Micieces, Tomás. El Mayor. Villaescusa de Ecla (Palencia), 22.XII.1624 – Madrid, 1667. Maestro de capilla y compositor.
Gracias a un artículo que Lothar Siemens publicó en Anuario Musical en 1975, se pudo conocer nuevos aspectos de la biografía de este compositor palentino. A través del expediente de pureza de sangre que el hijo de este compositor (Tomás Micieces el Menor, o Tomás Micieces II, como prefiere denominarlo el propio Siemens) presentó en la Catedral de El Burgo de Osma (Soria) en septiembre de 1685, se conocen algunos detalles sobre su origen: sus padres eran Alonso Pies y María Micieces, y fue bautizado en Villaescusa de Ecla el 22 de diciembre de 1624. Siempre hizo uso de su apellido materno, rechazando el del padre, ya que “no sonaba tan bien”. En fecha no precisada, su hermano mayor, el licenciado Pies, lo condujo a la Catedral de Palencia con el fin de que ingresara como “infantejo de coro de la santa iglesia”, donde a la sazón ejercía el magisterio de capilla Cristóbal de Isla. Según Luis Antonio González Marín, dicho maestro acostumbraba examinar a los candidatos haciéndoles entonar una canción típica de su pueblo, a fin de que los capitulares pudiesen escoger a los de mejor voz. Cuando contaba veintiún años y siendo uno de los mejores alumnos de Isla, se le otorgó el 14 de mayo de 1646 una capellanía en el coro y se le permitió sustituir al maestro cuando éste no estuviera presente, y a llevar “parte de músico en las fiestas, con declaración que hallándose el maestro se ha de dar una parte de las dos que lleva, y que se le vista por cuenta de los niños por esta vez”.
Recomendado por Isla, fue nombrado maestro de la Catedral de León el 19 de septiembre de 1646, noticia ante la que el cabildo palentino “mostró muy particular gusto en que se le haya ofrecido tan aventajada comodidad y acordó darle licencia y 1000 reales para irse”. En octubre de 1646 asumió el magisterio, solicitando al mismo tiempo un beneficio para ordenarse. En su condición de maestro de la Catedral de León, el cabildo de Sigüenza (Guadalajara) le solicitó que enviara algunos villancicos, lo cual en opinión de González Marín “no debe entenderse como uno de los habituales intercambios de material entre maestros de capilla, sino como una prueba del prestigio del compositor”.
Durante su mandato leonés, atravesó momentos difíciles desde el punto de vista económico, especialmente por lo que se refiere a la manutención de los infantillos.
El 20 de julio de 1650 solicitó licencia al cabildo leonés para tomar parte en las oposiciones al cargo de maestro de la Catedral de Toledo: allí tuvo como oponentes teniendo como contrincante a Bernardo del Río, maestro de Astorga y después de la Seo de Zaragoza. Las pruebas tuvieron lugar en septiembre, resultando vencedor Tomás Micieces; el 16 de septiembre de 1650 fue elegido nuevo maestro de la catedral primada de España, pero al mismo tiempo que tomaba posesión en Toledo, Micieces se vio en la obligación de saldar deudas contraídas con el cabildo leonés a causa de antiguos préstamos y por abandonar León antes de lo previsto. Tomó posesión de la plaza en Toledo el 22 de noviembre de 1650, ingresando a la vez en la cofradía de San Acacia, la cual agrupaba a todos los músicos de la capilla toledana. Ya desde 1650 se certificaron pagos de 6.000 maravedís al maestro por la composición de los villancicos de Navidad (4.000 maravedís por el trabajo de composición y 2.000 por el gasto de imprimir los textos), que se repitieron en años sucesivos (1654-1661). Sin embargo, su situación económica no acabó mejorando, por lo que se vio en la necesidad de pedir un préstamo en 1655, solicitud que fue aceptada. El 4 de diciembre 1655 nació su hijo Tomás, que se convertiría asimismo en un relevante compositor, conocido como Tomás Micieces el Menor para diferenciarlo de su padre; debido a su estado sacerdotal, debió ocultar su paternidad e hizo pasar a su hijo como sobrino.
Junto a dos racioneros, Micieces fue encarcelado en la prisión arzobispal el 9 de julio de 1659, debido a las disputas entre el maestro y algunos cantores y ministriles de la capilla, durante las cuales Micieces pronunció palabras subidas de tono que provocaron su encarcelamiento. La causa de tales querellas era la utilización de obras de Micieces en actuaciones extracatedralicias sin la autorización expresa del maestro de capilla, “no sacándolos de sus originales y cantándolas a menos voces, con que se desacreditaban sus obras”. El cabildo intervino en la discusión para prohibir las actuaciones de los músicos de la capilla fuera de la catedral “si no sea yendo toda la capilla junta y en fama con su maestro de capilla, como se usaba en lo antiguo”.
La difícil situación familiar y económica por la que estaba atravesando, unido a las dificultades con los músicos catedralicios, motivaron su traslado al Monasterio de las Descalzas de Madrid, puesto de gran consideración y que ofrecía mejores condiciones económicas.
En consecuencia, se despidió del cabildo toledano el 19 de julio de 1662. En el monasterio madrileño permaneció en activo hasta su muerte, acaecida en Madrid en torno a los primeros meses de 1667.
Tomás Micieces el Mayor gozó de una merecida fama, gracias a la cual pudo ejercer algunos de los puestos más renombrados e influyentes en la España musical de su tiempo. Su prestigio pervivió incluso después de su fallecimiento. Le cupo el honor de haber creado una notable escuela de discípulos, pues además de su propio hijo, educó a compositores que, como Matías Durango, Miguel de Irízar, Pedro de Ardanaz o Alonso Xuárez, desempeñaron un relevante papel en la historia de la música española.
Por lo que se refiere a las principales fuentes de su obra musical, la mayor parte de su producción se conserva en el archivo de la Catedral de Salamanca, debido a que su hijo las había heredado y las llevó consigo cuando ejerció el cargo de maestro de capilla y catedrático de la Universidad salmantina. Sin embargo, es necesaria una profunda investigación para determinar qué obras pertenecen al padre o al hijo, “salvo en el caso de piezas fechadas entre los años 1650 y 1660, que, por la extrema juventud de Micieces hijo, deben atribuirse al padre, o en el de algunas composiciones que traen como nombre de autor ‘Micieces el Menor’, que se consideran pertenecientes al hijo”, tal como afirma González Marín. No se ha efectuado aún la catalogación de las obras de Tomás Micieces el Mayor o Tomás Micieces I.
Bibl.: J. J. Maier, Die Musikalischen Handschriften der K. Hof-und Staatsbibliothek in Muenchen, München, Libraria Regia Palmiana, 1879; J. López-Calo, “Corresponsales de Miguel de Irízar (II)”, en Anuario Musical, XX (1965), págs. 209-233; L. Siemens, “La Seo de Zaragoza, destacada escuela de órgano en el siglo XVII. 2”, en Anuario Musical, XXIII (1968), págs. 129-156; “Datos sobre el nacimiento y muerte de Miguel Gómez Camargo”, en Anuario Musical, XXVI (1972), págs. 113-117; “El maestro de capilla palentino Tomás Micieces I (1624-1667): su vida, su obra y sus discípulos”, en Anuario Musical, XXX (1975), págs. 67-96; P. Calahorra Martínez, La música en Zaragoza en los siglos XVI y XVII, vol. 1, Zaragoza, Institución Fernando el Católico, 1977; D. García Fraile, Catálogo archivo de música de la Catedral de Salamanca, Cuenca, Instituto de Música Religiosa de la Diputación Provincial, 1981; A. Martín Moreno, Historia de la música española. 4. Siglo xviii, Madrid, Alianza, 1985; J. Goñi Gaztambide, La capilla musical de la Catedral de Pamplona en el siglo XVII, Pamplona, Capilla de Música de la Catedral, 1986; J. López-Calo, Documentario musical de la Catedral de Segovia, vol. 1, Santiago de Compostela, U. Santiago, 1990; L. A. González Marín, “Micieces el Mayor, Tomás”, en E. Casares Rodicio (dir. y coord.), Diccionario de la Música Española e Hispanoamericana, vol. VII, Madrid, Sociedad General de Autores y Editores, 2001.
Paulino Capdepón Verdú
