Ducete, Juan. El Mozo. Toro (Zamora), 1549 – V.1613. Escultor.
Nacido del matrimonio formado por el también escultor Juan Ducete, el Viejo, y Beatriz Díez, su formación se produjo en la casa paterna, donde aprendió las labores propias del ensamblaje y la escultura.
Formado en el arte de Juan de Juni, su interés por la escultura derivada de Gaspar Becerra lo convirtió en el principal representante del romanismo en el foco escultórico toresano de finales del siglo XVI. Llamado a desempeñar un papel destacado en el panorama artístico del último renacimiento castellano, sus limitados recursos, la aparición de su sobrino Sebastián Ducete y los recurrentes problemas monetarios se lo impidieron.
Casado dos veces, no engendró heredero que pudiera seguir su senda como escultor. Murió en mayo de 1613 tras haber casado a su hija legítima y destinar a otra ilegítima a un cenobio toresano.
Su obra es muy desigual. Sus enormes carencias se hacen evidentes en el retablo de Santa Clara de Toro (1581), pero se atenúan en lo ejecutado desde 1584 con destino al retablo mayor de San Juan de Morales del Vino (Zamora), algunas de cuyas imágenes, como el san Antonio Abad de la actual parroquial, transmiten una enorme fuerza expresiva.
Asociado a su sobrino Sebastián Ducete en 1595, realizó el Cristo y el san Juan del Calvario de Pinilla de Toro (Zamora), al tiempo que Sebastián se encargaba de la Dolorosa. El conjunto permite comparar los diferentes estilos de ambos escultores. Juan se muestra como un juniano mediatizado por el conocimiento del romanismo escultórico, mientras que Sebastián es fiel al pathos del maestro francés.
Más destacada es su serie de “Cristos yacentes”. Antecedentes cercanos de los vallisoletanos de Gregorio Fernández, la rigidez de su anatomía está muy lejos del concepto del desnudo masculino expresado por el gallego. Los dos más relevantes se guardan en la parroquia de la Trinidad de Toro (1588) y en el convento de Santa María la Real de Medina del Campo (c. 1595).
En la primera década del siglo XVII, Juan Ducete abandona su ciudad natal llamado por los testamentarios del inquisidor Valdés, que pretendían fabricar los retablos de la colegiata de Salas y de la capilla de la Universidad de Oviedo. El encargo, para el que todavía no se ha encontrado una justificación convincente, supuso la recuperación económica del escultor que había sufrido una fuerte quiebra económica a mediados de la década de 1580. El retablo de Salas —el de la universidad fue destruido casi por entero durante la Revolución de Octubre— mantiene la preponderancia de la escultura sobre la arquitectura, de manera que las imágenes llenan los tableros de las calles laterales y los plintos de los órdenes. El resultado es una farragosa y abigarrada máquina donde las esculturas adolecen de la falta de espíritu y vigor presentes en otras obras del artista.
A finales de 1612, Ducete regresa a Toro, donde redacta testamento el 18 de mayo del año siguiente, muriendo pocos días después.
Obras de ~: Retablo de Santa Clara, Toro, 1582; Cristo yacente de la Trinidad, Toro, 1588; Cristo de Pinilla, Toro, 1595; Retablo, Colegiata de Salas, 1603-1606.
Bibl.: J. R. Nieto González, “La huella de Juni en el escultor Sebastián de Ucete”, en Boletín del Seminario de Arte y Arqueología (BSAA), XLIII (1977), págs. 445-452; J. Navarro Talegón, Catálogo Monumental de Toro y su alfoz, Zamora, Caja Provincial de Ahorros de Zamora, 1980; J. González Santos, “El taller de Toro en Asturias (Obras y documentos del escultor Juan Ducete Díez)”, en BSAA, LV (1989), págs. 411-430; Los comienzos de la escultura naturalista en Asturias (1575-1625), Asturias, Principado de Asturias, Consejería de Cultura, 1996; L. Vasallo Toranzo, “Sebastián Ducete y Esteban de Rueda. Escultores entre el Manierismo y el Barroco”, en Anuario del Instituto de Estudios Zamoranos Florián de Ocampo, n.º 21 (2004), págs. 119-140.
Luis Vasallo Toranzo