), págs. 12-14; J. Riquelme, “Chile y España en el corazón. Memoria consciente”, en Luna. Primera revista cultural del exilio en España (1930-1940), Madrid, Editorial Edaf, 2000, págs. 3-60; E. López Sobrado, “Santiago Ontañón, el escenógrafo de Lorca en el exilio”, en El exilio literario de 1939 (actas del Congreso Plural “Sesenta años después”), Logroño, Universidad de La Rioja, 2001, págs. 183-193; “Santiago Ontañón”, en VV. AA., Romera y su tiempo, Santiago de Chile, Centro Cultural de España en Santiago de Chile, 2001, págs. 79-115; “Santiago Ontañón y Luna, la primera revista del exilio”, en VV. AA., Sesenta años después. El exilio republicano en Cantabria (actas de Congreso plural “Sesenta años después”), Santander, UNED Cantabria, 2001, págs. 207-218; “Santiago Ontañón, escenógrafo”, en La revista de Cantabria, n.º 103 (abril-junio de 2001), págs. 21-25; “Las películas perdidas de Santiago Ontañón y los cineastas cántabros”, en J. R. Saiz Viadero (ed.), Los primeros rodajes cinematográficos en España, Santander, Consejería de Cultura, Turismo y Deporte, 2005; E. López Sobrado, El Quijote visto por tres ilustradores cántabros: las visiones de Abín, Ontañón y Quintanilla, “Viñetas de ayer y hoy”, nº 7, Santander, 2005; Las pasiones de Santiago Ontañón, Burgos, Editorial Gran Vía, 2007; M. Aznar Soler y J. R. López García (eds.), Diccionario biobibliográfico de los escritores, editoriales y revistas del exilio republicano de 1939, vol. 3, Sevilla, Renacimiento, 2016, págs. 459-460.

 

Esther López Sobrado

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